La retirada de la ventilación mecánica es una de las temáticas con mayor volumen y solidez en medicina basada en la evidencia en adultos gravemente enfermos. La protocolización del destete y la interrupción diaria de la sedación han sido instauradas, reduciendo la duración de la ventilación mecánica y la morbilidad asociada en esta población. En pediatría la información reportada es menos consistente, propiciando que el destete y la extubación no cuenten aún con criterios de inicio objetivos y reproducibles. Diversos índices han sido desarrollados para predecir el resultado del destete; sin embargo, estos no han logrado reemplazar el juicio clínico, aunque algunas mediciones complementarias pudieran facilitar esta decisión.
Weaning from mechanical ventilation is one of the greatest volume and strength issues in evidence-based medicine in critically ill adults. In these patients, weaning protocols and daily interruption of sedation have been implemented, reducing the duration of mechanical ventilation and associated morbidity. In paediatrics, the information reported is less consistent, so that as yet there are no reliable criteria for weaning and extubation in this patient group. Several indices have been developed to predict the outcome of weaning. However, these have failed to replace clinical judgement, although some additional measurements could facilitate this decision.
La ventilación mecánica (VM) es una terapia de soporte vital que busca mantener una adecuada ventilación alveolar y un intercambio gaseoso efectivo en pacientes críticamente enfermos. El porcentaje de pacientes pediátricos hospitalizados en unidades de cuidados intensivos (UCI) que requieren VM varía entre el 30 y el 64%1. Si bien la VM mejora la sobrevida en estos pacientes, esta puede producir complicaciones tales como daño pulmonar2, neumonía asociada a VM3 y disfunción del ventrículo derecho4, por lo que su desconexión debe realizarse tan pronto como el paciente sea capaz de sostener su respiración espontánea.
La desconexión del respirador mecánico incluye en un sentido amplio dos situaciones completamente diferentes aunque relacionadas: el descenso progresivo de la asistencia respiratoria (destete) y la remoción del tubo endotraqueal (extubación).
El destete puede ser definido como la reducción gradual del soporte respiratorio, asignando un tiempo de respiración espontánea que permita al paciente asumir la responsabilidad de un intercambio gaseoso aceptable5. Este proceso puede durar entre el 40 al 50% del tiempo total de la estancia en VM. Sin embargo, algunos pacientes fracasan, prolongando la permanencia en el respirador. Diversas condiciones fisiopatológicas han sido vinculadas a dicho fracaso, como sobrecarga ventilatoria, disfunción hemodinámica, incompetencia neuromuscular (central y/o periférica), debilidad muscular diafragmática, alteraciones nutricionales y trastornos metabólicos, entre otros6. No obstante, identificar el mecanismo predominante sigue representando un desafío para el equipo tratante, ya que este habitualmente es complejo y multifactorial.
La extubación consiste en la remoción del tubo endotraqueal. Generalmente este momento coincide con la determinación de que el paciente es capaz de mantener un intercambio gaseoso efectivo sin soporte del respirador o con un soporte adicional mínimo. Sin embargo, la extubación presenta predictores de éxito y/o fracaso específicos, los cuales habitualmente están relacionados con la habilidad de protección de la vía aérea, el manejo de secreciones y la permeabilidad de la vía aérea superior7.
El término fracaso de extubación (FE) representa un conjunto de condiciones que determinan la necesidad de reintubación y restablecimiento de la VM dentro de las primeras 24 a 72h posteriores al retiro del tubo endotraqueal5–8. En adultos, cerca de 55 estudios (33.000 pacientes aproximadamente) reportan una tasa media de FE del 12,5% (rango, 2-25%). En pediatría, la tasa de FE es igual de heterogénea, y varía entre el 4,9 y el 29%9. Existe controversia acerca de la tasa de FE óptima, ya que valores muy reducidos pudieran reflejar la prolongación innecesaria de la VM, lo que derivaría en un aumento del riesgo de neumonía asociada a VM, de la estancia hospitalaria y de la mortalidad. En este sentido, Kurachek et al.7 reportaron que el 62,5% de 136 extubaciones no planificadas no requirieron reintubación, por lo que muchos de estos niños pudieron ser extubados antes de lo planeado. En contraposición, valores muy elevados indicarían una extubación prematura, la que se asocia a potenciales morbilidades catastróficas, fundamentalmente hemodinámicas y respiratorias10. De todas maneras, ambas situaciones pueden incrementar la duración de la VM, la estancia en la UCI y hospitalaria y, por ende, los costos en salud11–13. De este modo, la decisión tanto de iniciar el proceso de destete así como la extubación deben estar basados en criterios objetivos y reproducibles, lo que en pediatría cuenta con un nivel de evidencia aún limitado.
