Los glucocorticoides inhalados (GCI) constituyen el tratamiento más efectivo de mantenimiento para el asma y, como tales, son reconocidos en las guías de tratamiento1,2. En ambos documentos, la dosis de GCI se escalona en función de la gravedad, a la par que se clasifican los diferentes principios activos en función de su equipotencia, como en GEMA2, mientras que en GINA1 se aclara que es una tabla basada en las informaciones disponibles de estudios publicados, incluidas comparaciones directas.
Para el caso de la dosis de 100μg de furoato de fluticasona existe una discrepancia en su clasificación entre los 2 documentos que coinciden para el resto de los fármacos y dosis. En GINA1 aparece como baja, mientras que en GEMA2 se califica como media. Es cierto que como GCI no se encuentra comercializado en el mercado español porque solo está disponible en combinación con vilanterol, pero es un punto que precisaría ser aclarado.
La clasificación de la dosis un GCI en estas tablas debería de realizarse, de manera ideal, atendiendo a criterios de potencia terapéutica y seguridad.
Tradicionalmente, los GCI han mostrado una relación lineal entre la eficacia y la seguridad, por lo que era posible compararlos basados en dosis-equivalencia3. El furoato de fluticasona puede considerarse un GCI de nueva generación diseñado para lograr mayor afinidad por el receptor, por lo que cambia la relación lineal entre eficacia y seguridad a una curva, demostrado por la relación entre el índice terapéutico (dosis de GCI diaria que causaría el 20% de supresión de cortisol/dosis clínica diaria de GCI) y la ocupación del receptor de GCI, lo que le permite alcanzar efectos terapéuticos similares a los tradicionales, pero a menor concentración3.
Respecto a la seguridad, podría estimarse calculando la dosis que causaría una supresión del 20% del cortisol que, para este fármaco, según los modelos farmacocinéticos/farmacodinámicos, sería de 580μg una vez al día3, más de 5 veces la dosis terapéutica. Otro dato de apoyo a la seguridad es que la supresión del eje hipotálamo-suprarrenal que causa no es diferente a la del placebo4.
En conclusión, los datos relativos a la potencia y a la seguridad permiten estimar que la dosis de 100μg de furoato de fluticasona se comportan como una dosis baja de GCI y la discrepancia en la clasificación entre la GINA1 y la GEMA2 debería de corregirse, colocando esta última el furoato de fluticasona a dosis de 100μg diarios como una dosis baja de GCI.