Teorías actuales de la desensibilización ~·
Desensibilización específica.
Sus indicaciones y contraindicaciones
Profe sor Gronemeyer
Es para mí un gran honor poderles dirigir
la palabra con ocasión de su V Simposio
sobre el Asma, a propósito de "Desensi bilización
específ ica, sus indicaciones y contraindicaciones".
He aceptado muy complacido su invitac
ión, teniendo además en cuenta que desde
hace muchos años dedico mi actividad
alergológica - tanto en lo que se refiere al
diagnóstico como también a la terapia específica
de desensibilización- empleando
preparados -entre otros- de la casa Abelió.
Por ello, en mi ponencia he de expresar
también mi agradecimiento por la amistosa
colaboración desarrollada con diversos alergólogos
españoles -especialmente el grupo
del profesor Oehling en Pamplona-, así
como por el espléndido apoyo de la industria
farmacéutica española.
Al examinar las actuales bases, tanto
teóricas como hipotéticas del procedimiento
de desensibilización, hay que hacer un
estudio histórico retroactivo. Poco tiempo
después de descubrirse el fenómeno de la
anafilaxis por parte de Charles Richet
(1850- 1935) y Paul Portier (186 6- 1962)
se planteó en el año 1902 la cuestión de
los cuerpos de rea cción que desencadenaban
este curioso fenómeno. Richet elaboró
Jn esquema, según el cual una toxina contenida
en los extractos " Physalien" agregados
por vía parenteral, al entrar en contacto
con las células del cuerpo, forma una
"toxogenina" atóxica primaria , y con una
segunda inyección, después de un período
de latencia necesario en este proceso,
produce por influencia de la toxina sobre la
toxogenina previamente existente, una apotoxina
que lleva a la anafi laxis.
Como pudieron demostrar las posteriores
investigaciones de anafilaxis, se observa
que un animal al que se le ha hecho un
shock anafiláctico experimenta una fase
refractaria pasajera que puede durar hasta
catorce días. Las demás dosis del alergeno
específico provocadoras del shock administradas
en este período no acusaron ninguna
reacción. El animal se encuentra, según
la escasez temporal de anti cuerpos (consumo
o .saturación) , en un estado que Von
Otto ( 1906) ha descrito como " antianafilaxis".
Según Besredka, se alcanza también
este estado cuando, en lugar de una sola
dosis de shock -mortal a veces - ,se administra
el antígeno bajo precauciones especia
les de inyección, muy diluido por medio
de " Refracta dosi". Según ello, Besredka
denominó el método que introdujo en
1919 para la desensibilización una " Neutralization
lente de la Sensibilisine par I'An-
427
tigene". Comparó el proceso con una reacción
química simple: el ácido sulfúrico se
calienta intensamente mediante adición
súbita de agua. pudiendo incluso llegar a
explotar. Se produce una especie de shock.
En cambio, si el agua se añade lentamente,
no se produce ningún fenómeno espectacular.
ya que el calor tiene tiempo de irse
mitigando. Esto correspondería al proceso
de la desensibilización.
Este procedimiento, para llegar a la ~ntia
·nafilaxis. constituye la base para el tratamiento
de la fiebre del heno con extractos
de pólenes. introducido primero por Dunbar
( 1903) y más tarde por Noon y su colaborador
Freemann. Este principio de tratamiento.
denominado como desensibilización
específica, se amplió pronto. logrando éxito a
gran número de otros alergenos.
Entendemos como desensibilización especifica
(Desensitization) todas las formas
de tratamiento, en las que, mediante aplicación
de dosis subclínicas del alergeno específico,
se consigue un estado -semejante a
la antianafilaxis- en que se logra una subo
insensibilidad transitoria o duradera. La
eficacia del tratamiento de desensibilización
está ahora fuera de toda duda, después
de más de cincuenta años. Está demostrada
por innumerables informes sobre gran número
de enfermos y sigue siendo hoy, a pesar
de la introducción de los antihistamínicos y
esteroides, el método de elección.
Contrariamente a los destacados éxitos
de tratamiento. siempre confirmados clínicamente
y a pesar de las décadas de experimentación
con la terapia de desensibilización,
sigue sin conocerse hoy todavía el
"proceso básico biológico" en el que se
apoya la eficacia clínica. Por ello no es de
extrañar que se discutan una serie de hipótesis
con argumentos más o menos válidos.
de las cuales quisiera citar algunas para
luego entrar en más detalles de ésta o aquella
hipótesis. Además de la que ya he mencionado:
1. Antianafilaxis por desgaste de anticuerpos
o neutralización, cito:
2. Aparición e intervención de aglutininas.
3. Teoría de anticuerpos inhibidores,
según Ferstl.
