Desafortunadamente los neumólogos no siempre hemos dispuesto de información completa para diagnosticar sin incertidumbres nuestras enfermedades. A día de hoy, a pesar de los avances, la combinación de criterios clínicos y complementarios considerados diagnósticos dejan un margen de error que debemos reducir en muchas enfermedades respiratorias. ¿Qué podemos esperar del futuro razonablemente inmediato?
Tecnologías portátiles: aparatos que el paciente pueden llevar en el pecho, el cinturón, la muñeca o el mismo teléfono celular, que ya hoy permiten monitorizar la actividad física, frecuencia respiratoria, temperatura, oxigenación de la sangre, las sibilancias, la función pulmonar y el uso de los inhaladores1. Esta tecnología facilitará sin duda el control evolutivo de las enfermedades crónicas, la adherencia al tratamiento y la detección precoz de las agudizaciones de procesos crónicos1. El inconveniente de la monitorización portátil, remota o no, es la sobrecarga de información que va a producir su aplicación a grandes números de pacientes y la responsabilidad legal de los datos relevantes que puede estar disponible sin capacidad para analizarlos y darles respuesta.
Miniaturización: los minipulsioxímetros ya forman parte de la rutina del neumólogo, pero ya existen espirómetros conectados al móvil2, ecógrafos de bolsillo, cromatógrafos manuales de compuestos volátiles del aliento, laboratorios miniaturizados en chips (LOC) que, en un futuro próximo, permitirán disponer con inmediatez de información diagnóstica para muchas enfermedades. Esta tecnología ya ha llegado con fuerza al despistaje/diagnóstico de las apneas de sueño3.
Software de ayuda diagnóstica: la capacidad de análisis de los ordenadores entrará en la práctica clínica para la interpretación de imágenes de todo tipo radiológicas, endoscópicas, histológicas, etc. El análisis mejorado de la tomografía computarizada tridimensional, aplicada, por ejemplo, a la evaluación del volumen tumoral, fibrosis y el enfisema promete hacerse más asequible y quizá cambiar la definición de enfermedad4. Estos software previsiblemente entraran también en nuestra práctica como asistentes al diagnóstico y debemos prepararnos para que los pacientes tengan acceso a sus respuestas.
Imagen: la microscopia confocal permite el análisis de fenómenos vasoactividad durante hipoxia, eventos de isquemia reperfusión o migración de las células («homing») en procesos patológicos tales como tumores o enfermedades inflamatorias4. La tomografía de emisión de positrones (PET) está limitada por el rápido decaimiento de los isótopos radioactivos5. El desarrollo de detectores más sensibles permitirá alargar la vida útil del isótopo, reducir la radiación, usar marcadores distintos del flúor en moléculas más selectivas y extender el uso del PET a la evaluación de enfermedades inflamatorias5. Esta tecnología seguirá siendo cara en el futuro inmediato, y por ello restringida. La imagen de resonancia magnética (MRI) respirando gases nobles hiperpolarizados permite estudiar el movimiento de los tejidos el flujo de gas en el pulmón en tiempo real, aunque por su coste, la aplicación de esta técnica a la clínica no será importante6. La MRI en tiempo real puede ser útil en la evaluación fisiopatológica de hipertensión pulmonar.
Dispositivos de función pulmonar: veremos la expansión de los espirómetros por ultrasonidos, que no requieren calibración7, y su aplicación a mediciones de flujo bidireccional y equipos de difusión2 más compactos y portables, equipos capaces de medir la difusión de NO, que permitirán en combinación con la de CO determinar de forma sencilla los componentes de membrana y capilar, de interés para ciertas enfermedades pulmonares y cardiacas2, y quizá una nueva tecnología basada en efecto de interrupciones breves de flujo en un volumen conocido permitirá medir los volúmenes pulmonares de manera fácil y sin cabina ni gases8.
Biomarcadores: la identificación de biomarcadores precisos y fáciles de determinar es quizá la principal asignatura pendiente de la medicina respiratoria4. Las innovaciones están ya viniendo de distintas fuentes celulares y «ómicas» (genómica, proteómica, metabolómica, etc.)1,4. También se avecina una revolución técnica con sistemas automatizados de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), medición de la liberación inducida por campos eléctricos (EFIRM)9. Toda esta esta tecnología va a permitir determinar la predisposición a padecer ciertas enfermedades, su diagnóstico más precoz y exacto, y la determinación de su pronóstico de forma precisa, sencilla y barata4, como ya se intuye que pueden ocurrir con las biopsias líquidas en el cáncer bronquial9.
Diagnóstico basado en la reacción en cadena de la polimerasa de las infecciones pulmonares: va a revolucionar la práctica clínica de enfermedades infecciosas. Esta tecnología, ya disponible, aún es cara, pero permite identificar los gérmenes potencialmente causales de una neumonía en un par de horas, aunque el paciente esté ya en tratamiento antibiótico. Su introducción será inmediata en las neumonías graves particularmente en inmunodeprimidos y en cuidados intensivos donde las decisiones de tratamiento rápido y oportuno mejorarán el pronóstico, reducirán la generación de resistencias y abaratarán el coste10. La técnica tendrá además otras aplicaciones clínicas, incluyendo la detección rápida de resistencia antimicrobiana en pacientes con tuberculosis y con infección respiratoria crónica, la evaluación de infecciones emergentes y la vigilancia y detección temprana de agentes potencialmente causales de brotes epidémicos10. La identificación PCR de microbioma también puede ayudar a entender el comportamiento de ciertas enfermedades o incluso su etiología11.
Los neumólogos del futuro utilizarán estas herramientas para supervisar a los pacientes y predecir cómo van a responder a determinados planes terapéuticos adaptados a su fisiología, en lugar de basarse en la respuesta media de grandes grupos de personas que participan en ensayos clínicos. La disponibilidad de pruebas más precisas posiblemente diferenciará nuestras enfermedades en otras nuevas o en varios subtipos. Las ayudas al diagnóstico harán el ejercicio de la neumología más científica, minorando el valor que tiene la capacidad de tomar decisiones diagnósticas en situación de incertidumbre (el llamado arte). El indefectible progreso hacia la exactitud nos obligará a trabajar de una forma muy estandarizada en la dirección que ya han tomado otras especialidades, como la cardiología y la oncología que ya actúan casi siempre en un entorno de diagnósticos precisos. La especialización del neumólogo deberá pues adaptarse y poner más énfasis en la habilidad y conocimiento para llevar a cabo sofisticadas técnicas diagnósticas y el manejo de terapéuticas de precisión.