El autor señala que la evolución en el tratarrúento de la tuberculosis pulmonar croníficada ha sido influida especialmente por la quimioterapia antituberculosa moderna y un mayor dorrúnio de las técnicas quinírgicas. Han quedado en segundo terrrúno las toracoplastias, siendo las resecciones atípicas la indicación princeps de la tuberculosis cronificada.
originales
Hospital de Enfermedades del T6rax
Monte San Isidro. Le6n.
(Dir.: M. Santos de Cossio).
TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS
PULMONAR CRONIFICADA.
INDICACIONES QUIRURGICAS
M. Santos de Cossio*
Introducción
Sería prolijo citar los numerosos
trabajos aparecidos en relación con
la Cirugía pulmonar. Ha sido procedimiento
tan decisivo en la cura del
tuberculoso crónico, que se puede decir
no existe Centro dedicado al tratamiento
de estos pacientes que no
haya expuesto con toda la certeza y
autoridad las venta~as de este medio
curativo. Son Alix · '· ', Manresa•· ',
Martínez-Bordiú6
·
7
, Sagaz"· 9
, Sánchez
Conejero'º, Sastre"· 12, Serrano" y otros
muchos los que han matizado diversos
aspectos de la Cirugía pulmonar,
especialmente las Toracoplastias y las
Resecciones Pulmonares.
Nosotros el año 1943 publicamos
el trabajo titulado «Toracoplastias» 14
y en 194 7 «Síndromes postoperatorios
de los enfermos operados de Toracoplastias
»" que completamos con
otro «Aportación al tema Indicaciones
de la Toracoplastia»'6 que se desarrolló
en el Congreso - Panamericano
de Tuberculosis celebrado en la
Paz (Bolivia) en abril de 1964. Otras
aportaciones nuestras se han dedica-
. do a las resecciones pulmonares como
las llevadas a efecto en el Congreso
Internacional de Bronquios celebrado
en Madrid en los años 50
donde matizábamos el tipo de sutura
bronquial que empleamos en nuestro
operados y la Reunión efectuada en
Las Palmas de Gran Canaria en junio
de 1972, sobre la utilidad de las extirpaciones
limitadas pulmonares, en
una mesa de trabajo.
Evolución de los conceptos
Al observar con la perspectiva del
tiempo como van cambiando las indicaciones
y procedimientos, nos encontramos:
En la década de los años 40 dominan
los trata mientos por el neumotórax
intrap/eural, que no consideramos
quirúrgico, pero que por el abuso
de sus indicaciones y el desarrollo
de técnicas complementarias (sección
de adherencias, neumoperitoneo,
etc.) dieron lugar a muchas complicaciones
lo que motiva que lentamente
se fuera desarrollando la toracop/
astia que ya había entrado en el
arsenal terapeútico en los años 30;
adquiere así un papel destacado esta
forma de actuación sobre lesiones altas
cronificadas, a poder ser limitadas
y retráctiles y procurando no pasar
de seis o siete costillas en la demolición
costal. Al encontrarnos con
lesiones en las zonas medias y algunas
en regiones parahiliares, se establece
al final de esta década los neumotórax
extrapleurales que aunque habían
sido ya aplicados anteriormente,
se puede decir que hasta no poder
disponer de Ja penicilina y de la estreptomicina,
resultaban casi prohibitivos
por las complicaciones infecciosas
que se producían en las cámaras
creadas; es procedimiento que resulta
útil en muchos casos, pero con
secuelas importantes.
En la década de los 50 se producen
varios hechos: Se dispone de
más estreptomicina, se descubre la
hidracida y se aplica el PAS, estableciéndose
el tratamiento ternario de la
tuberculosis. Con ello muchas de las
indicaciones del neumotórax intrapleural
se desvanecen pues las lesiones
iniciales y moderadas regresan o
en su defecto se estabilizan pero con
la pérdida de la integridad pleural,
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 10. NUM. 3, 1974
siendo la época del predominio de
las toracoplastias, que se van afinando
para hacerlas más selectivas con colapsos
armónicos por medio de las
apicolisis. Sus complicaciones: las infecciones
del seroma, pared costal e
incluso las de tipo bronquial las vamos
dominando con los antibióticos
de nueva aparición. Todavía se llevan
a efecto neumotórax extrapleurales,
aunque va decayendo esta terapéutica
por aparecer en nuestro país
otra forma de tratamiento, la resección
pulmonar: esto no hubiera sido
posible si no hubiéramos ya dispuesto
además de varios antibióticos de
amplio aspectro, de las nuevas técnicas
de anestesia por intubación.
