Sr. Director:
Es de todos conocida la relación entre el hábito tabáquico y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), pero la idea de que el consumo de derivados cannábicos es inocuo, ha hecho que haya fumadores habituales y que, por consiguiente, aparezcan enfermedades asociadas a su consumo con el devenir del tiempo.
Se expone el caso de una mujer de 30 años, fumadora habitual de marihuana (34 cigarrillos/año) y de tabaco (17 paquetes/año), alérgica a la penicilina y sin otros antecedentes de interés, que consultó por disnea de esfuerzo. La exploración física era normal. En la radiografía de tórax se observaban ampollas de diferentes tamaños en ambos campos pulmonares. La tomografía computarizada (figura 1A y B) mostró ampollas enfisematosas en el ápex pulmonar bilateral, así como cambios significativos de enfisema centrolobular y panlobular con múltiples formaciones de aspecto seudoquístico en ambos pulmones, que medían desde pocos milímetros hasta 2cm de diámetro. La analítica general fue normal. La concentración de alfa-1-antitripsina era de 167mg/dl y en el test del sudor se obtuvieron valores de 40mmol/l. Los resultados de la espirometría forzada fueron los siguientes: capacidad vital forzada (FVC) de 5,08l (108%), volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV 1 ) de 3,53l (95%) y FEV 1 /FVC de 0,69. La prueba broncodilatadora fue negativa. Se determinaron los volúmenes pulmonares ¿capacidad pulmonar total de 6,80l (113%), capacidad funcional residual de 3,79l (124%) y volumen residual 1,68l (97%)¿ y la difusión pulmonar ¿capacidad de difusión de monóxido de carbono del 79% y relación capacidad de difusión de monóxido de carbono/volumen alveolar del 110%¿.
Figura 1. (A y B). Imagen de tomografía computarizada (TC) en la que se observan ampollas enfisematosas bilaterales y cambios significativos de enfisema centrolobular y panlobular con múltiples formaciones de aspecto pseudoquístico en ambos pulmones que miden desde pocos milímetros hasta 2cm de diámetro.
Existe una asociación bien establecida entre el consumo de marihuana y la EPOC1. La administración de marihuana a corto plazo provoca broncodilatación1 y a largo plazo se asocia a obstrucción del flujo aéreo, tos crónica, bronquitis y disminución de la tolerancia al ejercicio2. Los fumadores habituales de 3 o 4 cigarrillos/día de marihuana presentan anormalidades histológicas equivalentes a las que aparecen en fumadores de aproximadamente 20 cigarrillos de tabaco al día3,4. Esto se debe en parte a que la marihuana y el tabaco se fuman de forma diferente. Los fumadores de marihuana inhalan más profundamente y retienen durante más tiempo el humo, lo que equivale a 4 veces el volumen del fumador de cigarrillo5. Los valores de carboxihemoglobina y de alquitrán son entre 3 y 5 veces mayores en un cigarrillo de marihuana que en uno de tabaco. Una revisión reciente6 ha mostrado que el hecho de fumar marihuana se asocia a cambios premalignos en el pulmón. El benzopireno, un hidrocarburo policíclico aromático que se encuentra tanto en el tabaco como en la marihuana, está implicado en mutaciones relacionadas con el cáncer de pulmón.
Por otra parte, los efectos de la marihuana y el tabaco parecen ser aditivos, por lo que sería recomendable, además del consejo contra el consumo de tabaco, sensibilizar a los pacientes, y a los jóvenes en particular, de los efectos nocivos de la marihuana.