Se presenta el primer caso de manifestación pulmonar de la espondiloartritis anquilosante en la literatura española. Se hace una revisión etiológica y bibliográfica sobre esta poco frecuente manífestación visceral.
originales
Sanatorio-Clínica de Ntra. Sra. de la
Merced (Dir.: Dr. G. Manresa
Formosa) Barcelona. Escuela Profesional
de Reumatología. Servicio de
Reumatología. Hospital Clínico. Facultad
de Medicina de Barcelona.
CAVIDADES PULMONARES Y ESPONDILOARTRITIS
ANQUILOPOYETICA (EA)
F. Manresa Presas, J.A. Lopez Muñoz, J.Mª Bofül Brosa,
G. Manresa Formosa, J. Rotés Querol, J. Granados Durán y J. del Olmo Bru.
Introducción
El interés de los neumólogos por
la EA se ha dirigido particularmente
hacia la repercusión mecánica ventilatoria
de la anquilosis costovertebral.
Los resultados indican que esta
enfermedad determina a veces precozmente
una insuficiencia ventilatoria
restrictiva: disminución de la
capacidad vital y de la capacidad
pulmonar total. La compliance del
sistema toracopulmonar está reducida
a expensas del componente torácico.
Es característica la gran movilidad
diafragmática «Vicariante» que
mantiene una ventilación adecuada
a pesar de la rigidez parietal torácica'
· z. i . •. ' · 6 .
Estos estudios funcionales han
desviado la atención a otras manifestaciones
respiratorias de la EA. Ya en
1945, Rotés QueroP señalaba la posible
relación entre la tuberculosis pulmonar
y la EA. Posteriormente en
1949, Hamilton8 insinúa que la alta
frecuencia de tuberculosis en la EA
es consecuencia probablemente de
una escasa precisión en el estudio
bacteriológico y radiológico de los
enfermos con EA.
La frecuencia de la localización
tisular pulmonar de la EA es analizada
por Cruickshanck, citado por
Jessamine9
, quien no encuentra lesiones
especiales en el estudio necrópsico
de 420 enfermos con EA.
Posteriormente Zorab' encuentra lesiones
inespecíficas en el estudio de
53 espondiloartríticos de frecuencia
comparable a la de los grupos controles
(bronquitis crónicas, pleuresías,
neumonías etc.). Estos resultados han
permitido sacar conclusiones como
en 1968, Verghaeghe'º: « ... el silencio
de la literatura médica acerca de
las lesiones pleuropulmonares en la
EA es legítimo ... ».
No obstante en el último decenio
y a medida que se estudian mejor
las lesiones pulmonares se demuestra
que los espondiloartríticos presentan
unas lesiones apicales no tuberculosas,
de expresión clinicoradiológica
y curso característicos,
cuya histología demuestra que se
trata de manifestaciones de la enfermedad
hasta el punto que Davies"
en 1971 señala : « ... actualmente
está bien establecido que en la EA
el pulmón se halla afecto con relativa
frecuencia como expresión visceral de
la enfermedad ... ».
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 10. NUM. 3, 1974
Presentamos un caso que creemos
ilustrativo a este respecto.
Observación clínica
R.R. varón de 66 años, fumador, trabajador
durante 3 5 años en la fabricación de
mosaico sin estar expuesto a agentes fisicoqulmicos
perjudiciales. Es enviado al Servicio
de Neumología del Sanatorio-Clínica de Ntra.
Sra. de la Merced para diagnóstico de unas cavidades
pulmonares apicales de larga evolución.
La anamnesis respiratoria señala: Historia
de bronquitis crónica desde los 40 años de
edad depenruente de su tabaquismo con brotes
broncorreicos agudos intercurrentes. En 1944:
bronconeumonía. En 1964 con motivo de un
sindrome de impregnación tóxica se Je practica
una radiografía de tórax ( fig. l ) y es ruagnosticado
de tuberculosis pulmonar. Es tratado
con estreptomicina, PAS e hidracidas; por intolerancia
rugestiva abandona el PAS manteniendo
tratamiento doble largo tiempo. En
1966 sufre hemoptisis por lo que se modifica
el tratamiento añadiendo diferentes drogas:
etionarnida, etambutol. En los controles sucesivos
no se aprecia mejoría alguna de las
imágenes pulmonares (figs. l, 2 y 3) aunque
clínicamente no hay repercusión alguna. Se
añaden nuevos fármacos: cicloserina, rifampicina
para controlar su enfermedad. La persistencia
de las imagenes pulmonares y su
crecimiento progresivo obligan a una reconsideración
ruagnóstica por lo que es ingresado
el rua 4 de julio de 1974.
