Tal como refieren los autores de la carta1, la elección del abordaje quirúrgico sigue siendo un tema en controversia, acentuado por la escasa casuística que existe en la literatura. Algunos autores abogan por abordajes poco invasivos: drenaje percutáneo2, mediastinotomía anterior3 o videotoracoscopia4. Otros autores desaconsejan5 estas vías, ya que las consideran incompletas o inadecuadas.
Durante los 11 años de nuestro estudio, cada cirujano ha elegido la vía de abordaje buscando la mayor rentabilidad y seguridad, y para nosotros la toracotomía posterolateral es la incisión que ofrece el mejor campo quirúrgico (aunque en su contra, precisa de decúbito lateral durante la intervención, una posición mal tolerada en un paciente comprometido y provoca un patrón restrictivo por dolor en el postoperatorio). Los resultados de Misthos et al5 avalan nuestra decisión, ya que obtienen una supervivencia del 91% cuando realizan un desbridamiento mediante cervicotomía y toracotomía, y una mortalidad del 50% cuando solo se efectúa una cervicotomía.
De todas formas, como comentan los autores de la carta, el objetivo final de la cirugía es el desbridamiento de los abscesos y la colocación de sondas que permitan el drenaje mantenido, por lo que la elección de la vía va a depender en muchos casos de las experiencias del cirujano en relación a esta patología.
Pero sí queremos hacer hincapié en que la mediastinitis necrosante descendente es una enfermedad potencialmente letal que precisa de un tratamiento multidisciplinar y agresivo para reducir su mortalidad y la vía de acceso debe proporcionar una visión excelente, que permita un desbridamiento amplio y que evite lesiones innecesarias de los órganos, vasos y nervios que allí se hospedan.