El objetivo de esta revisión fue analizar la información disponible sobre el destete y la extubación en pediatría, realizando una comparación con los principales estudios de la misma temática en la población adulta. Basándonos en la información actual, sugerimos una forma de abordar esta decisión en niños gravemente enfermos.
Protocolos de desteteLa decisión de iniciar el destete depende del cumplimiento de ciertos criterios clínicos, tales como el control de la causa que motivó la conexión a VM, el intercambio gaseoso efectivo, la condición neuromuscular apropiada, el nivel de conciencia adecuado que permita la protección de la vía aérea y un estado hemodinámico estable14. Habitualmente esta decisión recae en el médico intensivista, quien inicia el proceso cuando sospecha que el destete puede ser exitoso6. Sin embargo, la aplicación de protocolos de destete guiados tanto por enfermeras como por terapeutas respiratorios sugiere que la identificación precoz de pacientes en condiciones de realizar un ensayo de respiración espontánea (ERE), a través de la evaluación de criterios clínicos específicos, logra reducir el tiempo de destete, la duración de la VM y la estancia en la UCI en pacientes adultos15–21. Uno de los primeros reportes sobre la temática fue realizado por Ely et al.21, quienes mostraron que el empleo de una evaluación diaria de ciertos criterios (PaO2/FiO2≥200, presión positiva al final de la espiración (positive pressure end-expiratory [PEEP])≤5cmH2O, presencia del reflejo de tos, relación frecuencia respiratoria/volumen tidal (FR/VT)≤105, sin vasopresores y agentes sedantes) junto a la aplicación del ERE redujo la duración y las complicaciones asociadas a la VM, disminuyendo los costos en salud.
En pediatría, la eficacia de los protocolos de destete aún es controvertida22–24. Schultz et al.22 expusieron que el empleo de un protocolo redujo el tiempo destinado al destete respecto a la intervención guiada por el médico intensivista. Sin embargo, tanto la duración de la VM como el tiempo de extubación no mostraron diferencias significativas entre ambos grupos. Un estudio multicéntrico y prospectivo realizado por el grupo de investigación PALISI mostró que el empleo de un protocolo de destete en pacientes pediátricos sometidos a VM, quienes habían experimentado un fracaso de destete previo, no redujo de forma significativa el tiempo de destete, así como tampoco la tasa de FE, en comparación con la intervención estándar. Además, los autores advirtieron que el sobreempleo de fármacos sedantes retrasaba el tiempo de destete. En este estudio sugieren que la evaluación de criterios clínicos específicos, sumada a la interrupción diaria de la sedación, podrían ser medidas efectivas para reducir la duración de la VM en pacientes pediátricos24.
En este sentido, la administración excesiva de fármacos sedantes durante la VM representa una problemática importante, prolongando la estancia en el respirador. En adultos, Kress et al.25 observaron que la interrupción diaria de la sedación no solo redujo la duración de la VM y la estancia en la UCI, sino que además no aumentó la tasa de eventos adversos y posibilitó una mejor evaluación neurológica. En pediatría, Jin et al.26 reportaron que la implementación de un protocolo de sedación, el cual incluyó la escala COMFORT, redujo la duración de la VM, la estancia en la UCI, la dosis total de sedantes y la incidencia de síndrome de abstinencia. Recientemente, Foronda et al.27 implementaron la estrategia de la evaluación diaria sumada a la aplicación de un ERE en 294 niños sometidos a VM por más de 24h, logrando reducir la duración de la VM sin aumentar la tasa de FE. Según los autores, las diferencias con los resultados obtenidos por Randolph et al.24 se asociaron a la selección de pacientes, ya que en este último trabajo solo se incluyeron pacientes que habían experimentado un fracaso de destete previo. Por otra parte, cabe señalar que en el estudio de Foronda et al.27, a pesar de que los parámetros programados en el respirador previo a la aplicación del ERE eran relativamente elevados, no representaron un factor de riesgo de FE, por lo que los autores especulan que las diferencias obtenidas entre ambos grupos se podrían atribuir a la aplicación de una evaluación diaria con criterios conservadores y a la reticencia a realizar un ERE en pacientes con asistencia respiratoria elevada, como ocurrió en el grupo control.
