Las enfermedades respiratorias son una causa importante de discapacidad y muerte, imponiendo una elevada carga sanitaria1. Además, su incremento es constante, a lo que contribuyen factores como el envejecimiento de la población, la exposición al humo del tabaco, las condiciones climatológicas y ambientales y el aumento de la prevalencia de obesidad2. En este contexto, la posibilidad de disponer de información objetiva sobre la carga asistencial de estas enfermedades se ha convertido en una prioridad de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS), siendo los ingresos hospitalarios una de las principales fuentes de las que disponemos para ello.
El Consejo Interterritorial del SNS aprobó en España, en el año 1987, el Conjunto Mínimo de Datos al alta hospitalaria (CMBD). Es una base de datos administrativa de obligado cumplimiento para los hospitales de nuestro sistema sanitario. Además, desde el año 2005 se ha ampliado al sector privado, por lo que el CMBD contiene en la actualidad más del 90% de las altas registradas en los hospitales de agudos de España3,4. Se trata, por tanto, de una fuente muy útil para la investigación epidemiológica de las enfermedades respiratorias, siendo además un recurso de elevado valor organizativo para la planificación y evaluación de los servicios sanitarios5.
La base de datos del CMBD es completada por personal especialmente formado en codificación, perteneciente a los servicios de admisión de los hospitales españoles. Estos profesionales reciben cursos de actualización periódicos por parte de las comunidades autónomas para garantizar su correcta formación6. Los codificadores utilizan el informe de alta del médico así como información de la base de datos del hospital para rellenar los campos de la base de datos del CMBD. De esta forma recogen datos como la edad, el sexo, las comorbilidades, el diagnóstico principal y los secundarios, los procedimientos efectuados (tanto diagnósticos como terapéuticos), las complicaciones, la estancia media, la mortalidad intrahospitalaria, el destino al alta y el reingreso en menos de 30 días. Es importante tener presente que cada episodio del CMBD es asignado a un grupo relacionado con el diagnóstico (GRD), un sistema que clasifica a los pacientes hospitalarios en grupos homogéneos en cuanto al consumo de recursos7. Además, para garantizar una correcta codificación, las comunidades autónomas realizan auditorías periódicas6. La información es enviada anualmente al Ministerio de Sanidad y Consumo, que se encarga de la gestión de la base de datos7. Algunos autores han estudiado la validez del CMBD para diferentes patologías demostrando su elevada sensibilidad y especificidad8-10.
El CMBD es, por lo tanto, la base de datos clínico-administrativa más amplia de la que disponemos en nuestro SNS. Debido a su elevado tamaño muestral, su análisis podría entrar dentro de la investigación conocida como big data. Se trata por tanto de una herramienta de alto valor para evaluar la epidemiología de las enfermedades respiratorias (morbilidad), la gestión de los recursos sanitarios (mortalidad intrahospitalaria, estancia media, reingresos, traslado a centros sociosanitarios) y la seguridad del paciente (reacciones adversas, complicaciones asociadas a procedimientos diagnósticos y terapéuticos). Por otra parte, dado que los datos se recogen anualmente, a través de su análisis podemos estimar la evolución a lo largo del tiempo de variables como la edad, la comorbilidad y las enfermedades que se han atendido durante un periodo determinado7.
Recientemente se han publicado los resultados del proyecto RECALAR (Recursos y Calidad en Patología del Aparato Respiratorio)11. A través del análisis del CMBD, los autores han puesto de manifiesto que las enfermedades del aparato respiratorio representaron en el año 2015 el segundo diagnóstico más frecuente, alcanzando el 12,1% del total de altas. La duración media de la hospitalización por procesos respiratorios fue de 8,3 días. Con relación a la mortalidad, la patología respiratoria jugó también un papel importante, llegando a ser la causa responsable del 19,6% del total de fallecidos en ese año.
En relación con los cambios epidemiológicos a lo largo del tiempo, el análisis del CMBD ha evidenciado que, en los últimos años, se ha producido una disminución de la incidencia de ingresos hospitalarios de algunas enfermedades como la EPOC12 y el asma13. Por el contrario, se ha constatado un aumento de la incidencia de hospitalizaciones por otros procesos como las infecciones respiratorias14, la fibrosis pulmonar15 y el tromboembolismo pulmonar16. A pesar de ello, se ha objetivado una reducción concomitante de la estancia media16 y de la mortalidad intrahospitalaria de algunos de estos procesos12,14-16, lo que sugiere que su manejo ha ido mejorando en España con el paso del tiempo. En relación con las neoplasias, se ha observado una disminución en la tasa de ingresos por cáncer de pulmón en los hombres y un aumento en las mujeres17.
El uso del CMBD para la investigación clínica tiene diversas ventajas. Es rápido y barato, en comparación con el hecho de tener que recabar datos primarios, y también fácil de conseguir18. Además, su tamaño muestral es elevado, lo que le otorga una gran potencia estadística a la hora de analizar algunas variables como la mortalidad intrahospitalaria. También permite realizar análisis de subgrupos por sexo, edad, comorbilidades, o estudiar enfermedades o procedimientos de muy baja prevalencia. Por otra parte, su metodología se ha mantenido estable a lo largo de muchos años y tiene una elevada validez externa, dado que cubre más del 95% de los ingresos en hospitales públicos y privados7. Sin embargo, su calidad depende de la precisión con la que se codifican los diagnósticos y los procedimientos, algo que se realiza generalmente a partir de los informes de alta18. Otra limitación de esta base de datos es la falta de información clínica relevante, como la gravedad de la enfermedad, su duración, los resultados de las pruebas de laboratorio o el tratamiento realizado. Tampoco permite el seguimiento de los pacientes tras el alta. Por último, el CMBD codifica ingresos y puede ocurrir que un mismo paciente puede estar «repetido» en la base si ha presentado varias hospitalizaciones durante el mismo año7.
A pesar de estas limitaciones, el uso de bases de datos administrativas para evaluar los resultados de los servicios de salud ha sido validado en comparación con los registros clínicos19. Debido a ello, el CMBD podría considerarse como una herramienta muy valiosa para la investigación epidemiológica de las enfermedades respiratorias, cuyo interés social y sanitario es más que relevante. En cualquier caso, no hay que olvidar que una gran parte del conocimiento clínico está aún oculto, sumergido en las historias clínicas de los pacientes y en la información no normalizada recogida por los profesionales sanitarios en un lenguaje natural, algo a lo que el big data tendrá que dar respuesta en un futuro próximo5.