Nuestra primera resección se llevó a
efecto en el Sanatorio de Boñar en el
año 1954 (lobectomía inferior izquierda)
cuya técnica la aprendimos en la
Universidad de Utrech (Holanda) del
Profesor Nuboer y del Dr. Klikemberg.
En la década del 60 al 70 se puede
decir que abandonamos el neumo extrapleural,
seguimos con las toracoplastias
pero en menor número y en
cambio adquieren un papel destacado
las resecciones pulmonares. ¿A
qué es debido esto?, varias causas influyen
en ello, pero esencialmente se
deben a dos: las terapéuticas medicamentosas
específicas se enriquecen
especialmente con el Ethambutol y la
Rifampicina, y el buscar por todos
los medios que el paciente tuberculoso
quede con las menores secuelas
posibles para volverle a la Sociedad
en perfectas condiciones. Ya preocupa
que no existan deformidades del
tórax, que la función diagragmática
sea correcta y que las secuelas pleurales
sean mínimas.
Llegamos así al principio de esta
década del 70, donde la toracoplastia
prácticamente está desapareciendo,
incluso con técnicas muy selectivas
como la de ,Bjork, procurando no pasar
de cinco costillas como máximo
y dejando la primera costilla, pues
se puede decir que solamente la empleamos
como complementaria y de
apoyo en los casos que necesitamos
ocluir algún espacio pleural residual.
Queda por lo tanto como dueña de la
terapéutica quirúrgica la resección pulmonar,
que es el procedimíento más
lógico y natural para la cura de la tuberculosis
pulmonar cronificada, en
los casos en que el tratamiento médico
no logre la cicatrización o la regresión
del proceso. Todavía hay cirujanos
que defienden la toracoplastia
de tres o cuatro costillas para pequeñas
lesiones ulceradas superiores
y más si existen siembras diseminadas
o algún componente bronquial
de drenaje sobreañadido.
La resección con las nuevas terapéuticas
resuelven los casos persistentes.
Efectivamente, la resección
se hace más limitada y sobre lesiones
estabilizadas mediante los medicamentos
a nuestra disposición las
complicaciones se han limítado por
varias razones: a) la perfección de las
técnicas en cuña que ahorra toda la
superficie respiratoria posible; b) el
buen juego de los tubos de drenaje,
función importante para el logro de
una expansión pulmonar correcta,
evitando atelectasias y espacios pleurales
residuales y e) la delicadeza de
la técnica operatoria, sutura bronquial
efectiva, protección de costillas
y de pleuras y bordes diafragmáticos
en los casos de despegamíentos laboriosos,
logro de expansiones adecuadas
del parénquima mediante la
intervención del anestesista experimentado.
A todo ello hay que añadir, si
queremos evitar secuelas de impor -
tancia, la observación y rehabilitación
del paciente intervenido, durante
bastante tiempo y en el mismo
Centro; no es aconsejable la pauta
que ~xiste hoy día de enviar prontamente
el recién operado a casa en
curas ambulatorias, pues las consecuencias
las vemos frecuentemente,
al tener que asistirlos de una serie de
secuelas en muchas ocasiones importantes.
La cicatriz operatoria no se
limita solamente a la piel, están
también los músculos, aponeurosis,
la función de la escápula, el movimiento
costal y diafragmático y en
fin el juego pulmonar sobre la pleura
costal, que exige controlar la motilidad
y el tono ·muscular, el desplazamiento
diafragmático, la vigilancia
de posibles seromas tardíos y una
serie de medidas de rehabilitación
que llevan su tiempo y matización
adecuada. Actuando de esta forma
los resultados serán brillantes y la
recuperación del enfermo buena.
Casuística
Se basa en la conseguida en 342
enfermos operados de toracoplastia,
de 286 resecciones de todo tipo, 21
de corticaciones, 81 neúmotórax extrapleurales
y alguna cavernostomía,
todas ellas llevadas a efecto durante
más de 30 años que llevamos asistiendo
enfermos tuberculosos en Centros
Hospitalarios. Las frenicectomias
no llegaron a una docena los «Monaldis
» se elevaron a unos 25 casos.
