Es conocido que la exposición al tabaco de segunda mano (TSM) presenta consecuencias sobre la salud en los no fumadores expuestos al inhalar las mismas sustancias nocivas que el fumador activo, siendo los más vulnerables los niños1. La International Agency for Research on Cancer ha categorizado el TSM como agente del grupo 1 o «carcinogénico para los humanos» (adultos)2. Existe suficiente evidencia sobre la relación del TSM con enfermedades en no fumadores, como son las enfermedades cardiovasculares, neurológicas (ictus), bajo peso al nacer y trastornos nasales como irritación y pérdida del olfato3. Se sugiere, además, relación con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el asma y con pérdida de función pulmonar3. El TSM supone en el mundo la tercera causa prevenible de enfermedad4. El TSM es una compleja y reactiva mezcla formada a partir de la corriente principal exhalada por el fumador y la corriente secundaria emitida desde el cigarrillo y diluidas ambas con el aire ambiente. Dicha mezcla contiene más de 4.700 sustancias químicas, incluidas aminas, carbonilos, hidrocarburos o metales, entre otros2,5. El TSM no es la única fuente de exposición de los no fumadores a los componentes del tabaco, ya que la mayoría de los gases y partículas del TSM se depositan en las superficies, los objetos y el polvo de ambientes interiores, así como en las partículas atmosféricas de los ambientes exteriores formando el tabaco de tercera mano (TTM)5,6. Estos componentes depositados pueden ser reemitidos a la fase gaseosa o incluso reaccionar con oxidantes y otros componentes atmosféricos para conseguir contaminantes secundarios, algunos de ellos con una mayor toxicidad, como la nicotina, que reacciona con el ozono, el ácido nitroso y otros oxidantes produciendo las nitrosaminas específicas del tabaco7.
La elección de la matriz o matrices biológicas para determinar el efecto de la exposición al TSM y al TTM dependerá del objetivo y la naturaleza del estudio a realizar, la etapa de vida de la población objetivo, el tipo de exposición y también de la disponibilidad de métodos analíticos sólidos que permitan una determinación fiable de los biomarcadores de interés en una matriz concreta. Se han utilizado como matrices de análisis la orina, la saliva y la sangre, y más recientemente el pelo, la piel y el aire exhalado5.
Es conocido que el consumo de tabaco produce un alto grado de estrés oxidativo debido a la cantidad de radicales libres y especies reactivas de oxígeno y nitrógeno originadas en el humo del tabaco8. El incremento del estrés oxidativo genera un número importante de metabolitos de bajo peso molecular y volátiles denominados compuestos orgánicos volátiles (COV) que pueden ser exhalados en la respiración8. En efecto, los fumadores exhalan de 6 a 10 veces más benceno y estireno que los no fumadores, así como nonanal, 1,3-butadieno, acetona, benceno, tolueno, xileno, limoneno y 2,5-dimetilfurano, este último con utilidad reconocida como biomarcador de consumo de tabaco y de identificación de exposición al TSM8-11. En cuanto a los componentes de la fase particulada de la corriente principal del humo del tabaco, también ha sido estudiada su retención en el tracto respiratorio y posterior exhalación12. Invernizzi et al.13 analizaron la cantidad de material particulado (MP [concentraciones de MP10, MP2,5 y MP1 expresadas en μg/m3]) en el aire ambiente de una habitación cerrada encontrando que existe exhalación de MP y que este contribuye con un pico de TSM 15 veces mayor que los encontrados en ambientes abiertos y 10 veces mayor a los emitidos por motores diésel. Igualmente, Sahu et al.14 demostraron la contribución al TSM de partículas distribuidas en el aire exhalado.
Sabemos que no está permitido que las personas fumen en lugares libres de humo para evitar la contaminación del aire interior por el TSM. Por ello, los fumadores se congregan para fumar a las afueras de lugares públicos y lugares de trabajo y generalmente vuelven a entrar inmediatamente después de dar la última calada. Ueta et al.11 confirman que tras la última calada se continúa exhalando COV durante aproximadamente 10 min, siendo las concentraciones de estos significativamente más altas durante los primeros 5 min. Invernizzi et al.15 encontraron un tiempo de lavado para MP de entre 18 a 90 s tras la última calada para un rango de partículas entre 0,3 y 1μm, que es el tamaño más representativo del humo del tabaco. Este humo de tabaco residual es una fuente escondida de TSM y de TTM que puede contribuir sustancialmente a la polución de espacios cerrados.
Por lo tanto, el humo de tabaco residual debe ser considerado como una fuente adicional de polución, por lo que tras la última calada en un espacio abierto habría que esperar durante al menos 10 min para no contaminar con la respiración los espacios interiores.
Conflictos de interesesLos autores declaran no presentar conflicto de interés.