En este sentido, creemos que la evaluación diaria a través de parámetros clínicos y funcionales integrados podría abreviar la identificación de pacientes aptos para realizar un ERE28. A pesar de la disparidad en los criterios empleados por diversos autores, en nuestra unidad utilizamos los criterios descritos en la tabla 1.
Criterios clínicos para iniciar el destete en pacientes pediátricos sometidos a ventilación mecánica
1. | Resolución o mejoría de la causa de fallo respiratorio |
2. | Estabilidad hemodinámica: ausencia o disminución progresiva de fármacos vasoactivos |
3. | Nivel de conciencia adecuado (COMFORT≥18) |
4. | Esfuerzo respiratorio espontáneo |
5. | Suspensión de la sedación |
6. | Suspensión de los relajantes musculares al menos 24h |
7. | Ausencia de signos clínicos de sepsis |
8. | Reflejo de tos presente |
9. | Corrección de desequilibrios metabólicos y electrolíticos importantes |
10. | Intercambio gaseoso adecuado con PEEP≤8cmH2O y FiO2≤0,5 |
El método de destete más empleado en pediatría es la reducción gradual de los parámetros del respirador durante una modalidad de ventilación intermitente mandatorio sincronizado (synchronized intermittent mandatory ventilation [SIMV])1. A través de esta práctica, el retiro de la VM se realiza cuando se alcanzan bajos niveles de frecuencia respiratoria. Además, este modo suele programarse con una presión de soporte, la cual garantiza un volumen tidal específico de acuerdo con las necesidades del paciente y eventualmente tendría la ventaja de aminorar el trabajo respiratorio adicional impuesto por el tubo endotraqueal y el circuito del respirador mecánico5,29. Sin embargo, en adultos se ha evidenciado que este método prolonga la estancia en VM comparado con el empleo del ERE diario y presión de soporte30,31. Esteban et al.30 reportaron que la duración del destete depende de la técnica utilizada, donde la realización diaria de un ERE reduce el tiempo de destete en comparación con el modo de SIMV y presión de soporte. Concordantemente, 2 estudios mostraron que no todos los niños requieren esta reducción gradual para lograr un destete exitoso22,29.
Métodos de ensayo de respiración espontáneaEl ERE es una prueba que se realiza mientras el paciente está intubado y evalúa su tolerancia cardiorrespiratoria para sostener una respiración espontánea con soporte respiratorio mínimo o nulo, permitiendo identificar a los pacientes en condiciones de ser extubados. Durante esta prueba se miden variables asociadas a la fatiga muscular respiratoria y al logro de un intercambio gaseoso efectivo27,29,31. Diversos reportes en pacientes adultos han mostrado que entre el 60 y el 80% de los pacientes en VM pueden ser extubados sin inconvenientes después de tolerar exitosamente un ERE13,30–33.
Los métodos de ERE más empleados son: la presión positiva continua en la vía aérea (continuous positive airway pressure [CPAP]), el tubo T y la presión de soporte. En pediatría, la elección del método dependerá fundamentalmente de la experiencia del equipo tratante, ya que no se ha evidenciado que un método sea superior a otro29,34. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que el empleo de altos niveles de presión de soporte programados según el diámetro del tubo endotraqueal podría sobrestimar el éxito del ERE en pacientes pediátricos, contribuyendo a elevar la tasa de FE35.
Jones et al.33 compararon la técnica de CPAP y tubo T durante 60min en 106 pacientes adultos, no encontrando diferencias en la tasa de FE. Concordantemente, Esteban et al.13 no encontraron diferencias entre tubo T y presión de soporte de 7cmH2O durante 120min. Estos resultados fueron además corroborados recientemente por Molina-Saldarriaga et al.36 en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Farias et al.29 replicaron estos estudios en 257 pacientes pediátricos sometidos a VM por al menos 48h, sin encontrar diferencias entre tubo T y presión de soporte de 10cmH2O, tanto en la tolerancia al ERE como en la tasa de FE. Posteriormente, los mismos autores evaluaron a través de un método similar a 418 pacientes pediátricos, observando que la frecuencia respiratoria (FR), el volumen tidal (VT), la relación entre FR y VT indexada al peso (FR/VT) y presión inspiratoria máxima (PImax) medidos durante el ERE eran pobres predictores de FE37.