Otras técnicas más o menos complicadas
lo fueron de forma aislada que
no se pueden tener en cuenta en el
momento actual.
Nuestra actuación operatoria sobre
734 enfermos tuberculosos, se realizó
en dos Centros hospitalarios: El Sanatorio
de Boñar hasta el año 1960
inclusive y desde 1961 en el llamado
«Monte San Isidro» de León de nueva
construcción y con otros medios
donde su ambiente de acción es tambien
diferente; por ello analizamos
los casos en forma separada.
En el cuadro siguiente se encuentran
resumidas las grandes operaciones
efectuadas en 303 enfermos asistidos
en el Sanatorio de Boñar:
N eumectomías . . . . . . 3
Resecciones pulmonares . 40
Neumotórax extrapleurales 62
Toracoplastias 198
Total . . . . . . 303
durante este período se trataron unos
2.300 enfermos tuberculosos, lo que
hace que el número de intervenciones
sea aproximadamente de un 13 % de
los asistidos. Predominan las toracoplastias
de forma manifiesta, se hicieron
bastantes neumotórax extrapleurales
y ya operamos 43 casos de resecciones
pulmonares que iniciamos con
una lobectomía inferior izquierda en
el año 1954.
Los resultados logrados fueron bastante
buenos, si tenemos en cuenta que
se trataba de un Sanatorio de 100 camas,
donde el enfermo hospitalizado
presentaba lesiones avanzadas que
exigían gran preparación y cuidados
minuciosos:
Curaciones
No curados
Mortalidad
82 %
14 %
4%
La mortalidad queda algo enmas
·carada por los 62 neumotórax extrapleurales
reseñados, que no tienen
prácticamente fallecimiento, pero a
pesar de ello y el estar contabilizados
los acaecidos dentro del mes operatorio,
hace que sea bajo el número
de muertos, o que acaso se deba a
que exigíamos una buena estabilización
del proceso y los preparábamos,
ya entonces, con ejercicios apropiados
para conseguir una recuperación
y un post-operatorio correcto.
En el Hospital «Monte San Isidro»
de León fueron operados 43 1 tuberculosos,
sobre unos 3 1-00 enfermos
crónicos asistidos hasta diciembre del
pasado año 1973, que viene a ser un
14 % aproximadamente:
Resecciones pulmonares 2 12
Neumectomías 31
Toracoplastias . . . . . . 144
Decorticaciones 2 r
Neumotórax extrapleurales 19
Cavemostomías 4
Total 431
ya se destacan las resecciones pulmonares
que sobrepasan más de la
mitad de los enfermos intervenidos.
Ello se debe a que durante este tiempohan
ido disminuyendo los colapsos
pulmonares, pues la perfección de las
técnicas de resección, especialmente
en cuña, han permitido con la protección
de las nuevas medicaciones
poder sentar la indicación en muchos
enfermos con lesiones limitadas,
donde se alcanza fácilmente una curación
efectiva y sin secuelas.
Resultados conseguidos:
Curaciones
No curados
Mortalidad
85 %
12 %
3 %
son mejores los resultados logrados
y lo que es interesante se consideran
más firmes, por haber eliminado el
trozo pulmonar enfermo. La mortalidad
es muy baja, lo que se debe a
que también se encuentra algo enmascarada
con los neumos extra
pleurales y las decorticaciones efectuadas,
pero de todas formas hemos
tenido grupos de años sin un fallecimiento
en los operados.
Si desarrollamos este conjunto de
431 operados, con arreglo al tipo de
intervención y agrupamos en cifras
bianuales, excepto el último que corresponde
a un trienio, apreciamos:
61·62 63-64
Neurnect. 8 5
Segmente. 2 17
Lobecto. 21 27
Toracoplas. 40 28
Ernp. decort. o 2
Cavernost. o o
Neurnt. extrp. 7 9
Torcot. dec. o 1
Totales 78 89
el primer bienio predominan las toracoplastias,
que en los años sucesivos
van declinando y en cambio se
hacen dominantes las resecciones.