428
4. lnactivación de las toxinas de shock,
a saber: sustancias mediadoras en el sentido
de una taquifilaxis.
5. El efecto en el sentido de una estimuloterapla
mespecífica, o sea. estimulación
del sistema hipófisis-corteza suprarrenal
con la distribución consecutiva de corticoides
(mediante microshocks repetidos).
6 . Inducción de una tolerancia inmunológica.
o sea: supresión específica de la
producción de anticuerpos en el sentido de
una síntesis de reagina.
No me refiero a aquellas teorías o versiones
que suponen una combinación de uno
n varios de los citados métodos.
1) Los fenómenos de antianafilaxis obtenidos
mediante investigación con animales
de ensayo como fundamento del éxito
del tratamiento clínico demostraron en seguida
seguir una pista falsa. El desgaste o
neutralización de la reagina no se puede
determinar ni por la prueba de contagio
según Praasnitz-'Küstner, ni por la reacción
de la piel. Por el contrario -como ha demostrado
Sherman, entre otros-, sube el
título de reagina especialmente al iniciarse
el tratamiento, y luego regresa lentamente
al valor inicial. siendo poco frecuente que
descienda por debajo de éste.
Según el método empleado, y dependiendo
también del grado de pureza del extracto
de alergeno, al cabo de varios meses o
años con tratamiento de éxito, aparece un
marcado descenso del título de reagina.
que no es espontáneo según la edad ni
depende de la duración de la enfermedad,
sino que es un auténtico efecto del tratamiento.
Al principio, sin embargo -según
la opinión de la mayoría de los autores-, el
éxito clínico del tratamiento no está en
correlación -o sólo en forma dudosa- con
la elevación del título de reagina. Por el
contrario, parece estar el título de reagina
en relación directa con la dosis tolerada de
alergenos. según los valores de titulación
1ue pueden facilitarse después de los ensayos
con diluciones crecientes de antígeno.
Esto se refiere tanto a la oportunidad como
a la envergadura de los fenómenos de
shock después de las inyecciones terapéuticas
de alergenos, así también como a la
posibilidad de diferenciación entre una sensibilización
latente y clínicamente actual.
Contra más baja es la dosis de titulación
cutánea, tanto más frecuentemente es la
expresión de fenómenos clínicos actuales.
Estos antiguos datos que existían en la
literatura han sido confirmados mediante
nuevas investigaciones, que han sido posibles
gracias al descubrimiento del lgE por
lshizaka y Johansson. Tanto con ayuda de
la prueba Radio-lnmuno-Sorbent (RIST).
como de la prueba R adio-Aiergo-Sorbent
(RAST) -se trata de métodos ''in vitro"
para determinar la reagina circulante total,
así como de la reagina específica-. Johansson
y colaboradores pudieron comprobar
que. al continuar la titulación de la reagina
en el curso de una "desensibilización rush"
(o brusca), se produce ante todo un
atJmento que, al cabo de unos diecisiete
días, supone aproximadamente el 161 por
100 para los anticuerpos reagínicos específkos
y aproximadamente el 41 por 100
para la reagina total. Sólo al cabo de aproximadamente
seis meses de tratamiento se
observó un claro descenso de la concentración
de reagina en el suero, lo que está
supeditado a variaciones -tanto en el descenso
como en el aumento- según el alergeno.
Gracias a estos nuevos métodos "in vitro"
- que fu eron posibles gracias al descubrimiento
del lgE- pueden explicarse algunos
de los resultados contradictorios en
cuanto al movimiento de la titulación de
los diversos anticuerpos.
