A pesar de que se han producido importantes cambios en el tratamiento del cáncer de pulmón en las últimas décadas, algo permanece inalterable, y es que la cirugía con intención curativa es la mejor opción terapéutica1. No obstante, los resultados globales en el tratamiento del cáncer de pulmón no microcítico (CPNM), a excepción de los estadios iniciales, son muy pobres2. Se cree que serían micrometástasis no detectables histológicamente las responsables de las recidivas precoces y los malos resultados3.
La cirugía, que es el tratamiento estándar cuando la enfermedad está localizada, sólo puede realizarse en uno de cada 4 pacientes diagnosticados. El estado evolutivo de la enfermedad, la comorbilidad asociada, la situación funcional o el rechazo mismo a la intervención quirúrgica obligan a buscar alternativas terapéuticas. La quimioterapia y la radioterapia o la combinación de ambas, hasta el momento actual, han constituido otras opciones cuando la cirugía no era posible o rechazada. La radiocirugía estereotáctica aplicada a los tumores pulmonares presenta también trabajos y resultados iniciales prometedores4.
En los últimos años, las técnicas de mínima invasión ofrecen alternativas tanto con intención curativa como paliativa. La lobectomía pulmonar realizada mediante cirugía torácica videoasistida ha demostrado resultados similares a la cirugía convencional en estadios tempranos con adecuado entrenamiento5. Esta técnica reduce las complicaciones, así como la estancia media hospitalaria, y su futuro se une a la utilización de la robótica en este tipo de cirugía6.
Por otro lado, la ablación tumoral a través de diferentes medios físicos, como las ondas de ultrasonido, radiofrecuencia, microondas y crioterapia, aparece en el campo de la oncología pulmonar después de haber probado fortuna con razonable éxito en el tratamiento de tumores en otras localizaciones. De todas ellas, la radiofrecuencia, con mayor difusión y experiencia, ha demostrado resultados muy satisfactorios en el tratamiento de ciertas metástasis hepáticas7 y en el hepatocarcinoma8, con supervivencia sin enfermedad del 91% al año y del 98% a los 2 años. La radiofrecuencia basa sus efectos biológicos en el empleo de una energía alterna de alta frecuencia (460-480kHz), que genera un campo electromagnético que calienta el tejido tumoral hasta 60-90°C. Se crea un circuito cerrado entre un generador de corriente alterna, el electrodo dispersor y el tejido neoplásico del paciente, que actúa como resistencia. Estas temperaturas producen necrosis coagulativa del tejido tratado de una forma controlada y programa la muerte celular9.
Lilly et al10, en 1983, aplicaron por primera vez radiofrecuencia con éxito para tratar un cáncer de pulmón irresecable de 5cm de diámetro. Desde entonces múltiples autores han publicado sus resultados, con tasas de supervivencia sin enfermedad razonables11-19. No obstante, estos resultados son poco valorables, ya que la mayoría de los autores obtienen tasas de supervivencia sin enfermedad a 1-2 años superiores al 70%, pero incluyen y estudian de forma conjunta en sus series tumores pulmonares primarios y metástasis de distinto origen. Además, no distinguen estadio y estirpe tumoral para el cáncer de pulmón20,21. Por otra parte, los resultados obtenidos, al tratarse de una técnica joven, son muy preliminares, con poco seguimiento. Una de las series más largas (128 pacientes y 342 lesiones), publicada por Hiraki et al22 en 2006, obtiene supervivencias libres de tumor del 72% para tumores primitivos y del 84% para metástasis a un año; del 60 y el 71%, respectivamente, a los 2 años, y del 58 y el 66% a los 3 años.
Son pocos los autores que han valorado sus resultados por separado, por una parte los tumores malignos de pulmón primitivos y por otra los secundarios, y todavía menos los que han comparado la ablación conseguida por radiofrecuencia con la lobectomía quirúrgica, considerada la técnica de referencia para el tratamiento del cáncer primario de pulmón5,23.