Desaparecen los neumotórax extrapleurales
a partir del año 1965 y desde
el año 1969 comienzan a dismi-
M. SANTOS DE COSSIO. - TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS PULMONAR
CRONIFICADA. INDICACIONES QUIRURGICAS
Hospital de enfermedades del tórax M onte San Isidro
León
Total de curados
Curaciones clínicas
Curaciones quirúrgicas
.,,,,
e: o ·¡¡
:";'
..u,,,
ºz·
Años 1961 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73
Fi.g. 1. Resultados obtenidos en Cirugía de Tuberculosis
pulmonar.
nuir todo tipo de intervenciones, pue
su zenit se halla en el bienio 1965-66;
se debe a que los tratamíentos médi
·COs van resolviendo muchos casos
que anteriormente necesitaban operación.
Discusión
Lo primero a valorar es cuando el
tratamiento médico debe ser apoyado
por la acción quirúrgica: cuando
aquél no logre una curación sólida y
en todos los casos que la acción terapéutica
médica no resulte decisiva.
Cada caso es diferente, pero si en un
65-66 67-68 69-70 71-72-73 Total
5 3 4 6 31
43 21 8 24 115
20 13 4 12 97
37 22 9 8 144
3 3 5 3 16
o 1 2 1 4
3 o o o 19
o o 2 2 5
111 63 34 56 431
plazo de 6 a 8 meses no se logra una
regresión razonable con el tratamiento
medicamentoso, debemos pensar
en la solución quirúrgica.
Si nosotros estudiamos las curaciones
habidas en el Hospital de Enfermedades
del Tórax «Monte San Isidro
», desde su puesta en funcionamiento
en enero de 1961 hasta finale
de 1973, apreciamos: que las curaciones
alcanzadas van siendo de año en
año más nw11erosas y que en las primeras
fases la acción quirúrgica es
tan manifiesta que en 1964 sobrepasa
los enfermos curados por este medio
a los conseguidos por procedimientos
médicos exclusivos, pero a
partir de 1966 aumentan los resultados
de la acción médica y van descendiendo
paulatinamente el procedimiento
quirúrgico (figura 1 ).
Ello se debe a la introducción de
nuevos medicamentos que consideramos
decisivos en su actuación sobre
el bacilo tuberculoso, pues el tipo
de enfermos que asistimos sigue siendo
el crónico, muchos seniles, con lesiones
extensas de dificil solución;
acaso en los tres últimos años nos va
llegando enfermos tuberculosos más
recientes, motivado por la facilidad
en sus ingresos y el haberse perdido
el miedo a estos Centros que consideraban
antes como dedicados solamente
a la recogida de pacientes
fímicos sin posible curación.
Hemos comprobado en los años de
tratamiento de tuberculosis pulmonares
crónicas que con el tratamiento
temario (estreptomicina, hidracida y
PAS), bien aplicado, en dosis convenientes,
de forma persistente y con el
complemento de otros llamados de segunda
línea (cicloserina, kanamicina,
viocina, ethionamida, etc.) se pueden
alcanzar un 30 a un 35 % de resultados
buenos, quedando de estos crónicos
un 25 % aproximadamente de
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 10. NUM. 3, 1974
imposible solución; existir alrededor
de un 40 % de la población ingresada
donde se podría poner en juego
alguna acción quirúrgica de utilidad.
Al introducirse el ethambutol en
1966, apreciamos que ciertas lesiones
extensas se dominaban, sobre
todo los brotes y las siembras, lo que
permite una mejor respuesta orgánica
y con ello nuestra población
hospitalaria se beneficia en alrededor
de un 50 % de los casos; esto lo basamos
en los resultados conseguidos
en varios centenares de enfermos tratados
con este medicamento, lo que
lleva consigo como es natural a que
el margen de los operados disminuye
en gran parte. Al aplicar la Rifampicina
apreciamos, la regresión
de muchas tuberculosis estensas, el
dominio de las formas bronquialesatelectásicas
tan graves y de difícil
estabilización con las terapéuticas anteriores
y lo que es más interesante
la negativa pronta del esputo y el
acortamiento del tiempo de los tratamientos
por su manifiesta efectividad;
se puede decir que el margen d
beneficio llega a un 6 5 % de los asistidos
y como siguen existiendo todavía
un 2 5 % de forma de solución no
posible, hace que en la actualidad el
tratamiento quirúrgico quede _muy
limitado y en trance de desaparecer
de nuestros medios terapeúticos.
