Hemos leído con interés el consenso nacional para el diagnóstico, estratificación de riesgo y tratamiento de los pacientes con tromboembolismo pulmonar (TEP)1. En la estratificación pronóstica de los pacientes con TEP, basado en su estado hemodinámico, se consideran de alto riesgo a los pacientes que presentan hipotensión (presión arterial sistólica menor de 90mmHg mantenida) o shock cardiogénico. En los pacientes con shock cardiogénico se les recomienda tratamiento con fibrinolítico.
El término shock o choque, es una situación clínica con fallo circulatorio que produce hipoperfusión e hipoxia2. Una gran contribución a la comprensión de la fisiopatología del shock se la debemos al Dr. Max Harry Weil3, que propuso ya a principios de los 70, una clasificación fisiopatológica de los estados de shock4. El shock resulta de 4 formas potenciales, no excluyentes: hipovolemia, cardiogénico, obstructivo o distributivo (asociado principalmente a sepsis y anafilaxia). Se considera al shock cardiogénico al que se produce como consecuencia de insuficiencia cardiaca asociado a una disminución del gasto cardiaco. Causas de shock cardiogénico son el infarto agudo de miocardio, estadio final de cardiomiopatías o valvulopatías, miocarditis o arritmias5. El shock obstructivo es más infrecuente e incluye a diferentes entidades: embolia pulmonar, taponamiento cardiaco, disección aórtica y neumotórax a tensión. Su mecanismo fundamental es una poscarga aumentada3. Entiendo que la denominación correcta sería hablar de shock obstructivo o simplemente shock.
No obstante, la presentación clínica de la embolia pulmonar puede ser similar al shock cardiogénico, siendo considerado por algunos autores como una forma de shock cardiogénico. En las 2 mismas guías sobre tratamiento de la enfermedad tromboembólica referenciadas1, la American College of Chest Physicians y el National Institute for Health and Clinical Excellence, tampoco se ponen de acuerdo en la denominación. Así, en la primera solo se hace referencia al término shock, mientras que en la segunda se denomina shock cardiogénico. Independientemente de su denominación, consideramos que este documento es de indudable valor y ayuda para el manejo de nuestros pacientes.