La anamnesis por aparatos depara: A los
18 años, sufre dolores en la región dorsolum-
Fig. 1. Radiografía de tórax en el momento del
dia9nóstico de tuberculosis pulmonar en 1963.
lnjlitración pulmonar apical izquierda con r~tracción
del hilio indicando un componente fibrót1co. Hay
ulceraciones en su seno.
bar, nalga e ingle izquierdas, el dolor es de
neto predominio nocturno y se acompaña de
marcada rigidez matinal que desaparece
en el curso del día. Tiene una ligera dificultad
a calzarse, lo que sugiere una afectación
de las caderas, pero puede cruzar bien las
piernas. A partir de esta edad siguió presentando
largos períodos de dolor y rigidez en
estas localizaciones, cada vez más intensos
intercalados con períodos sin dolor.
A los 22 años, en el servicio militar recuerda
que tenía ruficultad para flexionar el
tronco. Unos años después el dolor se desplaza
a la región dorsal, interescapular, le despertaba
de madrugada y se exacerbaba al toser o
estornudar. A los 42 años aparece dolor
cervical con establecimiento progresivo de una
gran limitación de la movilidad. A los s l años
y durante seis meses sufre dolores condroestemales
a la inspiración.
A partir de los 60 años no ha sufrido más
dolores quedando sólo la limitación de la
movilidad de toda la columna vertebral.
No hay afectación subjetiva de otras arti·
culaciones. No iritis ni dermatosis.
En 1 954 es diagnosticado radíológicamente
de ulcus gástrico.
En el momento del ingreso el enfermo se
encuentra en buen estado general y refiere
tos con expectoración purulenta abundante.
Estatura 142 cm, hábito asténico. Pulso con
extrasistoles frecuentes y una frecuencia de
96 por minuto. T.A. 120/75.
La exploración de aparato respiratorio
depara: palpación y percusión normales. A la
auscultación del tórax se aprecian discretos
estertores crepitantes en ambas bases. La
movilidad ruafragmática por percusión alcanza
4 cm y la excursión torácica máxima es de
2 cm. La auscultación cardiaca muestra que
no hay ruidos añadidos y existe extrasistolia.
A la exploración del aparato locomotor
destacan: Cifosis dorsolumbar, a gran aréo,
armónica, sin lordosis de compensación y con
una flecha de 11,S cm. La anquilosis lumbar
y dorsal es total. La anquilosis cervical es muy
avanzada (movilidad cervical: Fl 7,5 cm;
Ext l S cm; Rotaciones 5°/30°; lnil. laterales
0/0).
Existe también una limitación de la abducción
del hombro derecho a 90° indolora
y de los movimientos de las caderas que no
obstante conservan una flexión de 100° a
ambos lados. No hay dolor a la presión ni a
los movimientos exploratorios en ninguna
parte del aparato locomotor. En las manos se
observa una ligera pero evidente acropaquía.
La radiografía de tórax muestra la existencia
de dos grandes cavidades en ambos ápex
especialmente en el lado izquierdo (fig. 3)
como se comprueba en las tomografias (fig. 4).
La radiografia de la pelvis (fig. S) muestra una
fusión de las sacroiliacas y la columna salomónica
típicas 9,e Ja EA.
Como datos biológicos de interés: Hematíes
5.480.000, JOS % de hemoglobina Leucocitos
5.200 con: un cayado, dos eosinófilos,
67 segmentados, 30 linfocitos. La VSG elevada
a 78. Proteínas, urea, glicemia, funcionalismo
hepático normales. Serología reumática negativa.