Por otra parte la acción quirúrgica
es tan segura, que toda lesión tuberculosa
que aparezca estacionaria y
sobre todo si es ulcerativa, aunque
tenga los caracteres de detergida, debe
ser eliminada incluso en enfermos
de edades algo avanzadas, pues los
resultados conseguidos suelen ser decisivos:
es la resección pulmonar limitada
a la porción lesional la que
soluciona el problema y evita las recaídas
con el complemento a veces
de la toracoplastia de apoyo en los
casos que la expansión pulmonar no
sea la adecuada. Asimismo las lesiones
sólidas y más si presentan algún
grado de evolución o bien bajo el
punto de vista diagnóstico, deben ser
extirpadas sin más demora.
Otro punto a matizar es el de las
neumectomías por tuberculosis pulmonar
crónica policavitaria en un pulmón
destruido y más si va acompañado
de enfisema o fibrosis manifiesta
del mismo. LLevamos efectuadas
34 y algunas de ellas los resultados
inmediatos han sido buenos,
pero posteriormente las consecuencia
no han sido tan brillantes. Los espacios
pleurales se infectan con facilidad,
a veces con fístulas bronquiales
y en otros de tipo cutáneo torácico,
pues ante una infección de cualquier
clase, angina, bronquial o general
orgánica, hay que dominar el
componente infeccioso rápidamente
si no queremos que el seroma pleural
se infecte con las consecuencias
de suma gravedad que lleva consigo
esta complicación; exige a veces extraciones
del pus y las mutilaciones
amplias de tórax por toracoplastias
demolitivas que hoy día no son permisibles.
Esto ocurre especialmente
las neumectomias derechas, pues
además hacia este lado el mediastino
se desplaza mal, con torsiones cardíacas
y de los grandes vasos que afecta
extraordinariamente la función circulatoria
y determinarían distensión
excesiva del otro pulmón. En cambio
la extirpación del pulmón izquierdo
es más llevadera para el enfermo,
pues el espacio pleural se cubre mejo
y la acción de desviación del mediastino
es menos nociva y más tolerable.
Por ello últimamente apenas hacemos
neumectomias del lado derecho,
aunque se traten de pulmones
destruidos, pues eremos que con la
combinación de los diversos medicamentos
disponibles se pueden conseguir
estabilizaciones del proceso, sin
contagio del esputo o muy atenuado,
que permiten una mejor vida al enfermo,
tanto individual como socialmente.
Por el contrario las 21 extirpaciones
totales del pulmón izquierdo
que hemos llevado a efecto, nos
ha permitido observar a través de
los años, que la tolerancia ha sido
buena, las infecciones sobreañadidas
raras y dominables y en general el
colapso complementario no fue necesario.
Otro de los aspectos que necesita
nuestra consideración es el tipo lesional.
Pequeñas tuberculosis localizadas
en cualquier parte del pulmón,
son tributarias de las resección limitada,
aunque sea múltiple e incluso bilateral.
Es frecuente el proceso caseoso-
ulcerativo localizado en los segmentos
ápice-posteriores del lóbulo
superior, fácilmente resecables en
cuña e incluso afectando al segmento
seis que también se elimina en el
mismo tiempo; son más delicadas
las resecciones en cuña a nivel de la
língula o las correspondientes al lóbulo
medio, pues con facilidad se
producen atelectasias en el resto del
lóbulo, si hace una sututa armónica
de la superficie cruenta y se evita así
la torsión de los bronquios fuentes.
Muchas veces el despegamiento a
nivel de la cúpula se hace con dificultad,
pero éllo no excluye .el sentar
la indicación, pues incluso si parte de
la cavidad engloba la pared costal se
puede resecar o esterilizar por electrocoagulación;
como pasa también
con algunas ulceraciones que saltan
las cisuras y no profundizan en los
restantes lóbulos. Es preciso por consiguiente,
que cuando sentemos una
indicación lo hagamos pensando que
tenemos que ahorrar todo el parénquima
funcional posible y por otra
parte no dejar restos de lóbulos sin
posibilidad de la expansión parenquimatosa
adecuada.
