Agradecemos la atenta lectura y los comentarios del Dr. Gómez Sánchez1 acerca de nuestro artículo sobre bacteriemia secundaria a infección de catéter en pacientes con hipertensión pulmonar en tratamiento con treprostinil por vía intravenosa2. Esta carta nos permite realizar un comentario sobre el artículo de Kitterman et al.3 que fue publicado con posterioridad a que nuestro manuscrito fuera aceptado para publicación en Archivos de Bronconeumología. El análisis realizado con este registro3 permite alcanzar unas conclusiones que concuerdan con la de nuestro estudio y con el resultado de los estudios previos desarrollados en Estados Unidos que citamos en nuestro artículo. En todos ellos se detecta un riesgo de bacteriemia, especialmente por bacilos gramnegativos, significativamente mayor en los pacientes en tratamiento con infusión intravenosa de treprostinil que en los tratados con epoprostenol.

En nuestra serie, la distribución temporal de los 5 episodios de bacteriemia detectados durante el periodo de estudio (1991-2011) en el grupo de pacientes en tratamiento con treprostinil intravenoso fue la siguiente: 2 episodios en el año 2008 y 3 episodios en el año 2010. Podemos aportar el dato, fuera del periodo de seguimiento, de que en el intervalo de tiempo comprendido entre enero y septiembre de 2012 se encuentran en seguimiento en nuestro centro 4 pacientes en tratamiento con treprostinil intravenoso, de los cuales uno ha desarrollado una tunelitis por Pseudomonas aeruginosa en relación con el catéter vascular a través del cual se infunde el fármaco, y otro ha desarrollado una bacteriemia relacionada con el catéter vascular por este mismo bacilo gramnegativo. El número pequeño de pacientes en tratamiento con treprostinil (10 en total), el número limitado de episodios de bacteriemia y el corto espacio de tiempo de seguimiento nos hacen ser prudentes en el momento de extraer conclusiones sobre una tendencia temporal de la incidencia de esta complicación.

La experiencia que nosotros comunicamos, junto con los otros estudios desarrollados en Norteamérica, debe ser un elemento más a considerar en la toma de decisiones cuando se requiera emplear prostanoides para el tratamiento de pacientes con hipertensión pulmonar.

Coincidimos plenamente con el Dr. Gómez Sánchez en destacar la importancia de extremar las medidas de asepsia durante la inserción y manipulación de los catéteres de acceso venoso a través de los cuales se infunden prostanoides. Las complicaciones asociadas a la infusión intravenosa de prostanoides han promovido el desarrollo de formas alternativas de administración de estos fármacos, por ejemplo mediante una bomba de infusión continua subcutánea. Entre los 85 pacientes en seguimiento en nuestro hospital, en los que se emplea este método alternativo de infusión, no se ha registrado hasta el momento ningún episodio significativo de infección local o sistémica, de modo que actualmente lo consideramos como el método de elección para la administración de treprostinil.