En 2 estudios multicéntricos publicados respectivamente en 1995 y 2002, en los que se comparaban la lobectomía y la resección sublobular para el estadio I del CPNM, se observó que con la lobectomía no sólo eran menores las recurrencias, sino que además la supervivencia era mayor24,25. En EE.UU. la supervivencia media a los 5 años para la lobectomía en el CPNM es del 75% en el estadio I, del 60% en el estadio II y del 15% en el estadio IIIa24-26. Es importante pues conocer estos resultados para poder establecer una correcta evaluación de la técnica en el mismo tiempo de seguimiento y para los mismos estadios clínicos. La supervivencia a los 5 años para el CPNM en estadio I tratado con radiofrecuencia sería del 27% si se consideran todos los tamaños, mientras que si se valoran tan sólo las lesiones menores de 3cm la supervivencia a los 5 años sería del 45%. Una de las limitaciones más importantes del tratamiento ablativo por radiofrecuencia con intención curativa sería su indicación exclusiva, en principio, en la enfermedad confinada al pulmón sin invasión ganglionar (T1-2N0). No obstante, se están realizando prometedores tratamientos combinados con radioterapia y quimioterapia5,23,27,28.
La aplicación de la radiofrecuencia al tratamiento de las metástasis pulmonares merece consideración aparte, ya que en algunos trabajos ha demostrado supervivencias a los 5 años similares o incluso superiores a las de la cirugía: un 45 frente al 32,4%27,29-31.
La radiofrecuencia es una técnica segura, con una tasa de complicaciones del 20-40% (fundamentalmente neumotórax, que requiere tubo tan sólo en el 10% de los casos) y una mortalidad a los 30 días que alcanza el 3-5%27-33. A pesar de haberse obtenido resultados satisfactorios con ella, tiene todavía problemas importantes, alguno de ellos inherentes a la técnica. La disponibilidad tan sólo de electrodos de diámetro inferior a 5cm obliga a que la lesión se limite a tamaños reducidos. Por otra parte, a menos que la acción térmica sobrepase holgadamente el perímetro del tumor, no se tiene seguridad de márgenes "sin tumor", a pesar de que se ha investigado ampliamente en este aspecto en modelos animales34-37. Nguyen et al38 realizaron radiofrecuencia pulmonar en 8 pacientes con CPNM en estadios I-II a través de una toracotomía convencional seguida de lobectomía. El estudio histológico demostró necrosis total en 3 de los 8 (37,5%), todos ellos menores de 2cm de diámetro; en el resto, de mayor tamaño, la ablación fue incompleta.
Los procedimientos percutáneos para el tratamiento de lesiones malignas de pulmón se han beneficiado, al igual que la cirugía, de los avances tecnológicos en imagen (tomografía computarizada, resonancia magnética, tomografía por emisión de positrones y sistemas híbridos de tomografía computarizada-tomografía por emisión de positrones), que tienen un papel imprescindible en el diagnóstico, la estadificación y el seguimiento de la enfermedad. La radiofrecuencia requiere, además, de guía de imagen, preferentemente la tomografía computarizada15-17,39,40. El inconveniente de esta dependencia de la imagen reside en el escenario poco adecuado, desde el punto físico y de seguridad, donde están alojados los tomógrafos. La radiofrecuencia se realiza preferentemente con anestesia-sedación, requiere seguimiento directo y exige la presencia de intensivista o anestesista. Todo ello representa una dificultad especial en el caso de complicaciones inmediatas. Con el objeto de evitar estas dificultades sería necesario disponer de tecnología axial en sala quirofanizada41.
En conclusión, se dispone de una herramienta más para tratar las lesiones malignas de pulmón. La radiofrecuencia es una técnica prometedora y segura para el tratamiento del cáncer de pulmón, sobre todo cuando se sabe que menos del 25% de todas las neoplasias de pulmón son resecables en el momento del diagnóstico7,26,42. Permite el tratamiento concomitante de la lesión primaria y de metástasis en órganos vecinos, como el hígado, y sobre todo suprarrenales43. No obstante, habrá que mejorar los dispositivos de tratamiento y profundizar en el conocimiento de los medios físicos y su interacción con el tejido pulmonar. Es necesario trabajar en equipo y crear grupos multidisciplinarios que de una forma progresiva encaucen y dirijan los esfuerzos de modo adecuado. En este sentido, se ha creado el Grupo Español Multidisciplinario para el Estudio del Tratamiento de Tumores Pulmonares por Radiofrecuencia (GEMUR), patrocinado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), que está trabajando en el diseño de un registro y guía médica de uso para todos los especialistas interesados en el tema.
AgradecimientosLos autores agradecen la colaboración de todos los integrantes del GEMUR, así como el apoyo recibido por las Juntas Directivas de SEPAR y SERAM.