2) 8/ocking antibodies (aglutininas)
El supuesto de Cooke de que, además del
cambio del título de reagina bajo el efecto
de alergeno. aparecía un nuevo anticuerpo
con características bloqueadoras (los denominados
blocking antibodies) pudo ser confirmado
gracias a Loveless, demostrándose
que los anticuerpos bloqueadores, al contrario
de lo que les ocurre a las reaginas
sensibilizadoras de la piel, mediante un
calentamiento prolongado a 56 grados no
son destruidos, sino que se convierten en
termoestables. La pres~ncia de anticuerpos
bloqueadores en el suero inactivado por
calor de enfermos alérgicos sometidos a
tratamiento puede demostrarse de varias
formas. El método más sencillo es la prueba
de una serie de diluciones del alergeno
.\r< h. Bron<·orwum. núm. ') · ~
con el suero inactivado por calor de un
enfermo alérgico sometido a tratamiento,
comparándolo con el suero normal mediante
ensayo intracutáneo en un enfermo alérgico
no tratado. Para el examen cuantitativo
se emplea el ensayo de 'neutralización,
mientras que para la neutral ización del
alergeno "in vitro" se hace cuantitativamente
mediante el empleo de una reacción
Prausnitz-Küstner. No entro en más detalles
del método. Una importante mejora del
método de ensayo de neutralización. es la
aolicación que da' Von Feinberq y MonroeAshmann
(denommada "autoensayo por e.l
enfermo" (Patient self test) que por la aplicación
del PK se ve obstaculizada no solo
por inexactitudes en el método, sino también
por el contagio de infecciones de virus.
En este caso. antes del tratamiento de
hiposensibilización se toma suero del enfermo,
congelándolo hasta que se vuelva a
emplear. Al cabo de tres o cuatro semanas
después de haber terminado la desensibilización,
se vuelve a tomar suero del enfermo.
Para el propio ensayo se prepara una
serie de diluciones de un extracto acuoso
de alergeno. Para los pólenes . se empieza
con 100 PN U por mililitro con cinco fases
de dilución hasta 0,32 PNU por mifilitro.
Una serie de estas diluciones se prepara
cada vez con la misma cantidad del suero
previo al tratamiento. Las mezclas se dejan
incuba r durante la noche, para que los anticuerpos
bloqueadores tengan oportunidad
de unirse a los alergenos. Como control se
mezcla el suero anterior y posterior con
una cantidad correspondiente de solución
de cloruro sódico. Seguidamente, se aplican
unas pruebas intra cutáneas en filas
paralelas en la espalda del enfermo -inyectando
cada vez 0 .02 mililitros-. La proporción
de las reacciones positivas en las
respectivas fases de dilución proporciona la
expresión numérica sobre la actual situación
de los anticuerpos bloqueadores. Creo
que la prueba P. S. es, basándose en los
resultados publicados hasta ahora. un importante
hallazgó metódico para la determinación
de los anticuerpos bloqueadores.
Teniendo en cuenta que, según las nuevas
investigaciones en desensibilizaciones realizadas
con éxito con tratamiento clínico
positivo, la concentración del suero en los
anticuemos hlnnueadores es relativamente
429
pequeña, especialmente también después
del descenso del título de reagina, quisiera
además agregar a la teoría mantenida hasta
ahora sobre el enlace neutralizador de
alérgenos de los anticuerpos bloqueadores,
la opinión de Strannegart y Behlin, que
suponen además el bloqueo de la síntesis
de reagina. Esto explicaría por qué el aumento
·inicial del título de lgE ·va seguido
de un descenso duradero y firme del espectro
de la reagina en suero. Con esto se
desvirtúa al mismo tiempo la objeción
hecha por Von Filipp, de que un anticuerpo
bloqueador que se precipita por la circula·
ción de la sangre no puede evitar inmunológicamente
una reacción entre la reagina
sesil de la mucosa de la nariz y el alergeno
de polen que llega a la mucosa de la nariz,
ya que el alergeno ,de inhalación llega al
órgano de shock en el torrente circulatorio,
por lo que al ir con ·la sangre no tiene ninguna
posibilidad de intervenir en la reacción
del alergeno con los anticuerpos bloqueadores.
3) Anticuerpos inhibidores
Según el concepto de Von. Ferstl, se produce
con el alergeno específico la aparición
de los denominados anticuerpos inhibidores,
o sea, anticuer'pos de reagina en el
suero del enfermo sometido a desensibili~
zación, que conducen a una neutralización
de la reagina que circula en el torrente
sanguíneo. Como, según su concepto, existe
una relación constante entre la cantidad de
reagina sésil y la reagina circu lante, al producirse
la neutralización de la reagina circulante
sobreviene una expulsión constante
de la reagina sésil de los tejidos, con lo
que se produce una disminución de la reagina
sésil de los anticuerpos inhibidores.
