Se presenta el caso de una mujer de 74 años a la que, estando en estudio por una infección urinaria, se le realizó una radiografía de tórax en la que se apreció una masa en el hemitórax superior derecho. No presentaba clínica respiratoria. Se amplió su estudio mediante tomografía computarizada, mostrando (fig. 1) una masa de densidad grasa subescapular que se introducía en el tórax a través del espacio entre la tercera y la cuarta costilla, pero sin destruirlas. Esta masa se diagnosticó de lipoma transmural.
Los lipomas en el tórax pueden ser puramente intratorácicos o bien «en reloj de arena», con componente a ambos lados de la pared torácica. Dentro de estos últimos se diferencian 2 subtipos: cervicomediastínico y transmural1.
Los lipomas transmurales son tumores benignos muy infrecuentes, apenas están descritos en la literatura y posiblemente estén infradiagnosticados debido a que la mayoría son asintomáticos, con un crecimiento lento que típicamente remodela la pared costal sin destruirla. Solo cuando alcanzan un tamaño considerable pueden colapsar el pulmón o incluso introducirse en el canal espinal, siendo necesaria su extirpación.
En este caso, la paciente rechazó cualquier técnica invasiva de diagnóstico o tratamiento.