Hemos leído con gran interés la serie de casos de neumonía lipoidea exógena (NLE) de García Latorre et al.1, que demuestra con elegancia los hallazgos radiológicos inherentes a la aspiración patológica de vaselina. Los autores informan que los hallazgos más comunes de la tomografía computarizada de alta resolución (TACAR) en la NLE son las áreas de baja atenuación y las áreas de opacificación en vidrio esmerilado (OVE). Sin embargo, un análisis cuidadoso de las imágenes de la tomografía del caso primero muestra exclusivamente la presencia de un tejido de consolidación peribronquial, en ausencia de áreas de OVE. Asimismo, el segundo caso informado, apoyado por la tomografía, el escáner PET y la resonancia magnética, demuestra extremadamente bien el hallazgo de grasa en el lóbulo medio. Algunos de los casos clínicos no venían acompañados de imagen radiológica. Respetuosamente, nos gustaría enfatizar nuestra experiencia de 2 casos de aspiración de un producto aceitoso para la limpieza del estoma en pacientes adultos (una mujer de 63 años y un varón de 68) sometidos a laringotomía por cáncer. Nuestros pacientes mostraron presencia de un componente extendido de OVE en el lóbulo medio, la língula y los lóbulos inferiores confirmado en el lavado broncoalvelolar, que mostró macrófagos alveolares cargados de lípidos. Además, a pesar de la administración de corticosteroides durante un periodo de 6 meses (después de suspender el uso de la vaselina), los resultados fueron muy decepcionantes: el paciente varón mostró una estabilidad absoluta de los hallazgos en las imágenes de la TACAR, y la mujer presentó incluso un empeoramiento del componente de OVE, más extendido en los lóbulos inferiores (fig. 1). El estado clínico de los pacientes empeoró, con una marcada reducción de la capacidad de difusión de monóxido de carbono (DLCO) en ambos casos. Somos conscientes que este deterioro podría estar asociado con un incremento del grado de inflamación debido a los ácidos grasos, tal como se describe en una publicación reciente2. Además, los ácidos grasos o bien permanecen en el compartimento alveolar o son fagocitados por macrófagos que a continuación migran hacia el septo interlobulillar. Es probable que este evento pueda explicar parcialmente el sentido del «empedrado» en las imágenes de la TACAR3. Sin embargo, también asumimos que la reactividad del pulmón afectado es también compatible con una neumonía organizada, lo que conduce a una «lesión tóxica del pulmón»4. Debido a las condiciones clínicas críticas que presentaban, nuestros pacientes no pudieron someterse a una biopsia pulmonar, por lo que desafortunadamente nuestros hallazgos siguen siendo una mera hipótesis. En resumen, la TACAR es la mejor modalidad de imagen para establecer el diagnóstico de neumonía lipoidea. No obstante, es necesario aclarar un punto importante: como se ha descrito en literatura, la consolidación es un hallazgo muy frecuente en niños, mientras que en adultos se evidencian OVE y un patrón en empedrado, tal como informaron Marchiori et al.5. El problema es porque las áreas de OVE y empedrado a veces llegan a ser más extensas después del tratamiento pero sin signos de fibrosis. Como conclusión, en pacientes con hallazgos patológicos debidos a la aspiración de vaselina usada para limpiar el estoma traqueal, en los casos en los que el patrón dominante en la TACAR sean las OVE se recomienda efectuar una cuidadosa evaluación clínica con una espirometría corta y una TACAR a bajas dosis.
La tomografía computarizada de alta resolución torácica muestra una consolidación grasa peribronquial en el lóbulo medio (flecha blanca). Extensa representación de opacificación en vidrio esmerilado con una sutil reticulación interna (patrón en empedrado) hasta los espacios pleurales (flechas negras), 8 meses después de la suspensión de la vaselina de petróleo y la terapia de esteroides (prolongada durante 6 meses).