Mantoux 1: 1.000 negativo. Baciloscopia
para bacilo de Koch repetidamente negativa
en esputo y lavado bronquial (técnica de
Fourestier). Antígeno HLA 27 positivo. Precipitinas
séricas para Aspergillus fumigatus
positivas.
Broncoscopia normal.
Epicrisis: Se trata de un enfermo
de 66 años que desde los 18 ha desarrollado
una EA lumbar que unos
años después afecta la región dorsal y
a los 42 años la región cervical. A los
5 l produce manifestaciones en pared
torácica con limitación de su movilidad.
A partir de los 60 años no presenta
dolor y persiste una desaparición casi
total de la movilidad vertebral. A los
54 años presenta una hemoptisis y se
descubre una infiltración pulmonar
siendo diagnosticado de tuberculosis
pulmonar. Correctamente tratado
con tuberculostáticos las lesiones
pulmonares se cavitan en el curso
de 10 años.
Discusión
1. Etiología
El diagnóstico de EA se confirma
clínica y radiológicamente. La etio?ogía
tuberculosa de las alteraciones P1;llmonares
se descarta por tres razones:
l) la evolución radiológica desfavorable
bajo tratamiento triple y doble
largo tiempo (figs. 1, 2, y 3); 2) la
negatividad del bacilo de Koch repetidamente
en un cuadro clinicoradiológico
«sugestivo», y J) test Mantoux
negativo con radiología y con
datos clínicos de aparente actividad
(cavidades y expectoración purulenta).
Recientemente se han consignado
infecciones por Mycobacterias atípicas
en las cavidades apicales de los
espondiloartríticos". Son gérmenes
hasta el momento considerados como
no patógenos y cuyo significado es el
de saprofitos.
Desde Hamiltonª se concedió valor
a la etiología infecciosa inespecífica
de las lesiones pulmonares de la EA
La restricción torácica compromete
la movilidad pulmonar y la capacidad
de drenaje del sistema bronquial
con lo que se facilitarían infecciones
pulmonares (neumonitis, pleuritis)
y ulterior fibrosis cicatricial retráctil.
La localización apical en pulmones
sanos de este tipo de neumonías por
aspiración o retención es muy rara, ya
que es fácil el drenaje declive de los
lóbulos superiores. Sin embargo en
el tórax de los espondiloatríticos
las regiones apicales son las más inmóviles
hecho que facilitaría su afectación.
Ultimamente Scobie13 señala que
estas neumopatías recidivantes apicales
se deberían al reflujo gástrico secundario
a un déficit motor del esófago
hallado en los enfermos de EA
Dentro de la valoración de factores
etiológicos algunos autores han señalado
la posibilidad de que las lesiones
apicales se debieran a unas
infecciones por hongos por la frecuencia
del hallazgo de hongos en cultivos
de esputo y precipitinas séricas•
· 14· 15
• 16. En el caso presente no se
encontraron Aspergillus en el esputo
pero las precipitinas séricas fueron
positivas para Aspergillus fumigatus.
La mayoría de autores concluyen sin
embargo que la presencia de estas
especies de hongos (Aspergillus, Candida,
Gerothricum) deben considerarse
como crecimiento saprofitico en el
interior de cavidades preexistentes o
tejido fibroso antiguo11
• 18.
También se consideró por algún
tiempo que las lesiones apicales
pulmonares podrían ser debidas a la
acción de la radioterapia que en ocasiones
se practicaba para calmar los
dolores cervicales de enfermos con
EA Sin embargo la aparición de las
lesiones radiológicas en sujetos no
tratados permitió descartar tal etiología
como causa fundamental aunque
puede ser un factor comprometedor
en la formación de fibrosis pulmonar16
· 18. Nuestro paciente no había
sido tratado.
La etiología más aceptada actualmente
es la de que se trate de una
manifestación visceral de la EA, semejante
a lo que representa la iritis
o la aortitis. Diferentes autores han
apreciado la semejanza de las lesiones
anatomopatológicas en los
tejidos pulmonares y las halladas
en las paredes de la aorta en estos
enfermos. Se encuentra especial-
F. MANRESA PRESAS Y COLS. - CA VJDADES PU'- ~úuNARES Y ESPONDILOARTRJTIS
ANQUILOPOYETICA (EA)
mente: fragmentación del tej ido
elástico, degeneración del colágeno y
focos de hialinización e infiltración
linfocitaria de la sustancia fundamental
del tejido conectivo"· 14· 18.