La duración del ERE también es un tema controvertido. La mayoría de los trabajos ha establecido una duración del ERE de 120min13,29,30,32. Sin embargo, un estudio prospectivo, aleatorio y multicéntrico de 526 pacientes adultos mostró que un ERE de 30min permite identificar de manera equivalente a un ERE de 120min a los pacientes en condiciones de extubarse, sin diferencias en la tasa de FE31. Por otra parte, Chavez et al.38 utilizaron una modalidad novedosa de ERE, adaptando una bolsa de anestesia de flujo continuo (3l/min para lactantes y 10l/min para niños mayores) ajustada para otorgar 5cmH2O de CPAP durante 15min, observando que de 70 pacientes pediátricos, el 7,8% experimentaron FE. Sin embargo, cabe mencionar que los pacientes sometidos a ERE ya se encontraban en condiciones de ser extubados según el criterio del médico intensivista a cargo, por lo que la aplicación del ERE podría haber sido innecesaria.
Índices predictores de fracaso de extubaciónEn adultos se han estudiado más de 50 predictores de destete, sin embargo solo 5 han mostrado una modesta capacidad de predecir el retiro de la VM (PImax, volumen minuto [Vm], FR, VT, FR/VT)10. En este sentido, la medición de índices que integran más de una variable, como el FR/VT y el índice CROP (del inglés compliance, resistance, oxigenation, pressure index) han mostrado ser más precisos respecto a mediciones como la PImax y el Vm, con una capacidad predictiva moderada en adultos39. Sin embargo, estudios en pediatría han reportado que tanto el FR/VT como el índice CROP presentan un bajo poder predictivo8,40,41, y solo un trabajo ha mostrado que el índice CROP podría ser útil para predecir el resultado de la extubación42. Esta discrepancia podría atribuirse tanto al amplio rango de edad y peso de los pacientes pediátricos, como a la disparidad en el empleo de estos predictores en pediatría respecto a la población adulta37,39.
Thiagarajan et al.43 mostraron que una FR≤45respiraciones/min (rpm), un VT≥5,5ml/kg, FR/VT indexado al peso≤8rpm/ml/kg e índice CROP≥0,15ml/kg/rpm fueron valores de corte para predecir el éxito de la extubación. Por otra parte, Baumeister et al.42 emplearon el FR/VT y el índice CROP para predecir el éxito de la extubación, mostrando diferentes valores de corte respecto a los reportados por Thiagarajan et al.43 (FR/VT≤11rpm/ml/kg y el índice CROP≥0,1ml/kg/rpm). Contrariamente, Manczur et al.41 reportaron que las mediciones tanto del VT como del Vm previo a la extubación fueron más sensibles y específicas respecto a mediciones multivariables para determinar el pronóstico de la extubación en pacientes pediátricos. Venkataraman et al.44 expusieron que el análisis de variables como el VT, la presión inspiratoria pico, la elasticidad dinámica, el cociente entre el VT y el tiempo inspiratorio previo a la extubación lograron predecir FE en 312 pacientes pediátricos ventilados por más de 24h. En concordancia con Manczur et al.41, los autores observaron que tanto el FR/VT como el índice CROP no eran índices útiles para predecir el resultado de la extubación.
Por otra parte, se ha evidenciado que la habilidad para sostener una respiración espontánea durante el destete depende del control respiratorio central, de la capacidad de los músculos inspiratorios y de la carga impuesta sobre ellos45–49. Manczur et al.45 observaron que la presión negativa medida posterior a la oclusión de la vía aérea en 0,1s (P0,1) fue más baja en los pacientes pediátricos que experimentaron FE. Este resultado fue atribuido a un pobre control respiratorio central, a la disminución de la fuerza muscular inspiratoria y a la hiperinflación.
Así mismo, trabajos en adultos han mostrado que el índice tensión-tiempo (TTI) y el balance carga/fuerza, que son mediciones relacionadas con la resistencia a la fatiga de los músculos respiratorios, permiten optimizar la precisión en el pronóstico del destete47,48. Sin embargo, estudios en pediatría han revelado resultados contradictorios respecto a la utilidad de estos índices46,49,50. Harikumar et al.46 reportaron que la medición de TTI logró una sensibilidad y una especificidad del 100% para predecir FE, con un punto de corte de 0,18. En contraposición, Noizet et al.49 señalaron que el TTI, entre otros índices multivariables, fue incapaz de predecir el FE, aludiendo que la principal causa de ineficacia de estos índices se relaciona con el momento de la medición, la cual se realiza cuando el paciente ya se encuentra con criterios para lograr un destete exitoso. Recientemente, Johnston et al.50 reportaron que las mediciones de VT, Vm, PImax y el balance carga/fuerza permitieron predecir FE en pacientes con diagnóstico de bronquiolitis aguda severa. Los valores del balance carga/fuerza fueron significativamente inferiores en el grupo extubado exitosamente respecto al grupo que presentó FE, aunque la capacidad predictiva de este índice fue baja.
