Sr. Director: En relación con la carta de Granda-Orive et al1 publicada en su Revista, me permito disentir de las afirmaciones allí vertidas, sin ánimo de polemizar, pero con el objetivo de buscar la realidad de la significación del factor de impacto.
Si bien el factor de impacto es el más conocido de los evaluadores bibliométricos, es el peor utilizado porque determina el factor de impacto de las revistas donde se publicaron artículos científicos y no lo que verdaderamente importa: el valor real de esos artículos2. Ésta es la cuestión en relación con la medición de la verdadera producción científica y su importancia: ¿se mide el valor del artículo o el lugar donde se publicó?
El factor de impacto es, por su propia definición3, un índice anual de la bibliografía científica existente en la base de datos del Instituto de Información Científica (ISI), que no es exhaustivo por no cubrir la totalidad de las revistas publicadas en el mundo; por lo tanto, es excesivamente selectivo (y sesgado): en la actualidad hay sólo 58 revistas elegidas, mientras que muchísimas de gran valor no están consideradas, como los Anales del Instituto Pasteur de París. Este sesgo evidente a todas luces es casi discriminatorio de otras publicaciones científicas, cómo muy bien señaló Seglen4 en 1997, y a ello se agrega lo indicado por Golder5, quien afirmaba que las publicaciones editadas en idiomas distintos del inglés no deben ser discriminadas por otras revistas cuyo único factor de impacto es el uso del idioma inglés.
Por consiguiente, si el factor de impacto engaña acerca del mérito de un artículo, y si el propio Garfield admitía que el valor del factor de impacto residía en el manejo primario de colecciones de revistas por parte de las bibliotecas, se debería recordar que actualmente el factor de impacto tendría que incluir el factor de impacto del público, de la disciplina científica, del factor de influencia de la revista analizada, el índice de inmediatez o la vida media de la supervivencia de citación. Por eso se propone un nuevo indicador bibliométrico denominado impacto específico de contribución, que caracterizaría la verdadera contribución de un artículo o una revista en el impacto total de los artículos o revistas6: se sabría cuál es el artículo de referencia que no hay que dejar de consultar y se mediría así su verdadero valor.
Con el exclusivo fin de poner algo de luz en este apasionante tema que distrae a todos (lectores, autores, editores) del auténtico valor de un artículo científico, señalo lo útil de este tipo de reflexiones originadas en cartas como la de Granda-Orive et al1. Es más importante analizar el contenido (como un buen vino) que el envase para que sepamos así distinguir su calidad.