La relación del síndrome de Claude Bernard-Horner con el tubo de drenaje o avenamiento pleural, si bien es una complicación infrecuente, ha hecho que en el término de 6 meses se hayan publicado en la literatura médica iberoamericana dos casos con evoluciones diferentes.
En el primero1, tras realizar una toracotomía posterolateral izquierda por el quinto espacio intercostal para efectuar una lobectomía pulmonar inferior y disección ganglionar mediastínica por un tumor carcinoide atípico, se dejaron 2 tubos de avenamiento pleural; el tubo posterior se retiró al segundo día y se detectó la presencia del síndrome referido, que persistía a los 3 años de la cirugía. En el otro caso2 se había realizado una videotoracoscopia izquierda para la resección del ápice pulmonar por tener burbujas subpleurales que habían causado neumotórax recidivante por tercera vez. En esta ocasión, se dejó sólo un tubo anterior al pulmón y el síndrome se detectó a las 36 h del postoperatorio. Se produjo una progresiva involución, con remisión completa a los 6 meses del postoperatorio. Al detectar el síndrome, en ambos casos se procedió a la inmediata retirada del drenaje.
Llama la atención que, con diferentes enfermedades y accesos quirúrgicos al hemotórax izquierdo, la manifestación se debiera posiblemente a la inadecuada colocación del drenaje o a su deslizamiento al cambiar de decúbito o en el traslado de los pacientes. Para que ello no ocurra deben usarse tubos de avenamiento3 siliconados y marcados con hilos radiopacos que alerten acerca de la peligrosa yuxtaposición con el ganglio estrellado. El deslizamiento se evita al fijar el tubo por los 2 lados con suturas cutáneas. No se indicará extraer el drenaje de forma precoz, sino cuando los tubos de avenamiento no cumplan con su función porque el pulmón esté reexpandido, no haya fuga aérea o el drenado sea menor de 150 ml/día, sin importar cuántos días necesite realmente estar colocado.