En este contexto, los índices univariables aparecen como una mejor alternativa respecto de los índices integrados para predecir el FE. Sin embargo, aún quedan por establecer valores de corte que engloben a la totalidad de la población pediátrica, así como también determinar el momento idóneo para realizar estas mediciones. Los índices predictores según el resultado de la extubación y sus valores de corte en pacientes pediátricos se resumen en la tabla 2.
Índices predictores según el resultado de la extubación y sus valores de corte en pacientes pediátricos
Referencia | Autor principal (año) | Predicción | Índices |
42 | Baumeister (1997) | Éxito | FR/VT<11rpm/ml/kgCROP≥0,1ml/kg/rpm |
8 | Farías (1998) | Fracaso | FR/VT>11rpm/ml/kgVT≤4ml/kg |
43 | Thiagarajan (1999) | Éxito | FR≤45rpmVT≥5,5ml/kgFR/VT≤8rpm/ml/kgCROP≥0,15ml/kg/rpm |
41 | Manczur (2000) | Fracaso | VT<6ml/kgVm<180ml/kg |
44 | Venkataraman (2000) | Fracaso | VT≤3,5ml/kg |
37 | Farías (2002) | Fracaso | FR≥45rpmVT≤4ml/kgFR/VT≥11rpm/ml/kgPImax≤20cmH2OPaO2/FiO2≤200 |
46 | Harikumar (2009) | Fracaso | PImax≤32,6cmH2OP0,1>4,45cmH2O |
50 | Johnston (2010) | Fracaso | FR/VT≥6,7rpm/ml/kgPImax≤50cmH2OVm<0,8ml/kg/min |
CROP: compliance, resistance, oxigenation, pressure index; FiO2: fracción inspirada de oxígeno; FR: frecuencia respiratoria; PaO2: presión parcial de oxígeno; PImax: presión inspiratoria máxima; P0,1: presión negativa medida posterior a la oclusión de la vía aérea en 0,1s; rpm: respiraciones por minuto; Vm: volumen minuto; VT: volumen tidal.
En adultos, el FE ha sido asociado con aumento en la duración de la VM, en la estancia en UCI, en los costos en salud y en la tasa de mortalidad, por lo que su prevención es de vital relevancia. No obstante, hasta la fecha no existen mediciones que permitan prevenir el FE con exactitud, lo que nos lleva a estar alerta a los factores de riesgo asociados al FE con el fin de optimizar la decisión de extubar a un paciente sometido a VM51.
Entre las causas más frecuentes de FE se encuentra la obstrucción de la vía aérea superior posterior a la extubación7,50–52. Predecir esta condición es complejo, ya que un ERE solo indaga la tolerancia cardiorrespiratoria para respirar espontáneamente. Wratney et al.52 reportaron que la medición de un test de fuga previo al retiro del tubo endotraqueal no debería emplearse como criterio único para decidir la extubación del paciente pediátrico, ya que la ausencia de fuga al aplicar una presión de vía aérea igual o superior a 30cmH2O (test de fuga negativo) fue común en esta población y no se observó asociación con la presencia de estridor laríngeo y/o necesidad de reintubación. No obstante, frente a la posibilidad de FE por obstrucción de vía aérea superior, la administración profiláctica de esteroides ha demostrado reducir la incidencia de estridor posterior a la extubación en la población neonatal y pediátrica53.