La demostración inmunoelectroforética
que da Von Fer stl de los anticuerpos inhibídores
en el suero de los sometidos a desensibi
lización, cuya formación se revela
por una mayor negatividad en las reacciones
cutáneas hasta la desparición, precisa
por tanto una minuciosa confirmación.
4) lnactivación de las toxinas de shock
Basándose en· los ensayos experimentales
(Scheiffarth, Paton, entre otros), es ve-
430
rosímil que, bajo el efecto de una administración
continuada de alergenos, se liberen
cantidades infrau mbrales de toxinas de
shock -especialmente histamina-, y que
esta retención continuada igualmente conduzca
a una taquifilaxis, o sea, una menor
sensibilidad a la histamina, o sea, que se
produce histamina liberada multiplicada en
formas biológicamente inactivas, como la
acetilhistamina. No puede negarse que estos
efectos son demostrables. Sin embargo,
no resultan suficientes para explicar cómo
con la afluencia natural de alergeno -como
es el caso en la alergia al polen- se
llega al éxito del tratamiento en una desensibilización.
Lo mismo puede decirse para:
5) La activación
Postulada teóricamente de hipófisis-corteza
suprarrenal con aportación de corticoides.
Esta no se ha acreditado por el espectro
en sangre en el curso de un tratamiento
de desensibilización, ni debe bastar. teniendo
en cuenta las cantidades precisas
terapéuticamente de cortisona para lograr
un efecto positivo en el tratamiento, ni
controlar eficazmente la producción de
reagina.
6) lnmunotolerancia
La inmunotolerancia inducida que postula
Von Filipp como consecuencia de un tratamiento
de desensibilización contra alerqenos
heterogéneos, primarios apatógenos, se
basa en primer lugar sólo en datos de experiencias
hechas con animales y no posee
en el tratamiento humano de desensibilización
- independiente de las otras suposiciones
(lapso de .tiempo entre sensibilización y
desensibilización) ningún ejemplo adecuado
humano-patológico.
Definitivamente, llego a la conclusión
que - como ya dije al principio- todavía no
existe una teo;-ía válida en general para el
mecanismo básico biológico de los fenómenos
observados en los tratamientos de
desensibilización.
Tanto más he de alegrarme que ahora,
en la segunda parte de mi ponencia, deba
regresar del "cielo de los supuestos inmunológi
cos" - tal como dijo Letterer una
vez- a los "proble~a s práctil;o-clínicos ligados
a la tierra". refiriéndome a algunas
premisas básicas para las indi caciones y
contraindicaciones del tratamiento específico
de desensibilización.
La realizaci6n de una desensibilización
específi ca requiere que se "conozca el alergeno
" actual" causante. o sea, que entre
varios alergenos se abarque completamente
su espe ctro. Esto en principio se da por
des~ontado , pero supone, sin embargo, una
exigencia que, según nuestras propias experiencias.
no se cumple siempre ni mucho
menos. Ya que, independientemente de un
diagnóstico incompleto y defectuoso, es
absolutamente preciso. para estar seguros
en cuanto al diagnóstico, no contenta rse
solamente con una anamnesi s en conexión
con una reacción positiva de la piel o la
mucosa. o incluso sólo una de ellas. sino
que ha de confirmarse la actualidad del
alergeno sospechoso mediante las correspondientes
pruebas de provocación en la
mucosa bronquial, en ensayos de nariz y
de ojos entre otros. Especialmente se hace
resa ltar esto último en el citado trabajo de
Von Johansson. el cual manifiesta que un
aumento de la reagina específica después
de la desensibilización "rush" está en ciara
correlación con el resultado positivo de las
pruebas de provocación. y es realmente
más alto que con el resultado de las reacciones
cutáneas positivas. En nuestras propias
investigaciones hemos intentado establecer
una relación correlativa entre los
tres principales criterios de reacciones alér~
gicas:
Anamnesis, reacción cutánea y ensayo
bronquial.
Hemos observado que con una anamnesis
positiva y reacción cutánea positiva el
ensayo bronquial es positivo en un 80 por
1 00; con reacción cutánea positiva, solamente
en 69 por 1 OO. y con una clara
anamnesis, aproximadamente sólo en un 50
por 1 OO. Á cifras parecidas llegaron Ten
Cate y otros muchos. Todavía más elocuente
se revelan las cifras al referirse a
alergenos aislados. Así, halló Coldal en una
alergia al polvo doméstico cutáneo-positiva
una prueba de provocación positiva en el
72 por 1 00; en una alergia al polen, el 59
por 100, y en una alergia al pelo de animales,
sólo el 20 por 1 OO. Por consiguiente,
ha de recalcarse que el poder patógeno de
los alergenos sospechosos - especialmente
cuando éstos coinciden exposicionalmente
y, consiguientemente, falla la anamnesisha
de aclararse mediante las correspondientes
pruebas de provocación.
