Los protocolos de tratamiento de la agudización asmática utilizan en la actualidad la medición del flujo espiratorio máximo (FEM) para orientar el tratamiento y valorar la evolución del paciente. El empleo de otros parámetros clínicos o funcionales ha sido señalado también en la valoración de gravedad de la crisis. Con objeto de investigar la utilidad de estos criterios hemos analizado su relación con el grado de obstrucción al flujo aéreo, expresado por el FEM, en una muestra de 48 pacientes asmáticos que acudieron a urgencias por exacerbación de su enfermedad, excluyendo a seis de ellos por presentar riesgo vital inminente en el momento de su admisión. Entre los parámetros clínicos analizados, sólo la presencia de cianosis o diaforesis guardó relación con el grado de obstrucción; la utilización de la musculatura accesoria o constantes vitales como la frecuencia cardíaca, respiratoria o la tensión arterial eran similares en pacientes con exacerbación grave (FEM < 50%) o sin ella (FEM > 50%). En la gasometría arterial, únicamente la PaO2 era significativamente inferior en los pacientes con FEM < 50%. La relación entre ambos parámetros permitió identificar un punto de corte que separaba los pacientes que presentaban insuficiencia respiratoria; según este punto, cuando el valor inicial del FEM se situaba por encima del 50% del valor teórico ningún paciente tenía una Pa02 < 60 mmHg. Concluimos: 1) los parámetros clínicos no siempre guardan relación con la gravedad de la crisis establecida según el grado de obstrucción al flujo aéreo, y 2) un valor del FEM > 50% al inicio de la exacerbación asmática permite descartar la presencia de insuficiencia respiratoria y hace innecesaria la realización de la gasometría arterial.
Protocols for treating acute asthma presently rely on measurement of peak expiratory flow (PEF) to orient treatment and evaluate progress. Other clinical or functional parameters have also been considered for use in the assessment of severity of attack. In order to investígate the usefulness of these criteria we analyzed their relation to degree of air flow obstruction expressed by PEF in a sample of 48 asthmatics who carne to the emergency room for treatment of disease exacerbation, excluding 6 who presented imminent risk of death at the time of admission. Among the clinical parameters analyzed, only presentation of cyanosis or diaphoresis was related to degree of obstruction. The pattern of accessory muscle use or vital signs such as heart, breathing rate or blood pressure were similar in patients with (PEF < 50%) or without (PEF > 50%) severe exacerbation. Among gasometric readings only PaO2 was significantly lower in patients with PEF < 50% and we were able to identify a cutoff point useful as a screen for respiratory insufficiency: when the initial PEF was above 50% of theoretical valué, no patient had PaO2, < 60 mmHg. We conclude that: 1) clinical parameters do not always reflect severity of attack established by degree of air flow obstruction, and 2) PEF > 50% at the start of asthmatic exacerbation allows respiratory insufficiency to be ruled out, making performance of gasometric measurement unnecessary.