Las lobectomías van siendo en menor
número, pensando que los procesos
ulcerativos desaparecen con los
tratamientos modernos y si no lo
consiguen por lo menos limitan su
extensión, los estabilizan y permiten
su resección en cuña sin ninguna dificultad;
a pesar de ello hay casos
con paredes fibrosas y limitados por
las cisuras que exigen la extirpación
reglada de todo el lóbulo. En general
corresponden al lóbulo superior, aunque
también hemos tenido que extirpar
el medio y en otros casos el inferior
derecho o el izquierdo; tenemos
algunos de bilobectomía del lóbulo
medio e inferior derechos con buena
expansión del lóbulo superior restante
que cubrió todo el ámbito torácico
derecho; hay que tener en cuenta al
sentar las indicaciones, que es más
fácil llenar un espacio pleural basal
por la acción de la gravedad que el
conseguirlo a nivel del vértice, donde
a veces nos exigen una plastia de
apoyo complementaria para solucionar
el problema. Con las nuevas medicaciones
las ulceraciones extensas
de un lóbulo cada día son menos
frecuentes y la indicación de la lobectomía
se va sustituyendo por técnicas
más limitadas y selectivas.
Es preciso analizar el componente
bronquial, antes de indicar una resección.
Con los nuevos medicamentos
van desapareciendo de nuestros ambientes
los procesos bronquiales específicos
con participación paren- -
quimatosa amplia; eran temíbles sobre
todo aquellos casos úlcero-atelectásicos
de las bases, especialmente
del lado izquierdo donde la terapéutica
ternaria clásica apenas lograba
dominarlos. Contraindicaba todo tipo
de resección y las secuelas en los
casos de neumos extrapleurales que
se aplicaron algunas veces, eran en
general extensas y que estaban justificadas
anteriormente por no tener
entonces a nuestro alcance otros medios
más apropiados. Hoy día con
terapéuticas bien llevadas y la aplicación
tópica del medicamento idóneo
al través del broncoscopio, previa
aspiración de las secrecciones resultan
de gran utilidad y así lo hemos
apreciado con la acción directa
del ethambutol y de la rifampicina
en más de 50 enfermos de este tipo.
Cuando se sienta la indicación de
una resección, debemos contar con
que el germen tuberculoso tenga poca
actividad y a poder ser que sea negativo
el esputo. Ello se puede apreciar
valorando la clase del esputo, estado
del paciente, signos clínicos, número
repetido de bacilos, cultivos,
y el poder disponer de medicamentos
que le puedan dominar en su actividad
y propagación; ello motiva que
en muchos casos se alcance una curación
parenquimatosa, pero en otras
no llega a obtenerse un cierre cavitario
en las cond iciones debidas. No se
debe nunca dejar de estudiar las infecciones
asociadas, pues el saber el
germen o gérmenes que predominan
en el árbol respiratorio faci lita mucho
la labor médica y evita una serie de
complicaciones postoperatorias; toda
sonda, pues, secreción, esputos, frotis,
etcétera se deben sembrar diariamente
y tener antibiograma por lo menos
de aquellos que consideremos más
peligrosos.
La preparación del enfermo con
ejercicios apropiados es de gran valor,
pues si le hacemos comprender bien
como debe respirar, la importancia
que tiene un buen desplazamiento de
los diafragmas, la función de la tos
y modo de conseguirla sin hacerla
violenta para que sea útil, nos permitirá
ampliar las indicaciones a pacientes
de edades más avanzadas. Es
de gran interés la cooperación psíquica
del enfermo, que se logra de la
relación con otros operados y de hacerles
ver el tipo y motivo de operación
que planteamos; nunca llevamos
a la mesa de operaciones a
pacientes recién ingresados pues este
tipo de intervenciones no suele ser
urgentes. Como es natural no se puede
sentar una indicación operatoria
sin el estudio de la función pulmonar,
que debemos ampliar con las
tomas de presiones a nivel de la arteria
pulmonar y corazón venoso; así
lo estamos haciendo últimamente
cuando sentamos la indicación de
una resección amplia, especialmente
si pensamos en una neumectomía.
Teniendo en cuenta todo Jo que
llevamos sei'lalado hasta aquí, se puede
decir que la resección será el tipo
de operación a efectuar en el 80 % de
los casos, pues la toracoplastia queda
relegada a ocluir ciertos espacios pleurales,
bien debidos a la mala ·expansión
pulmonar y también a infeccio-
M. SANTOS DE COSSIO. - TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS PULMONAR
CRONIFICADA. INDICACIONES QUIRURGICAS
nes específicas o sobreañadidas de
cualquier otra calse. Ello está motivado
porque de entrada es muy difífil
a veces el saber si la expansión
pulmonar será la adecuada, pero nuestra
experiencia nos dice que si actuamos
con buena técnica y evitamos las
infecciones, se logra prácticamente
una recuperación pulmonar correcta
y más si hacemos la extirpación exclusiva
del parénquima lesiona!, que
los tratamientos medicamentosos modernos
si no los cura, los deja muy
limitados y reducidos. De todas formas,
en nuestros ambientes, por tener
que tratar a tuberculosos con fibrosis
pulmonares de tipo profesional (silocosis),
se nos impone a veces el tener
que hacer alguna toracoplastia limitada
y selectiva, cuando quedan ulceraciones
superiores estabilizadas con
cierta retracción, sin conglomerados
gruesos fibrosos, que su resección nos
llevaría a una toracoplastia posterior
por mala expansión pulmonar; es
preferible en estos casos el hacer de
entrada la toracoplastia y si no resuelve
el problema efectuar después
la extirpación lesiona! por debajo del
regenerado perióstico.
