Las acrometástasis se definen como lesiones secundarias malignas de los huesos que asientan en manos y/o pies1. Solo entre el 0,007 y 0,3% de los pacientes con metástasis óseas desarrollan acrometástasis. Habitualmente se presentan como eventos preterminales en el contexto de una enfermedad oncológica diseminada1. Pueden ser importantes por ser la primera manifestación de un cáncer oculto; o semejar otras enfermedades esqueléticas y ser tratadas, por lo tanto, impropiamente.
Varón de 63 años de edad, fumador severo, internado por hemoptisis. Contaba con el antecedente de un carcinoma de células escamosas moderadamente diferenciado en un ganglio linfático supraclavicular metastático de tumor primario desconocido 2 años antes. La tomografía computarizada reveló una masa hiliar grande con una lesión nodular periférica en el pulmón derecho. Poco después presentó una tumoración dolorosa en la falange distal del pulgar izquierdo (fig. 1). Las biopsias endobronquiales y del dedo confirmaron un carcinoma de células escamosas moderadamente diferenciado. El estudio radiológico mostró una lesión osteolítica en la falange distal del pulgar. Se realizó la amputación a nivel de la articulación interfalángica. Al tiempo aparecieron otras metástasis y, 6 meses después, el paciente falleció.
El pulmón está implicado en la mayoría de los pacientes con acrometástasis (es el origen más frecuente de metástasis en mano con 40–47% de casos2), posiblemente debido a su capacidad de propagación a través de la vía sistémica. Hay una asociación entre el cáncer de células escamosas y el desarrollo de acrometástasis3. La mano derecha está mucho más implicada que su homóloga izquierda. Se han descrito metástasis en la falange distal de los pacientes con osteoartropatía pulmonar1. Este hallazgo podría estar relacionado con el flujo local de sangre. Clínicamente se presentan con dolor local, eritema y edema que imitan una infección aguda o una fractura patológica4. A menudo, se confunden inicialmente con procesos benignos, como un panadizo, un traumatismo, artritis reumatoide, osteomielitis o gota. Los hallazgos radiológicos muestran, en casi todos los casos, las lesiones líticas sin reacción perióstica, con ausencia de compromiso articular. Estas son señales importantes en el diagnóstico diferencial radiológico con tumores malignos primarios y la osteomielitis1,5. La punción aspiración con aguja o la biopsia ofrecen el enfoque diagnóstico más eficaz.
Las acrometástasis normalmente se producen en una enfermedad muy extendida y sugieren un pronóstico ominoso. Los enfoques terapéuticos en el desarrollo de un esquema paliativo incluyen la quimioterapia sistémica, el legrado, la amputación de las lesiones solitarias que crecen en la falange distal y huesos cortos cuando no hay respuesta a la medicación analgésica y la radioterapia (reservada a las lesiones múltiples). El tratamiento busca ofrecer alivio del dolor y restauración funcional6. Debido a las características engañosas antes mencionadas, muchos casos no son diagnosticados inicialmente. La persistencia de los síntomas, la falta de respuesta al tratamiento conservador o un historial previo de cáncer debe ayudar en la sospecha de esta entidad. La falta de reconocimiento temprano conduce a un retraso en el diagnóstico y, como consecuencia, a un tratamiento inadecuado. Por lo tanto, una radiografía simple y un examen histopatológico deberían llevarse a cabo en todos los casos de interpretación dudosa.