La tuberculosis (TB) sigue siendo la enfermedad infecciosa humana más importante a escala mundial. En 2016 se estimaron 10,4 millones de casos (incidencia 136/100.000 habitantes) y 1,7 millones de muertes1, superando incluso a la mortalidad por VIH1. En 30 países europeos2 se notificó una incidencia de 11,4/100.000 con un máximo de 68,9 en Rumania. En Europa occidental, sobresalen Portugal y España que notificaron, respectivamente, 17,8/100.000 y 10,5/100.000 (4.877 casos), pero en España existe una sub-notificación3,4 por lo que la incidencia real es superior a la reportada oficialmente.
El último informe oficial sobre TB en España5 registra una incidencia en 2014 de 10,8/100.000 (5.018 casos) y se concluye que el declive de TB es inferior al deseable. Se proponen medidas como disminuir el retraso diagnóstico, mejorar los estudios de contactos, el cumplimiento de los tratamientos y la información sobre VIH, resistencias y factores de riesgo. A estas recomendaciones habría que añadir otras como disminuir la sub-notificación de casos, asegurar la cobertura sanitaria universal (derogando la Ley 16/2012 que limita la atención a inmigrantes), el uso sistemático de test moleculares rápidos para diagnóstico de TB y de resistencias6, y tratamientos para la infección tuberculosa latente (ITL) más cortas, asegurando la adherencia a los mismos7.
El Plan para la Prevención y Control de la Tuberculosis en España de 20078,9, elaborado por un numeroso grupo de trabajo de Sociedades Científicas, Comunidades Autónomas (CC.AA.) y representantes del Ministerio de Sanidad fue aprobado por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), el 15-11-2007 y por el propio CISNS, el 18-6-2008. Aunque recoge los pilares para el control de la TB, desafortunadamente no se ha llevado a cabo, en gran parte debido a una falta de voluntad política, prioridad máxima en todas las estrategias de la OMS. Mientras que no se ha dudado en invertir muchos recursos en epidemias mediáticas (SARS, gripe aviar, Ebola) con nula o escasa repercusión sanitaria en nuestro país, se ha seguido sin invertir lo necesario en la TB a pesar de que sigue produciendo cada año miles de casos y algunas muertes.
En España es necesario que el mencionado Plan de 20078 se actualice y se implemente10. Sin embargo, en la actualidad en la mayoría de CC.AA. no hay responsables que trabajen a tiempo completo en programas de TB y lo mismo sucede a nivel central. En una evaluación reciente del citado Plan11 se ha objetivado que 8 CC.AA. no alcanzan un 70% de resultados satisfactorios del tratamiento, con limitaciones en estudio de contactos, datos microbiológicos, etc. Si funcionase el Plan se evitarían enfermos, muertes y el sufrimiento que supone esta vieja enfermedad, tanto para el paciente y su familia, como para la comunidad (elevado coste económico12).
El sueño sigue siendo la eliminación de la TB como problema de salud pública (menos de un caso por millón de habitantes)13.
Desafortunadamente la situación epidemiológica y las medidas de control en TB no permiten su eliminación a corto-medio plazo, por lo que la OMS ha ido impulsando estrategias, cada vez más ambiciosas, como DOTS14 en 1995, Stop TB15 en 2006 y End TB16 en 2014. Uno de los objetivos de End TB es la reducción de la incidencia del 90% entre 2015 y 2035, lo que implicaría para España pasar de una incidencia estimada en 2015 del 15/100.000 a 7,5/100.000 en el 2025 y a 1,5/100.000 (lejos aún de un caso por millón de habitantes) en el 2035 (720 casos).
Para concluir, ¿se pueden conseguir estos retos? Sin duda España tiene todas las condiciones para lograrlo, pero se precisa un importante compromiso político que se debería plasmar a corto plazo con la actualización e instauración del citado Plan. La efectividad de este Plan debería demostrarse sobre todo en coordinación de actividades, vigilancia epidemiológica, aspectos microbiológicos, diagnóstico y tratamiento de la ITL7, docencia y cooperación internacional, sin olvidar el seguimiento de las guías para el diagnóstico óptimo, prevención y tratamiento17.
Este artículo forma parte de la serie Archivos TB 2018-2019.