No puede decirse que esta manifestación
visceral de la EA sea frecuente
pero revisando la literatlira
mundial se encuentran alrededor de
sesenta casos de esta asociación EAfibrosis
pulmonar cavitaria18.
Pif!. 2. Radio9rajia en 1968. en pleno traram1ento
antibac1/ar. Consolidación apical izquierda.
Infiltrado infraclavicular derecho.
Fig. 3. I 974. Radiograjia en el momento de su
ingreso. Cavidades pulmonares de tamaño importante
en ambos vértices. Retracción de ambos hilios.
Fibrosis pleural apical izquierda.
ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 10. NUM. 3, 1974
2. Consideraciones clinicoradiológicas
Como señalaba Davies'ª los síntomas
clínicos son totalmente inespecíficos
y junto a las lesiones radiológicas
remedan la tuberculosis pulmonar.
Los síntomas más frecuentes
son la tos, expectoración purulenta y
la disnea al esfuerzo. Es frecuente la
hemoptisis intercurrente en el curso
de una infección pulmonar sobreañadida.
La expectoración puede adquirir
en ocasiones caracteres que simulan
el absceso pulmonar o bronquiectasias.
La disnea al esfuerzo corresponde
al proceso de fibrosis intersticial
y alveolar observada en las piezas
pulmonares de necropsias o de
resección•· 18
•
Actualmente se acepta que el
proceso específico pulmonar de la
EA es la base anatomopatológica
que da asiento a las infecciones
específicas tuberculosas, micóticas
Fig. 4. Tomografía correspondiente a la ·radio·
9rafía de la jig. 3. Se advierten: jibrosis apical
'bilateral de predominio izquierdo. las marcadas cavernas
gigantes y los bronquios de drenaje de la
cavidad izquierda.
o atípicas consideradas hasta recientemente
como causa de la neumopatía
en el curso de la EA. Efectivamente
la formación de ectasias perifibróticas
y cavidades en un pulmón
cuyo vértice es apenas móvil por
la anquilosis vertebral determina una
mayor incidencia de infecciones
pulmonares.
El ulcus gástrico se señala asociado
a esta enfermedad por primera
vez por Zorab', posteriormente J essamine•
encuentra tres nuevos casos
de tal asociación.
En nuestro enfermo se diagnosticó
el ulcus radiológicamente tiempo
antes de que se apreciaran las lesiones
radiológicás pulmonares y el
enfermo no había sido sometido a
terapia antiinflamatoria. Generalmente
los casos de ulcus en el curso
de la EA son de tipo yatrógeno.
Desde los primeros estudios se ha
considerado la desaparición de la
movilidad costal como un signo
característico y a veces precoz de
la EA. La excursión torácica disminuida,
la movilidad diafragmática
aumentada y la capacidad pulmonar
reducida son expresión de la rigidez
costal. En este caso existe una excursión
máxima torácica de 2 cm y una
movilidad de bases que alcanza los
4 cm en ambos lados que a los
66 años es muy elevada. No existe
sin embargo restricción pulmonar:
capacidad vital: 2.250 ml, VEMS:
1.750 ml indice VEMS/CV:77 %
que representa un espirograma normal
a la edad del paciente. La extraordinaria
movilidad del diafragma
compensa en este caso la rigidez
parietal.
La gasometría arterial del paciente
pone de manifiesto una hiperventilación
aguda con pH: 7,47,
pC02 3 7 mm de Hg, p02 mm de Hg,
C03H 26 con C02 total de 60 vol % .
No existe hiperventilación crónica
propia de los restrictivos evolucionados.
El diagnóstico de EA se hizo en
un Servicio de Neumología ante un
enfermo de 66 años que presentaba
unas imágenes cavitarias persistentes
con baciloscopia negativa, al descubrir
a la exploración una intensa
rigidez cervical. Este hecho supone
Fig. 5. Radiografía de pelvis en _1974: Fusión .de
las sacroilíacas. Columna salomomca. D1agnost1ca
de EA.
llegar al diagnostico de EA a través
de sus manifestaciones viscerales. No
se han hallado en este caso otras
lesiones viscerales típicas de la EA
como iritis o aortitis. La extrasistolia
cabe atribuirla mas bien a una cardioesclerosis.