Estudios en pediatría han mostrado resultados disímiles respecto a la tasa de FE y sus factores de riesgo asociados7,24,54–57. Esto ha sido atribuido en parte al diseño de los trabajos (retrospectivo vs. prospectivo), a los criterios de inclusión y a la cantidad de centros involucrados5 (tabla 3). En un estudio retrospectivo, Baisch et al.54 observaron una tasa de FE del 4,1% en 3.193 pacientes pediátricos retirados de VM. Las causas de FE fueron multifactoriales, predominando la obstrucción de la vía aérea superior. Los factores de riesgo asociados a FE fueron la corta edad, la permanencia en VM, la estancia en la UCI y hospitalaria, sin asociación con el riesgo de mortalidad hospitalaria. Por su parte, Edmunds et al.55 mostraron una tasa de FE del 7,9% en 280 pacientes intubados por al menos 48h. La obstrucción de vía aérea superior nuevamente fue la causa más común de FE, estableciendo además una asociación entre la duración de la VM y FE. Fontela et al.56 reportaron una tasa de FE del 10,5%, observando que la principal causa de FE fue el fallo respiratorio. En este estudio, los factores de riesgo asociados a FE fueron la corta edad, la estancia en VM>15días, el índice de oxigenación >5, el uso de inótropos y la administración de fármacos sedantes intravenosos >10 días. Kurachek et al.7, en un estudio prospectivo y multicéntrico que incluyó a 16UCI, reportaron una tasa de FE del 6,2% (rango, 1,5-8,8%) y una estancia promedio en VM de 4,8días en 1.459 pacientes pediátricos intubados por al menos 24h, estableciendo que los factores de riesgo de FE fueron una edad menor de 24meses, síndrome genético, alteración respiratoria y neurológica crónica, además de la necesidad de reemplazar el tubo endotraqueal al ingreso. La incidencia de obstrucción de vía aérea superior posterior a la extubación fue del 37%, y los autores no observaron asociación entre la duración de la VM y la tasa de FE. Sin embargo, al realizar un análisis más riguroso de la tasa de FE, esta aumentó al incluir solo a pacientes que permanecieron más de 48h en VM (del 4,2 al 8%). Nuestra experiencia coincide con los estudios mencionados previamente, ya que observamos una tasa de FE del 5,3% asociada directamente con la estancia en VM y la duración de la administración continua de opiáceos y benzodiacepinas57.
Análisis de diferentes artículos relacionados a la retirada de la ventilación mecánica en pediatría
Ref | Autor principal (año) | Diseño | n | Edad promedio (meses) | Protocolo destete | Duración VM (días) | Fracaso de extubación | Motivo principal FE (%) | ||
Evaluación diaria | ERE - Tipo | Índices predictores | Tasa | |||||||
40 | Khan (1996) | Prospectivo | 208 | 39,4 | No | No | 5,1 | VT, FR/VT | 16,3 | Aumento del trabajo respiratorio (41,2) |
42 | Baumeister (1997) | Prospectivo | 47 | 36,5 | No | No | ND | FR/VT, CROP | 19,1 | ND |
8 | Farías (1998) | Prospectivo | 84 | 7,5a | No | Tubo T, 120min | 8,5a | VT, FR/VT | 16,0 | Disminución del nivel de conciencia (33,3) |
43 | Thiagarajan (1999) | Prospectivo | 227 | 49,9 | No | No | 6,1 | FR, VT, FR/VT, CROP | 11,0 | Aumento del trabajo respiratorio (82,1) |
41 | Manczur (2000) | Prospectivo | 47 | 46,8 | No | No | ND | VT, Vm | 14,9 | Aumento del trabajo respiratorio (42,9), hipoventilación (42,9) |
44 | Venkataraman (2000) | Prospectivo | 312 | ND | No | No | No | VT, FiO2 pre extubación, PMVA, IO, FrVe, PIP, Edin, VT/Ti | 16,0 | Aumento del trabajo respiratorio (40,0) |
45 | Manczur (2000) | Prospectivo | 42 | 14,4 | No | No | ND | P0.1, P0.1/P0.1max, P0.1/PImax | 14,3 | ND |
22 | Schultz (2001) | Prospectivo | 219 | 55,4 | No | No | 3,4 | No | 2,7 | ND |
29 | Farias (2001) | Prospectivo | 257 | 11,0 | No | Tubo T o PS 10cmH2O, 120m | 6 | No | 13,9 | Multifactorial (82,1) |