En prin cipio, se plantea la introducción
de una desensibilización únicamente cuando
no se puede controlar la ausencia de
los alergenos o. por moti:;¡os especiales, no
resulta oportuna. Se facilitan entonces las
siguientes tres indicaciones, que al mismo
tiempo comprenden el catálogo de alergenos
para un tratamiento de desensibilizáción:
Alérgenos ubicuos, que no pueden eliminarse.
Son: polen de árboles. hierbas y. flore
s; polvo doméstico. ácaros domésticos,
esporas de hongos y al~rge nos de picadura
de insectos.
Medicamentos de importancia vital: insulina
y otros preparados hormonales. PAS,
estreptom icina, p eni cilina, etcétera . (Los
enfermos ta nto como el personal asi stencial.)
Algunos alergenos profesionales. para los
cuales una profilaxis de exposición supone
un cambio de profesión, el desempeño de
una tarea. etcétera. ta les como el polvo de
harina y de cereales. pelo de animales, polvo
textil, polvo de madera y otros más.
La mayoría de los alimentos se pueder
eliminar sin dificultad, y por ello no se citan
en el catálogo de alergenos antes aludido.
Excepción hecha de la desensibilización
peroral en los niños. los resultados de
los tratami_entos no son satisfactorios (Rowe).
Además. para el elevado grado de
sensibilización que se halla frecuentemente
-especialmente frente al pescado y huevos
de gallina- resulta peligrosa una desensibilización.
CONTRAINDICACIONES
Como contraind i caciones para llevar a
cabo una desensibilización específica aparecen
las siguientes:
Los procesos con complicaciones infeccioso-
inflam atorias dentro del área del órgano
de reacción, especialmente la rinitis
puru lenta. la bronquitis, sinusitis y bronquiectasias.
Por ello es preciso un trata-
431
miento de desinfección, y en determinadas
circunstancias intervención quirúrgica antes
de iniciar una de sensibilización.
En el embarazo se recomienda por lo
general abstenerse de efectuar una desensibilización.
Hay que tener en cuenta que el
aumento hormonal provocado por el embarazo
puede influenciar en el 30 por 100 de
las embarazadas el curso de la reaccionabilidad
alérgica, tanto en sentido positivo
como negativo. de tal forma que el grado
actual de sensibilización -para fijar una
dosificación adecuada- puede experimentar
complicadas variaciones. A esto hay
que añadir que las sustancias intermedias
que se liberan por la. reacción alergenó-anticuerpos
(histamina, entre otras) se encuentran
con un útero de mayor reaccionabilidad,
de forma que en determinadas circunstancias
pueden surgir trastornos. tales
como hemorragias, aparición de dolores de
parto e incluso abortos. Por el contrario, no
es necesario interrumpir generalmente -en
el caso de haber embarazo- un tratamiento
de desensibilización, una vez alcan.zada
la dosis final.
En las enfermedades de ojos tuberculosas.
así como las tuberculoso-alérgicas, no
432
es aconsejable un tratamiento de desensibilización,
ya que algunas reacciones focales
inespecíficas en el sentido del fenómeno
de Sanarelli-Schwartzmann pueden llevar
a importantes complicaciones del padecimiento
oftalmológico.
Todas las enfermedades internas, especialmente
aquellas en cuya base hay principalmente
o secundariamente un auto-inmunomecanismo
-como el hígado inflamado-
y enfermedades renales, tireotoxicosis,
encefalitis, etcétera, hacen descartar un
tratamiento de desensibilización.
La falta que se comete más a menudo
es iniciar una desensibilización en una fase
avanzada de la enfermedad (enfisema, "cor
pulmonale", bronquiectasia, etcétera) en la
que la patogénesis primaria tiene sólo un
significado secundario y ofrece solamente
un interés histórico.
Señoras y señores, para terminar, debo
insistir una vez más en que, siguiendo estrictamente
las indicaciones, así como las
cqntraindica.ciones citadas, la desensibilización
puede ser una excelente medida terapéutica
que cumpla las esperanzas del
médico y del enfermo.