Por lo tanto si en años anteriores
sentábamos la indicación de la
toracoplastia en muchos enfermos
crónicos, con ulceraciones tuberculosas
superiores, hoy día los hacemos
solamente en estos casos de
fibrosis acompañante más o menos
generalizada, donde el compromiso
pulmonar se encuentra muy limizado
en su expansión o con enfisema discreto
sobreañadido. Todo lo que sean
grandes ulceraciones con bloques fibrosos
y parénquima restante comprometido,
bilateral o unilateralmente,
es mejor abstenerse, pues hoy día
se pueden inactivar este tipo de enfermos
con el tratamiento médico
apropiado. De los 342 enfermos que
llevamos catalogados como operados
de toracoplastias pertenecen al último
trienio solamente ocho casos, de los
cuales tres corresponden a toracoplastias
post-resección y los otros cinco a
enfermos donde el componente fibro
·so parenquimatoso hacía posible una
casi segura falta de la expansión pulmonar
adecuada.
Las cavernostomías han sido empleadas
en muy pocos casos, pero con
resultados muy buenos. Centramos la
indicación en las grandes ulceraciones
crónicas, con lesiones bilaterales
o también donde el componente
funcional respiratorio es deficiente.
Son enfermos con lesiones de muchos
años, en estado tóxico, con disnea
intensa, componente bronquial apreciable
e inestabilidad lesiona!, donde
los brotes y a veces las hemoptisis han
sido frecuentes; se pueden así alca nzar
curas donde menos se esperan
conseguirlas, pues abierto y puesto en
plano el sistema cavitario, las curas
tópicas medicamentosas con el control
debido a los gérmenes, van limpiando
toda la superficie necrótica
hasta dejarla en condicones para su
cierre y colapso toracoplástico selectivo;
en uno de nuestros casos se despegó
posteriormente el resto del pulmón
por mala sinequia pleural y
aunque el despegamiento llegó al diafragma,
se pudo dominar el cuadro
de insuficiencia aguda respiratoria,
recuperar el enfermo, hacerlo negativo
y ponerle en camino de lograr la
curación.
Las decorticaciones las hemos efectuado
en casos de mala expansión
pulmonar debidas a ncumos espontáneos
y en los acorazamientos pulmonares
por sinequia pleural extensa,
donde los enfe rmos acusan fatiga
y las pruebas funcionales respiratorias
y las pruebas funcionales
son deficientes. Es operación laboriosa
y de gran cuidado pero de manifiesta
utilidad, obteniéndose expansiones
pulmonares a veces de mayor
amplitud de lo programado y con
buena recuperación de la función
respiratoria, incluso en lo raros casos
donde el desplegamiento pulmonar
conseguido no fue muy extenso. En
las formas agudas pleurales purulentas
persistentes, hacemos también toracotomía,
extirpamos el foco causante,
decorticamos lo mejor posible
sin olvidar el juego de las cisuras y
ponemos entonces las sondas, evolucionando
después rápidamente hacia
la expansión pulmonar y recuperación
excelente del enfermo, si af1adimos
prontamente rehabilitación resrespiratoria.
Se necesita un buen control
del componente infeccioso.