55 | Edmunds (2001) | Retrospectivo | 548 | 52,4 | No | No | 6,5 | No | 4,9 | Estridor (22,2) |
24 | Randolph (2002) | Prospectivo | 182 | ND | Si | PS, 120m | 8,7 | No | 18,4 | Fallo respiratorio agudo bajo (54,2) |
37 | Farias (2002) | Prospectivo | 418 | 9,9 | No | Tubo T o PS 10cmH2O 120m | 6,6 | VT, FR, PImax, FR/VT, PaO2/FiO2 | 14,0 | ND |
7 | Kurachek (2003) | Prospectivo | 2.794 | 15,5a | No | No | 4,6 | No | 6,2 | Obstrucción de vía aérea superior (37,3) |
23 | Restrepo (2004) | Prospectivo | 187 | 32,8 | No | No | 2,1 | No | 4,3 | ND |
49 | Noizet (2005) | Prospectivo | 57 | 28 | No | Tubo T, 30min | 4,4 | FR, FR/VT, P0,1 × FR/VT, PImax, IPT, TTI1, TTI2 | 21,1 | Fallo respiratorio (50,0) |
54 | Baisch (2005) | Retrospectivo | 3.193 | 55,0 | No | No | 5,2 | No | 4,1 | Multifactorial (32,3) |
56 | Fontela (2005) | Prospectivo | 124 | 19,5 | No | No | 6 | No | 10,5 | Fallo respiratorio (76,9) |
38 | Chavez (2006) | Prospectivo | 70 | 16,5a | No | Bolsa anestesia de flujo continuo, 15min | 3,27a | No | 11,0 | Fallo respiratorio (45,5) |
57 | Cruces (2008) | Retrospectivo | 151 | 9,7 | No | No | 4,2 | No | 5,3 | Estridor (37,5) |
46 | Harikumar (2009) | Prospectivo | 80 | 25,2 | No | CPAP 5cmH2O | 3 | TI/TTOT, P0,1, PImax, PI/PImax, CRF/kg, TTmus, PIP, FiO2 | 10,0 | Fallo respiratorio (100) |
50 | Johnston (2010) | Prospectivo | 40 | 4,2 | No | No | 6,3 | VT, Vm, PImax, balance carga/fuerza, FR/VT | 15,0 | ND |
27 | Foronda (2011) | Prospectivo | 260 | 11,3 | Sí | PS 10cmH2O, 120min | 4,1 | No | 12,7 | Obstrucción vía aérea superior (57,5) |
35 | Ferguson (2011) | Retrospectivo | 538 | 48 | Sí | PS según diámetro del TET, 120min | 1,5 | No | 11,2 | Fallo respiratorio bajo (54) |
CPAP: presión continua en la vía aérea; CRF/kg: capacidad residual funcional indexada al peso del paciente; CROP: compliance, resistance, oxigenation, pressure index; Edin: elasticidad dinámica; ERE: ensayo de respiración espontánea; FE: fracaso de extubación; FiO2: fracción inspirada de oxígeno; FR: frecuencia respiratoria; FrVe: fracción de la ventilación minuto total entregada por el respirador; IO: índice de oxigenación; IPT: índice presión tiempo; ND: no hay datos; PaO2/FiO2: cociente presión arterial de oxígeno/fracción inspirada de oxígeno; PImax: presión inspiratoria máxima; PI/PImax: cociente entre la presión inspiratoria de la vía aérea y la presión inspiratoria máxima; PIP: presión inspiratoria pico; PMVA: presión media de la vía aérea; P0,1: presión negativa medida posterior a la oclusión de la vía aérea en 0,1s; P0,1max: presión negativa máxima medida posterior a la oclusión de la vía aérea en 0,1s; PS: presión de soporte; TET: tubo endotraqueal; TTI1: índice tensión tiempo obtenido desde P0,1; TTI2: índice tensión tiempo obtenido desde la PMVA; TI/TTOT: cociente tiempo inspiratorio/tiempo total del ciclo respiratorio; TTmus: índice tensión tiempo muscular; VM: ventilación mecánica; Vm: volumen minuto; VT: volumen tidal; VT/Ti: flujo inspiratorio promedio.
En adultos, se han descrito 3 indicaciones comunes de ventilación no invasiva (VNI) durante el destete: a)modalidad alternativa de destete en pacientes con fracaso del ERE; b)profilaxis posterior a la extubación en pacientes con alto riesgo de reintubación pero sin fallo respiratorio, y c)soporte en pacientes extubados con fallo respiratorio dentro de las primeras 48h posterior a la extubación. La primera estrategia tiene como objetivo facilitar el destete, y las 2 últimas intentan evitar la reintubación6,58. Sin embargo, los estudios relacionados con la temática han mostrado resultados contradictorios respecto a la utilidad de la VNI durante el destete58–62.
