Una enfermedad crónica como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) debe tener necesariamente marcadores que pueden influir en su evolución o historia natural. El marcador mejor estudiado ha sido el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1), que clásicamente se ha considerado como el mejor indicador pronóstico de la enfermedad. Junto a este parámetro hay otras variables que también han demostrado tener valor pronóstico. Se conoce la existencia de diferentes patrones evolutivos en la enfermedad, pero todavía se ha de reconocer que esta enfermedad es una desconocida desde el punto de vista de la carencia de datos existentes acerca de su historia natural y de la incapacidad de predecir los casos con mayor o menor progresión. Junto al FEV1 hay otros marcadores fisiopatológicos de la enfermedad, como el estado del intercambio de gases, el atrapamiento aéreo o la presencia de una hipertensión pulmonar. En este artículo se revisan las características de éstos, así como las de otros, clasificados en otros 2 grandes grupos. Por un lado, el de los marcadores clínicos, como son el estado nutricional, la capacidad de ejercicio, el índice BODE, que combina 4 parámetros (fisiopatológicos y clínicos) simultáneos y la presencia o no de excerbaciones frecuentes. Por otra parte, el de los marcadores biológicos potencialmente implicados en la EPOC, como la proteína C reactiva, el estrés oxidativo y los mediadores que originan cambios en el músculo esquelético.
La EPOC también predispone a la aparición de otras enfermedades asociadas o comorbilidades, que llegan a presentarse con más frecuencia por el hecho de tener una EPOC y que igualmente condicionan el pronóstico de esta enfermedad.
A chronic disease such as chronic obstructive pulmonary disease (COPD) will inevitably have biological markers influencing its natural history or progression. The most extensively studied marker is forced expiratory volume in 1 second (FEV1), classically recognized as the best prognostic indicator of the disease. Other physiopathological variables are also known to have prognostic value. The course of COPD shows several distinct patterns but data are lacking on the natural history of this disease and the ability to predict which patients will show greater or lesser progression. In addition to FEV1, there are other physiological markers of disease progression, such as gas interchange, air trapping, and pulmonary hypertension. The present article reviews the characteristics of all these markers, as well as those of two other categories: clinical markers, such as nutritional status, exercise capacity, the BODE index, which combines four physiopathological and clinical parameters, and the occurrence or absence of frequent exacerbations. Finally, a group of biological markers, potentially implicated in COPD, such as C-reactive protein, oxidative stress and other variables affecting changes in skeletal muscle, are described.
COPD also predisposes affected individuals to the presence of other associated diseases or comorbidities, which can occur more frequently because of the presence of COPD itself and can potentially influence the outcome of this disease.