En toda indicación quirúrgica,
hay que tener en cuenta el ambiente
social y la educación del enfermo. Si precisa
trabajar, con medios económicos
escasos y falta de cuidados familiares,
no es posible dejarle en plan ambulatorio,
pues al no alcanzar una cura
efectiva, la recaída es segura y de ello
están llenos nuestros hospitales; es
mejor sentar Ja necesidad de la extirpación
lesiona! pulmonar y resolver
de una vez el problema. Bien es verdad
que ello motiva algunas veces
que sin justificación apreciable, el
que busquen alguna inutilidad y la
logren en muchos casos. Las edades
extremas limitan mucho las indicaciones
operatorias: en los jóvenes no
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 10. NUM. 3, 1974
son permisibles las grandes resecciones
ni mucho menos las toracoplastias
amplias, pues las perspectivas a
«posteriori» no son muy abuenas ante
una neumectomía o deformidad del
tórax manifiesta; menos mal que los
tratamientos medicamentosos resuelven
la mayor parte de estos casos o
por lo menos los limitan, permitiendo
así la resección efectiva con grandes
resultados. En sujetos mayores de
los 60 años, es mejor abstenerse y
tan sólo nosotros en algunos casos
con cavidades circunscritas, estabilizadas
pero con persistencia de la positividad
en el esputo, hemos sentado
la indicación y resuelto el problema.
Resumen
El poder disponer de mejores medicamentos
antituberculosos hace que
el complemento operativo vaya desapareciendo
de nuestro arsenal terapéutico.
Bien es verdad que las técnicas
quirúrgicas son cada dia más seguras
y efectivas, lo que permite ampliarlas
a cierto número de tuberculosos crónicos
de edades avanzadas o también
pacientes jóvenes donde el acantonamiento
lesiona} facilita su extirpación
sin secuelas apreciables.
Todo lo que represente grandes
demoliciones costales o extirpaciones
pulmonares extensas deben ser excluidas,
pues la terapéutica medicamentosa
específica permite llevar al
enfermo una vida individual y social
en mejores condiciones. Las neumectomias
del lado derecho y las toracoplastias
que sobrepasan las cuatro o
todo lo más las cinco constillas tienen
que ser desechadas, pues hoy
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Es la resección, limitada a la porción
lesiona! persistente la que resuelve
el problema del fallo medicamentoso;
en la actualidad no llega
ni a un l O % de los tuberculosos asistidos
los que se benefician de este
método operatorio. Las toracoplastias
quedan dirigidas para el tratamiento
de las secuelas pleurales limitadas y
acaso en algún caso especial se puedan
indicar para la cura de procesos
cavitarios altos. donde el parénquima
restante tiene comprometida su función
de expansión y relleno.
Las cavernostomías, son útiles en
ciertos enfermos de lesiones múltiples
intrincadas y donde además la
estabilización del proceso es dudosa.
Las toracotornías con decorticación
son precisas en todas las infecciones
pleuro-pulmonares donde la expansión
y la función pulmonar se encuentren
comprometidas.
Hoy dia las secuelas operatorias
tienen que ser mínimas, lo que exige
una rehabilitación apropiada del enfermo
y un estudio de la indicación
quirúrgica que permita resolver el
problema de forma decisiva.
Summary
TREATMENT OF CHRONIC PULMONARY
TUBERCULOSIS. SURGICAL INDICATIONS
The fact that better anti-tubercular
medicines are now available is causing
the operative treatment to disappear
from our therapy. lt is true that
surgical techniques are safer and
more effective each day, this allows
us to use them on a certain number of
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I
chronic tubercular patients of advanced
years and also on young patients
where the limits of the lesions facilitate
the extirpation without notable
sequels.
Everythings which requires removal
of large a reas of ribs or pulmonary
material must be excluded since specific
medication allows the patient
to lead a personal and social life
under much more acceptable conditions.
Pneumectomy of the right side
and thoracoplasty which exceed four,
or ar the most five ribs must be rejected
since nowadays they are considered
unnecessary.
When drugs fail then resection is
used in the limited portion of the
persistent lesion, but actually the
number of tubercular patients who
undergo this treatment does not even
rea ch 10%. Thoracoplasties are directed
for the treatment of limited
pleural sequels and can, in sorne
special cases, be indicated to cure
high cavitory processes where the
expansion and filling function of the
remaining parenchyrna is endangered.
Cavernostomics are useful in
certain patients suffering from intricate
multiple lesions and where there
is also sorne doubt as to the stabilization
of the process. Thoracotomy
together with decortication are necessary
in ali pleuropulmonary infections
where the pulmonary expansion
and function are endangered.
At the present time, operation sequelae
should be minimal an end
which requires rehabilitation appropriate
to the patient and a study of
the surgical indication which allows
a decisive solution of the problern.
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