De Granda-Orive et al.1 han publicado recientemente sus opiniones sobre las autocitas en las revistas médicas y abogan por la conveniencia de seguir penalizándolas o excluirlas de los cálculos de los índices bibliométricos. Según sus argumentos se trata, fundamentalmente, de evitar los intentos de manipulación de estos índices por los editores. Creemos que es necesario hacer alguna reflexión sobre el empleo legítimo de autocitas que afecta en especial a revistas como Archivos de Bronconeumología. Los grupos que pretenden no publicar en inglés tienen que recurrir a un muy limitado número de revistas en otras lenguas que tengan cierta visibilidad internacional. Este es el caso para las publicaciones en español en el área del sistema respiratorio: en la base de datos de la Web of Science, que da lugar al factor de impacto, hay 50 revistas de sistema respiratorio y solo una en español (consultado a través de http://www.accesowok.fecyt.es/) y en la base de Scopus, de donde se calcula el SCImago Journal Rank (SJR) (consultado a través de http://www.scimagojr.com/), hay 98 revistas, únicamente 3 en lengua española. Del mismo modo, los trabajos de investigación en áreas donde existen pocos grupos especializados, aunque puedan ser de gran trascendencia científica, necesariamente tienden a publicarse en un reducido número de revistas, lo que favorece la autocitación. De este modo, al limitarse las autocitas de una revista, se aumenta la diferencia entre las revistas generalistas y en inglés, que reciben más citas de diversas fuentes, y las más especializadas o en lenguas minoritarias, reflejando más una diferencia en el interés del campo o el conocimiento de la lengua de la revista que de la calidad de la misma2.
A nuestro juicio, una excelente respuesta a este problema es la que ofrece el cálculo del SJR. Este índice, que hemos analizado recientemente para su empleo en las revistas del sistema respiratorio3, tiene algunas características que lo hacen especialmente útil. En primer lugar, limita el número de autocitas que incluye en su cálculo, así se evita un posible efecto excesivo de manipulación. En segundo lugar, y quizá más importante, el SJR se aplica adjudicando a las citas un valor ponderado en función de la influencia de la revista citadora. De este modo, las autocitas en una revista no aumentan su propia influencia y tienen un valor escaso en el peso de esa revista. Otra alternativa es evaluar las revistas incluyendo otros parámetros, como el índice h. Este índice, inicialmente ideado para evaluar la actividad de los investigadores, se puede aplicar también a las revistas científicas4 y su manipulación por autocitas es difícil a partir de valores de índice h relativamente elevados5.
En conclusión, las autocitas pueden indicar una lícita concentración de autores en determinadas revistas por los motivos señalados de especialización o lengua. Esta misma carta contiene autocitas de revista y de autores que, a nuestro entender, son inevitables.