En un metaanálisis, Burns et al.59 evaluaron el empleo de la VNI como modalidad alternativa para facilitar el destete temprano, observando que esta estrategia se asoció a una significativa reducción de la mortalidad, incidencia de neumonía y duración de la VM. Además, en el análisis de subgrupos, los autores señalaron que los beneficios de la VNI en la mortalidad fueron mayores en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Por su parte, Ferrer et al.60 mostraron que la VNI utilizada como terapia de rescate inmediatamente posterior a la extubación redujo el riesgo de fallo respiratorio agudo en pacientes con insuficiencia respiratoria crónica hipercápnica durante el ERE, logrando incluso disminuir la mortalidad a los 90días. Contrariamente, 2 estudios no reportaron diferencias en la tasa de reintubación al comparar el uso de VNI respecto a la terapia estándar en pacientes con fallo respiratorio posterior a la extubación61,62. Además, Esteban et al.62 describieron una mayor mortalidad en el grupo de pacientes que recibieron VNI, probablemente asociada al retraso de la reintubación.
En pediatría, la experiencia sobre el uso de VNI durante el destete es limitada, debido a que la información disponible proviene de estudios no controlados y series de casos con pocos pacientes63. Mayordomo-Colunga et al.64 reportaron que la VNI fue más efectiva evitando la reintubación cuando se empleó precozmente en pacientes con alto riesgo de FE respecto a su uso como terapia de rescate en pacientes con fallo respiratorio establecido. Además, los autores observaron que la reducción de FR y FiO2 al cabo de 6h se asoció al éxito de la VNI. Así mismo, James et al.65 coincidieron en que ambas mediciones, sumadas al pH y a la patología subyacente, son criterios a tomar en cuenta cuando se desea predecir la efectividad de la VNI en pacientes pediátricos.
En otra interesante faceta de la VNI, Fauroux et al.66 reportaron recientemente efectos beneficiosos durante el proceso de decanulación en un grupo selecto de pacientes pediátricos con obstrucción grave de la vía aérea superior, así como en el tratamiento del fallo respiratorio posterior a la decanulación.
De todas maneras, la integración de la VNI en el destete requiere de criterios preestablecidos de inicio y de fracaso que aún no están completamente definidos y validados en pediatría. En el futuro, el uso transitorio de VNI en un proceso de retirada de la VM podría considerarse exitoso si facilita el destete y/o evita la reintubación67.
ConclusionesBasándonos en la información previamente expuesta, creemos que la evaluación diaria de criterios clínicos y funcionales específicos junto a la aplicación de un ERE es una metodología que permite identificar precozmente a los pacientes en condiciones de ser destetados del respirador mecánico. La suspensión diaria de la sedación permite acortar la duración de la VM, y la evaluación a través de la escala COMFORT evita la sedación excesiva en los pacientes pediátricos. La medición de predictores univariables previo al retiro del respirador parece ser más efectiva para determinar el pronóstico de la extubación. No todos los pacientes pediátricos requieren una estrategia de destete protocolizada. Esta medida puede ser más efectiva en pacientes pediátricos que presentan factores de riesgo, como por ejemplo corta edad, mayor duración de la VM, síndromes genéticos, alteraciones respiratorias y neurológicas crónicas, pacientes habitualmente excluidos en los estudios pediátricos de destete. A pesar de la elevada incidencia de FE por obstrucción de la vía aérea superior, la ausencia de fuga audible alrededor del tubo endotraqueal aplicando una presión de vía aérea superior a 30cmH2O no debería retrasar la decisión de extubar, ya que la administración profiláctica de esteroides ha demostrado resultados positivos, atenuando esta condición. No existen suficientes estudios para recomendar de forma rutinaria el uso de VNI posterior a la extubación, aunque se han establecido algunas indicaciones prometedoras en grupos seleccionados de pacientes pediátricos. En pacientes con fallo respiratorio establecido que requieran VNI se debería objetivar la respuesta clínica, considerando la posibilidad de aumento de la mortalidad debido al retraso de la reintubación. Nuestra propuesta de algoritmo de retirada de la VM en pacientes pediátricos se detalla en la figura 1. Finalmente, creemos en la necesidad de realizar nuevos estudios que comparen métodos y protocolos de destete en pacientes más complejos, ya que probablemente serán ellos los más beneficiados de una elección adecuada de estrategia de retirada.
FinanciaciónNo se ha contado con financiación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener potenciales conflictos de intereses.
Los autores agradecen el aporte de los fisioterapeutas Ramón Pinochet y Máximo Escobar en la revisión minuciosa del manuscrito.