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Vol. 9. Issue 3.
Pages 294 (May 1972)
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Adenopatías fimicas del mediastino
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G.. Téllez de Peraltaa, J.J.. Rufilanchas Sáncheza, D.. Figuera Aymericha
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primitivo, médula ósea, nódulos linfoides,

cartílago, hueso, formaciones epiteliales

glandulares y tubulares.

Se diagnósticó de teratoma.

El posoperatorio fue normal.

El primer caso, de localización típica,

destaca por la gran evolución de las lesiones.

Aproximadamente un 20-25 por 100

de los teratomas son malignos, casi siempre

bajo la forma de carcinomas (adenocarcinoma

o carcinoma papi!ífero). La evo/ución

en este caso rue rap1ctlsíma, pues al

mes y medio presentó una recidiva local y

dos metástasis en lóbulo superior derecho.

El segundo caso es de gran rareza por su

localización pastero-inferior. Hasta la fecha

sólo se han descrito cuatro casos con éste.

Todo lo demás recuerda fielmente con el

concepto de carcinoma.

En ninguno de los dos casos aparecieron

en la radiografía imá.aenes de hueso, dientes,

etcétera, lo que hubiese facilitado el

diagnóstico preoperatorio.

Adenopatías fímicas del mediastino

Doctores G. Téllez de Peralta, J. J. Rufilanches Sánchez y D. Figuera Aymerich

Generalmente, la tuberculosis primaria

infantil, con su complejo anatomopatológico

constituido por la lesión parenquimatosa y

la adenopatía satélite, suele cursar de modo

benigno hacia la curación, a no ser que se

complique.

Dentro de las complicaciones que se

producen, a pesar de un tratamiento médico

adecuado, llamamos la atención sobre

las adenopatías satélites, que a veces, en

lugar de regresar, pueden continuar evolucionando,

caseificarse y perforar o distorsionar

los bronquios, dando lugar a una

serie de complicaciones que integran lo

que podríamos llamar complicaciones regionales

de origen ganglionar del complejo

primario. Y esto ocurre porque es un hecho

comprobado que las drogas antituberculosas

tienen menos efecto sobre las adenopatías

fímicas que sobre las lesiones

parenquimatosas.

No se debe tomar una decisión quirúrgica

sin realizar previamente un adecuado y

completo estudio del enfermo.

El tratamiento en los casos de complejo

primario infantil con complicaciones regionales

de origen ganglionar que no se han

resuelto después de un tratamiento médico

bien conducido debe consistir en resecar

294

RESUMEN

la adenopatía responsable o practicar su

vaciamiento. En los adultos, aunque las

adenopatías fímicas mediastínicas o hiliares

se compliquen con mayor rareza, deben

también ser intervenidos para eliminar un

importante foco caseoso crónico, en el que

casi siempre es posible evidenciar bacilos

tuberculosos aunque la enfermedad esté

aparentemente inactiva.

Esta conducta puede parecer a algunos

extremadamente agresiva, sobre todo a

quienes sostienen el criterio de la benignidad

habitual del complejo primario. Pero

no resulta tan agresiva si tenemos en

cuenta que Frostad encuentra perforaciones

bronquiales en el 28 por 100 de los

niños sospechosos sometidos a exploraciones

broncoscópicas y a la inocuidad de la

operación que proponemos, que dependerá

de la situación anatómica del ganglio o de

los ganglios afectos. Siempre que sea posible,

sin riesgos, debe resecarse la adenopatía.

Pero con mucha frecuencia, la situación

del ganglio en la intrincada encrucijada hiliar

y su adherencia a los vasos vecinos

hacen desaconsejable intentar su resección,

máxime cuando los mismos resultados se

obtienen abriendo el ganglio y vaciando

cuidadosamente su contenido caseoso con

una cucharilla de Volkmann. Si existe

perforación bronquial puede utilizarse la

misma cápsula del ganglio para obturarla.

Si la reexpansión pulmonar es completa y

permanente, utilizando succiones posoperatorias

de alto vacío no se producen complicaciones

pleurales a pesar de la comprobación

de bacilos en el caseum ganglionar.

Esta ha sido la experiencia proporcionada

por cuatro casos operados en la Clínica

" Puerta de Hierro" que siguieron todos

ellos un curso muy satisfactorio, sin complicaciones

posoperatorias.

Tumores del mediastino posterior:

Ganglioneuromas

Doctores G . Téllez de Peralta, J. J. Rufilanchas Sánchez, M . Nieto González y O.

Figuera Aymerich

El 90 por 100 de los tumores de mediastino

posterior son de origen nervioso.

Suelen situarse en el canal paravertebral ,

don'1e se encuentra la cadena simpática,

origsr. generalmente de estos tumores,

aunuue pueden proceder también de los

nervio ~• intercostales. Habitualmente ocupan

la parte superior del canal paravertebral.

Los tumores neurogénicos se pueden dividir

en dos grandes grupos: a) los que se

originan en las hojas neurales, neurofibromas

y neurinomas, y b) aquéllos en le> que

predominan los elementos ganglion.Jre s,

ganglioneuromas, que son los que motivan

la presente comunicación.

tnc1dencias. Suelen encontrarse a menudo

en jóvenes. La edad media encontrada

por Ringertz y Lidholm (1956) en una serie

de 11 ganglioneuromas de mediastino fue

de vei nticinco años y es excepcional observarlos

en niños menores de cuatro años.

Unicamente se conocen los casos refP.riclos

por Blalock (1934), Scoville (1956) y

Shephard y Sutton en 1 958. Son más frecuentes

en el sexo femenino, con un predominio

de 3/2 sobre tos varones, y tienen

ligera tendencia a aparecer en el lado derecho.

Son tumores rel ativamente raros. En la

serie de Ringertz y Lidholm, que incluye

155 tumores de mediastino, constituyen,

RESUMEN

considerando también los ganglioneuroblastomas,

el 17 por 100 de los que aparecen

en el mediastino posterior.

En la Clínica " Puerta de Hierro" hemos

tenido ocasión ·de estudiar a tres enfermos

que presentaban tumoración de este tipo.

En todos ha sido lo más llamativo la ausencia

de sintomatología clínica que presentaban,

hasta el punto de que han sido

hallazgos radiológicos con motivo de exploraciones

radiológicas por otro proceso lo

que demostró su existencia. El tratamiento

quirúrgico se llevó a cabo, resecándose la

tumoración, sin especiales dificultades técnicas.

El curso posoperatorio fue siempre

excelente.

En el estudio anatomopatológico de las

piezas se apreciaba al corte, macroscópicamente,

que eran unas tumoraciones sólidas

que aparecían encapsuladas. con una superficie

blanquecina brillante y de aspecto

gelatinoso. En el estudio microscópico se

apreciaba una mayoría de campos con muy

pocas célu las ganglionares y el resto estaba

constituido por fibras multidireccionales

en una matriz mixoide. Solamente en un

campo seleccionado, donde el tumor era

más intensamen'te celular. podían observarse

agrupaciones de células grandes. de citoplasma

amplio, que correspondían a células

ga nglionares maduras, lo que permitió

identificarlos como glanglioneuromas.

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