Los tumores malignos primarios de la tráquea son muy poco frecuentes, y pueden confundirse con el asma o con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los tumores traqueales son muy infrecuentes, con una incidencia inferior al 0,01%. La mayor parte corresponden a carcinomas espinocelulares1. Hasta la fecha se han descrito muy pocos casos de linfoma primario de la tráquea causantes de obstrucción de las vías aéreas2.
Un varón de 72 años de edad fue ingresado por dificultad respiratoria. El paciente había sido objeto de un seguimiento durante un año, tras habérsele diagnosticado una EPOC. Tenía antecedentes de tabaquismo de 80 paquetes/año. La exploración física y los análisis de laboratorio fueron normales. Durante la broncoscopia, en la parte media de la tráquea se observó una masa polipoide lisa, que ocupaba la luz casi por completo. Con el empleo de un diodo láser y extracción del núcleo, se obtuvo una desobstrucción aguda y se extirpó el tumor (fig. 1a). El examen anatomopatológico mostró un linfoma de células B.
El paciente recibió la quimioterapia apropiada, y a los 20 meses de la primera intervención fue ingresado de nuevo en el hospital por estridor y disnea. Se observó la presencia de otra masa que obstruía el tercio superior de la tráquea casi en su totalidad (fig. 1b). Se realizó una nueva broncoscopia de intervención con el empleo de un diodo láser, y se llevó a cabo una desobstrucción mecánica con apertura completa de la luz de la vía aérea.
En el examen anatomopatológico, se identificó un tumor de células redondas en los cortes. La tinción inmunohistoquímica mostró la presencia de una tinción para CD 20+ difusa/intensa, CD 3+ escasa y CD 5+ y CD 45+ diseminada (fig. 1c). Así pues, se diagnosticó un linfoma de células B macrocítico.
Del total de tumores traqueales primarios, alrededor de dos terceras partes son carcinomas espinocelulares o carcinomas quísticos adenoides. El tercio restante corresponden a lesiones malignas, intermedias o benignas1. Las enfermedades malignas hematopoyéticas primarias de la tráquea son muy poco frecuentes, y se observan de manera más común en casos de plasmocitoma extramedular o de linfoma no-Hodgkin. El asma y la EPOC constituyen diagnósticos erróneos frecuentes3. De hecho, el paciente presentado había recibido tratamiento durante un año antes del ingreso con un diagnóstico de EPOC.
El método de tratamiento de elección depende del tamaño de la lesión, y puede ser necesario reconstruir la luz de la tráquea sin tumor. Es preciso tener presente que el linfoma no-Hodgkin rara vez está limitado a la tráquea en un paciente que presenta una obstrucción de la vía aérea central causada por una masa endoluminal. La obstrucción de la vía aérea puede presentar una recurrencia en otra parte de la tráquea, a pesar del empleo de una quimioterapia adecuada.
La broncoscopia rígida puede permitir una resección completa como tratamiento agudo de un tumor localizado en la tráquea. En este caso, la obstrucción de la vía aérea se produjo en 2 ocasiones, con una separación de 20 meses entre ellas. El diagnóstico se obtuvo con el empleo de un abordaje de broncoscopia intervencionista, y se alcanzó una mejoría rápida del trastorno, una apertura de la luz de las vías aéreas, fundamentalmente en el momento del diagnóstico.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
El manuscrito se presentó en el European Respiratory Society Annual Congress en Viena 2012, como presentación de póster temático.