Sr. Director:
Hemos leído con gran interés el artículo recientemente publicado por el Dr. Fernández-Bussy et al sobre el tratamiento de las complicaciones de la vía aérea tras el trasplante pulmonar1. Los autores nos describen su experiencia a lo largo de ocho años y nos sugieren un esquema de tratamiento a seguir. En nuestra opinión, el estudio aborda un tema de gran relevancia y actualidad ya que, por un lado, se está asistiendo a un crecimiento importante de la actividad trasplantadora pulmonar y, por otro, las posibles complicaciones de la vía aérea que pueden acontecer en estos pacientes no siempre son tratadas en centros especializados en el abordaje de la vía aérea.
Tal como refieren los autores, ante estenosis de la anastomosis bronquial, la terapia endoscópica mediante dilatación con balón puede suponer la primera opción de tratamiento, precisando de implantación de stent endobronquial cuando tras 3 o 4 sesiones no se obtengan resultados definitivos. En nuestro grupo, las estenosis más graves son tratadas mediante dilatación neumática previa realización de cortes radiales con electrocauterio de la zona fibrótica de la estenosis, seguido de implantación de stent en casos seleccionados. En trabajos previos, nuestro grupo ha sugerido que el empleo local de mitomicina C tópica, tras cortes radiales con electrocauterio y dilatación con balón de alta presión, puede evitar esta última medida en un subgrupo seleccionado de pacientes2,3. Se trata de un agente antineoplásico que inhibe la proliferación fibroblástica y que ha sido ampliamente utilizado en otras localizaciones diferentes al árbol traqueobronquial4,5.
En nuestra experiencia, desde el inicio del programa de trasplante pulmonar en el centro, en octubre de 1993, se han realizado 335 trasplantes de pulmón con 537 suturas en riesgo. Se han detectado un total de 45 complicaciones de la vía aérea en 34 pacientes (10,1% del total de pacientes trasplantados), la mayoría de ellos en trasplantes bipulmonares (60%).
Durante este periodo, se registraron 37 estenosis bronquiales en 28 pacientes, la mayoría circunferenciales, y en 7 casos resultaron bilaterales. Se observaron 22 estenosis con afectación únicamente del segmento que englobaba la sutura, 10 estenosis con afectación distal a la sutura y prolongada hasta bronquios de primer y segundo orden, y 5 combinaban ambos tipos. En cuanto al abordaje terapéutico, 6 casos fueron estenosis leves en los que se optó por seguimiento endoscópico seriado, mientras que 26 precisaron dilatación mecánica y 5 pacientes se trataron con láser-electrocauterio. En las estenosis que progresaron o recidivaron tras el primer tratamiento endoscópico (n=18), en 10 casos se precisó la colocación temporal de endoprótesis y en 8 pacientes se combinó dilatación neumática con la aplicación endobronquial de láser o electrocauterio. En 2 de estos casos se añadió la aplicación local con mitomicina C ante la persistencia de tratamientos endoscópicos (fig. 1). El requisito para la misma fue que hubieran transcurrido al menos 3 meses desde la fecha del trasplante. Con este intervalo se evita el riesgo de dehiscencia de sutura con este fármaco antifibrótico. Ambos casos evolucionaron favorablemente con estabilización de la estenosis bronquial.