Hemos leído con gran interés la reciente carta al editor de Lizarzábal Suárez et al.1, que describe el caso de un varón de 19 años de edad que aspiró parafina líquida durante un espectáculo de tragafuegos. El paciente desarrolló neumonía lipoidea y la tomografía computarizada torácica mostró 3 lesiones cavitarias en el parénquima pulmonar.
Nos gustaría destacar los resultados de un caso similar que apareció recientemente. Un varón de 26 años de edad ingresó por disnea, tos, fiebre (39°C) y dolor pectoral. Dos días antes de su ingreso había aspirado accidentalmente parafina líquida al realizar actividades de tragafuegos. El hemograma reveló un alto recuento de linfocitos en sangre, con desviación hacia la izquierda. El resto de resultados analíticos fueron anodinos. La tomografía computarizada mostró una masa heterogénea en el lóbulo inferior derecho, adyacente a la superficie pleural (fig. 1A). La broncoscopia reveló mucosa bronquial inflamada hiperémica sin purulencia o evidencia de necrosis y en el lavado broncoalveolar se hallaron numerosos macrófagos cargados de lípidos (fig. 1B). Se trató al paciente con esteroides sistémicos y antibióticos. La tomografía computarizada realizada 2 semanas después del ingreso mostró una notable mejoría, con reabsorción de la masa dejando cicatrices residuales (fig. 1C).
A) Tomografía computarizada en ventana mediastínica que muestra una masa en el lóbulo inferior derecho junto a la superficie pleural. B) Macrófagos alveolares del lavado broncoalveolar. El citoplasma presenta grandes vacuolas redondeadas que desplazan los núcleos a la periferia. C) Tomografía computarizada de seguimiento en ventana pulmonar que mostró reabsorción de la masa con cicatriz residual.
La causa de la neumonía del tragafuegos es la aspiración aguda accidental de hidrocarburos durante un espectáculo de lanzafuego2–4, donde el ejecutante sopla una bocanada de hidrocarburo líquido contra una antorcha, creando así un aerosol que se inflama en torno a ella5. Estos hidrocarburos pueden difundirse rápidamente por todo el árbol bronquial, induciendo edema bronquial, daño tisular y destrucción del tensioactivo. En consecuencia, los compuestos provocan la activación de macrófagos y causan reacción inflamatoria local2,4.
El diagnóstico de neumonía lipoidea del tragafuegos requiere la cuidadosa evaluación de la anamnesis del paciente y las características clínicas. Los síntomas de presentación incluyen tos, disnea, fiebre y dolor en el pecho tras aspirar hidrocarburos2,3. También se puede confirmar el diagnóstico por la presencia de macrófagos cargados de lípidos en el lavado broncoalveolar tras una exposición reciente a hidrocarburos volátiles2,4. Los hallazgos tomográficos en pacientes con neumonía del tragafuegos incluyen consolidación unilateral o bilateral de pulmón, con o sin atenuación baja causada por la densidad de los lípidos o necrosis4, nódulos bien definidos, neumatoceles (nódulos cavitarios bien definidos), derrame pleural y neumotórax espontáneo2. Las lesiones habitualmente afectan a ambos lóbulos inferiores4.
Esta neumonía es una enfermedad pulmonar seudoinfecciosa caracterizada por la intensa liberación de citoquinas inflamatorias. El tratamiento con esteroides es controvertido, pero puede mejorar el resultado en pacientes gravemente afectados. Los antibióticos profilácticos parecen ser beneficiosos, ya que puede aparecer fiebre y alto recuento leucocitario, los cuales podrían ser indicativos de neumonía bacteriana asociada2,4. La mayoría de los pacientes con neumonía del tragafuegos experimentan mejoría completa tras algunas semanas. Sin embargo, pueden aparecer complicaciones como abscesos pulmonares, derrames, formación de una fístula broncopleural y superinfección bacteriana3,4. En conclusión, esta enfermedad debería incluirse en el diagnóstico diferencial de las neumonías. La exposición reciente a hidrocarburos volátiles proporciona una base para el diagnóstico clínico, ya que los síntomas y los hallazgos radiológicos son inespecíficos.