En los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, la disminución de la capacidad de realizar esfuerzos es una característica frecuente que condiciona la calidad de vida y compromete las actividades de la vida diaria1. Esta intolerancia es causada por disfunción de alguno de los sistemas fisiológicos que intervienen en el ejercicio y se asocia a una mayor intensidad de síntomas como la disnea2. Desde el punto de vista fisiológico, los mecanismos que condicionan la intolerancia al esfuerzo incluyen alteraciones ventilatorias, del intercambio de gases, limitaciones hemodinámicas sistémicas y/o pulmonares, y anomalías en el músculo esquelético1.
La hipertensión pulmonar (HP) es un trastorno hemodinámico que se caracteriza por el aumento anómalo de la presión arterial pulmonar media superior a 20mmHg y de la resistencia vascular pulmonar por encima de 3 unidades Wood en reposo3. La evaluación de la capacidad de ejercicio puede aportar información valiosa para el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de la HP4. Aunque existen diferentes causas de HP, todas ellas comparten una alteración cardiocirculatoria, por lo que las pruebas que evalúan la capacidad aeróbica constituyen un importante complemento para su diagnóstico, así como para su seguimiento.
La disminución de la capacidad de ejercicio es una característica común en la HP. Por tanto, es un aspecto crucial incorporado en la evaluación clínica de la enfermedad5. La forma más común de evaluar la capacidad de ejercicio en la HP es mediante la prueba de marcha de seis minutos (PM6M), una prueba submáxima, fácil de realizar, económica y muy utilizada en la práctica clínica. Esta prueba se puede emplear para evaluar el efecto de una intervención y proporciona información de pronóstico6, sin embargo, no nos informa del origen de la limitación aeróbica. En el pasado, la PM6M se utilizó para evaluar la eficacia de los tratamientos de la HP7, actualmente se emplea como uno de los elementos esenciales en la valoración multiparamétrica del riesgo de mortalidad8,9.
Otra forma de evaluar la capacidad máxima de ejercicio es mediante la prueba de ejercicio cardiopulmonar (CPET), que proporciona información sobre la respuesta cardiovascular al ejercicio máximo10. Esta prueba aporta información diagnóstica y pronóstica complementaria a la proporcionada por la PM6M. Se ha demostrado que algunos parámetros evaluados en la CPET, como el consumo pico de oxígeno, el pulso de oxígeno y el equivalente ventilatorio de CO2 en el umbral anaeróbico (VE/VCO2) son predictores de supervivencia en la hipertensión arterial pulmonar11.
En los pacientes con enfermedades pulmonares crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o la enfermedad pulmonar intersticial difusa, la CPET contribuye a entender la naturaleza de la limitación al esfuerzo. Distintos estudios han demostrado que en estas enfermedades pulmonares crónicas la presencia de HP reduce de manera significativa el consumo pico de oxígeno en más de 4ml/min/kg y el pulso de oxígeno en cerca de 2ml/latido12, confirmando que a la limitación ventilatoria propia de la enfermedad respiratoria de base se agrega una limitación cardiovascular significativa13.
En la HP debida a enfermedad tromboembólica crónica, cuya resolución puede ser quirúrgica, la PM6M se realiza de forma rutinaria antes y después de la endarterectomía pulmonar como una herramienta para evaluar la gravedad de la enfermedad, la capacidad funcional y el pronóstico14. Incluso, la distancia caminada durante la PM6M y el VO2 obtenido en la CPET se han asociado a la presencia de HP residual poscirugía15,16.
Consciente de esta situación, la European Society of Cardiology (ESC) y la European Respiratory Society (ERS) han incorporado en su valoración de riesgo la evaluación de la distancia caminada en la PM6M, el consumo pico de oxígeno obtenido en la CPET y la clase funcional de la New York Heart Association (NYHA) que también contribuye a valorar la condición funcional de los pacientes con HP4.
Sin embargo, la tolerancia al esfuerzo no solo se utiliza en la evaluación de los pacientes con HP. Dado que las guías clínicas recomiendan su medición, los estudios que incorporan intervenciones terapéuticas también han adoptado la tolerancia al esfuerzo como uno de sus índices más importantes a la hora de evaluar la efectividad de sus tratamientos. Es así como la tolerancia al esfuerzo aparece regularmente en los estudios que evalúan la efectividad y seguridad de nuevos fármacos, así como los procedimientos quirúrgicos y la rehabilitación pulmonar16–18.
En definitiva, la evaluación de la tolerancia al esfuerzo debe ser incorporada en la valoración de los pacientes con HP, independiente de la causa. Sin duda, su rol diagnóstico y pronóstico permiten entender más profundamente las alteraciones ventilatorias y circulatorias, mejorando sustancialmente el manejo de esta enfermedad.
FinanciaciónEste estudio ha recibido financiación del Fondo de Investigación Sanitaria, Instituto de Salud Carlos III (PI21/0555), Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), Unión Europea «Una manera de hacer Europa». Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y Societat catalana de Pneumologia (SOCAP). Rodrigo Torres-Castro ha sido financiado por una beca de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID)/DOCTORADO BECAS CHILE / 2018 – 72190117.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener conflicto de intereses.