La comunidad científica está de acuerdo en considerar el humo del tabaco como la principal causa de morbilidad y de mortalidad evitables en la actualidad. La prevención del consumo activo y de la exposición al humo de tabaco ambiental son objetivos prioritarios de las políticas de salud pública. Las principales estrategias referentes al control del tabaco incluyen la reducción de la exposición al humo de tabaco ambiental, la reducción del inicio del consumo y el incremento del abandono del mismo. En este último apartado, el tratamiento de la adicción a la nicotina con el empleo de la terapia sustitutiva es una de las intervenciones centrales1.
El consumo activo de tabaco durante el embarazo y la exposición materna al humo de tabaco ambiental suponen un riesgo para el feto por los posibles efectos nocivos de la nicotina sobre los resultados perinatales y la salud del RN y posteriormente a lo largo de la infancia2,3. En concreto, el consumo materno de tabaco aumenta el riesgo de aborto espontáneo, placenta previa, desprendimiento prematuro placentario, bajo peso al nacer, parto prematuro, mortalidad perinatal, labio leporino, síndrome de muerte súbita del lactante y abstinencia neonatal de la nicotina. Además, se ha asociado a deficiencias cognitivas y trastornos de conducta durante la infancia4.
En el humo del tabaco se encuentran múltiples toxinas que pueden explicar estos resultados negativos de la exposición, incluyendo monóxido de carbono, nicotina, cianuro, cadmio y diversos carcinógenos. El monóxido de carbono se considera la toxina biológicamente presente en el humo del tabaco más importante para el feto. Reduce el aporte de oxígeno al feto y la exposición al mismo durante el embarazo es una causa bien establecida de desarrollo cerebral fetal anormal y de retraso del crecimiento fetal. La nicotina puede disminuir la disponibilidad de oxígeno y nutrientes para el feto al reducir el flujo sanguíneo placentario y también puede afectar directamente al desarrollo neuronal y de otras células3–8.
La principal recomendación para evitar la exposición fetal a las sustancias tóxicas presentes en el humo del tabaco es evitar fumar de forma activa y proteger a la mujer embarazada de la exposición pasiva al humo del tabaco ambiental. En este sentido, las estrategias más efectivas para favorecer el abandono del consumo durante el embarazo se basan en intervenciones estructuradas de consejo médico complementadas, en aquellos casos de mayor dependencia y que cumplen unos criterios específicos, con el empleo de terapia sustitutiva con nicotina; todo ello en el contexto de programas preventivos llevados a cabo por profesionales del ámbito de la salud sexual y reproductiva y de la salud maternoinfantil que incorporen la perspectiva de género9–11.
La recomendación de prescribir tratamiento sustitutivo con nicotina durante el embarazo no se recoge de forma uniforme en todas las guías de práctica clínica disponibles para los profesionales, lo cual puede dar lugar a confusión. En resumen, plantea 2 cuestiones de orden práctico: la efectividad y la seguridad de la intervención durante la gestación. En este sentido, existen revisiones muy recientes de la evidencia científica respecto a la efectividad y la seguridad de las intervenciones para la reducción del consumo de tabaco durante el embarazo que ayudan a aclarar el tema12–16.
Estas publicaciones resumen la evidencia procedente de revisiones sistemáticas de la efectividad y la seguridad de la interrupción del consumo de tabaco durante la gestación y se concretan en 2 informes del Nacional Institute for Health and Clinical Excelente (NICE)12,13.
En cuanto a la efectividad, las principales conclusiones de la revisión son, en primer lugar, que en su conjunto las intervenciones para abandonar el consumo de tabaco son efectivas al final del embarazo y disminuyen de forma significativa la incidencia de bajo peso al nacer y de partos prematuros. En segundo lugar, las intervenciones basadas en pautas cognitivas y conductuales para el abandono y la terapia sustitutiva con nicotina en el embarazo también se muestran efectivas.
En cuanto a la seguridad, no existe evidencia de que la terapia sustitutiva con nicotina aumente la incidencia de bajo peso al nacer y los datos son insuficientes acerca del impacto de la misma sobre la mortalidad neonatal u otros resultados perinatales negativos.
El tratamiento sustitutivo con nicotina puede tener 2 beneficios potenciales durante el embarazo. Puede reducir o eliminar la exposición del feto a otras toxinas presentes en el humo de tabaco (especialmente el monóxido de carbono) y facilita la reducción de forma global de la dosis y la duración de la exposición a la nicotina (si se utiliza siguiendo una pauta controlada de tratamiento y el resultado final es el abandono del consumo de tabaco).
Además, existe un argumento teórico muy sólido que recomienda el empleo de la intervención farmacológica y es que la terapia sustitutiva con nicotina probablemente sea mucho más segura que seguir consumiendo tabaco durante el embarazo17.
De acuerdo con la evidencia disponible actualmente, la utilización de la terapia sustitutiva con nicotina es una intervención que se puede recomendar durante el embarazo en mujeres muy fumadoras que desean abandonar el consumo, que lo han intentado sin éxito, después de cuantificar el mismo y el grado de dependencia de la nicotina9,11–13,18–21. La prescripción debe hacerse en el contexto de un tratamiento basado en el abandono del consumo activo y la evitación de la exposición pasiva, como complemento del consejo médico y con el consentimiento por parte de la mujer.