El midazolam es una de las benzodiacepinas más usadas en la sedación consciente para broncoscopia. Tiene un alto grado de satisfacción y de tolerancia por parte de los pacientes que no presentan contraindicaciones1, y disminuye la dificultad en la realización de la técnica del broncoscopista, acortando la duración de esta. Posee propiedades como sedante, amnésico, relajante muscular, ansiolítico y anticonvulsionante2. A pesar de ser un fármaco muy seguro, es necesario conocer sus posibles riesgos para la adecuada atención de los pacientes y la optimización de su uso.
Realizamos una broncoscopia flexible a una paciente de 49 años no fumadora, con toma previa ocasional en el domicilio de benzodiacepinas sin efectos adversos, en estudio por expectoración hemoptoica leve sin otra sintomatología clínica acompañante y patrón micronodular pulmonar bilateral en la radiografía torácica. Se administraron 2mg de lidocaína al 2% tópica intranasal y 2mg de midazolam por vía intravenosa. Al minuto aproximadamente de pautar este último, se observó un caso de hipo en adulto que no se resolvió tras 10mg de metoclopramida intravenosos, pero sí cedió de inmediato ante el suministro posterior de 1mg de flumazenilo intravenoso, por lo que podemos establecer la relación con el fármaco. Fue preciso realizar una segunda broncoscopia a la misma paciente, en la que se volvieron a administrar 3mg de midazolam tras una perfusión previa de metoclopramida, sin que en dicha ocasión se repitiera el episodio de hipo. El diagnóstico final que se obtuvo fue de adenocarcinoma de pulmón en estadio avanzado.
Aunque se han descrito varias clases de fármacos capaces de inducir hipo de forma muy infrecuente, sobre todo corticoides y benzodiacepinas (dexametasona, metilprednisolona, clordiazepóxido y midazolam, entre otros)3, se ha considerado que hay poca evidencia científica para atribuir con certeza su asociación a algunos de ellos4. Sin embargo, se ha observado una incidencia significativa de hipo tras la administración de midazolam en niños, especialmente en los de menor edad5.
Aunque sabemos que las benzodiacepinas actúan sobre el sistema nervioso central, el mecanismo por el que el midazolam induce hipo como reacción adversa no está claramente explicado6. Parece relacionarse con los neurotransmisores gabaérgicos, a los que estimula para producir múltiples efectos, pero no se conoce con exactitud.
En nuestro caso, la rápida respuesta a flumazenilo hace muy probable la atribución de la aparición del hipo al midazolam.
Creemos interesante describir que la presencia de hipo durante una broncoscopia puede deberse al uso de midazolam y que, si es preciso, puede revertirse fácilmente con flumazenilo, al ser este un antagonista competitivo de los receptores de las benzodiacepinas de acción corta. Además, nos parece destacable señalar que, por lo observado en nuestra experiencia, el fármaco puede utilizarse de nuevo en el mismo paciente sin mayores riesgos.