Los estudios de laboratorio no
permitieron comprobar la colonización
por hongos tipo Aspergillus
mediante cultivo de esputos, pero la
positividad de las pruebas de precipitación
indican la presencia de
antígeno aspergilar en el pulmón del
enfermo.
Radiológicamente, Jessamine9 ha
esquematizado la evolución de las
lesiones radiológicas de la siguiente
manera: Inicialmente existe w1a infiltración
pulmonar de localización apical
uni o bilateral semejante al
infiltrado precoz tuberculoso. Estos
infiltrados tienen tendencia a confluir
y extenderse por el parenquima
adquiriendo en ocasiones el aspecto
de consolidaciones. Estas lesiones
evolucionan hacia la fibrosis retrae-
. til llevando con el tiempo a la formación
de ectasias y finalmen te a la
aparición de cavidades de tamaño
gigante. En nuestro caso se aprecia
la evolución cavitaria de las lesiones
incipientes en el vértice derecho
(fig. 1) y el desarrollo de las grandes
cavidades finales (figs. 3 y 4). Se a pre-
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6. HART, F.O., EMERSON, P.A., y
F. MANRESA PRESAS Y COLS. - CAVIDADES PULMONARES Y ESPONDILOARTRJTIS
ANQUILOPOYETICA (EA)
cia en la fig. 2 una imagen compatible
con una consolidación pulmonar
apical izquierda probablemente coincidente
con una infección sobreañadida.
La fibrosis apical pleural secundaria
a infecciones repetidas es evidente
en la tomografía (fig. 4).
Cabe destacar el bronquio de drenaje
de la cavidad apical izquierda
(fig. 4) que facilita la eliminación de
secreciones o contenido cavitario. De
este modo se justifica la aparición de
expectoración purulenta a la menor
infección de ectasias o cavidades
apicales y la escasa repercusión de
las mismas en el estado general del
paciente.
En cuanto al papel del polvo de
mosaico en la génesis de las cavidades
en este enfermo debe señalarse que
el tipo de trabajo especializado que
realizaba el enfermo consistía en colocar
la «pasta» de arcilla en el horno
para su cocción y el ambiente laboral
en su puesto de trabajo no se encontraba
especialmente contaminado. No
creemos que se trate de un silicótico
con fibrosis pulmonar masiva bilateral
apical cavitada.
Resumen
Se presenta el primer caso en la
literatura española de la asociación
GREEG, L: Thorax in Ankylosing Spondylitis.
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1 I. DA VIES, D.: The lungs and Ankylosing
Spondylitis. Brit. Med. J .. 3: 768, 1971.
12. GACAD G. y MASSARO, A.: Pulmonary
Fibrosis and Group IV Mycobacteria
EA-cavidades pulmonares, en un
enfermo de 66 años de edad que fue
diagnosticado de EA durante su ingreso
en un Servicio de N eumologia
para el diagnóstico de unas cavidades
pulmonares apicales. Aprovechando
este caso clínico se hace un breve repaso
a la etiología y bibliografía de
esta curiosa asociación. Actualmente
se considera a la cavitación como
manifestación visceral de la EA.
Summary
PULMONAR Y CAVITIES ANO
ANQUILOPOETIC SPONDILOARTHRITJS
(AS)
The first case in the Spanish literature
of the association of AS-pulmonary
cavities has been observed in a
patient of 66 years of age, who was
diagnosed as a case of AS on his
admission to a Pneumonology ward
because of a diagnosis of apical pulmonary
cavities. Taking advantage of
this clinical case, we have here made
a brief review of the etiology and bibliography
of this curious association.
At present it is considered that
the cavitation is a visceral manifestation
of the AS.
Infections of the lungs in Ankylosing Spondylitis.
Amer. Rev. Resp. Dis .. 109: 274, 1974.
13. SCOBIE, B.A.: Lungs and Ankylosing
Spondylitis. Brit. Med. J .. 4: 560, 1971.
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