En nuestro medio, las heridas por arma blanca constituyen la causa más frecuente de los traumatismos abiertos del tórax con una incidencia muy superior a las heridas por arma de fuego y las heridas por asta de toro.
Presentamos una Serie de 49 pacientes, 44 (89,8%) varones y 5 (10,2%) mujeres. La edad media fue de 31 años. Los 49 heridos estudiados eran portadores de 72 heridas torácicas por arma blanca, de las cuales 30 (41,6%) eran penetrantes y 42 (58,3%) no penetrantes. Las lesiones encontradas fueron: 11 casos (22,4%) de neumotórax, 10 (20,4%) de hemoneumotórax, 6 heridas pulmonares, 2 heridas cardíacas v una herida extensa del diafragma.
En los 24 enfermos con heridas no penetrantes y en 8 con heridas penetrantes se instauró tratamiento conservador, siendo necesario realizar posteriormente un drenaje torácico en tan sólo un paciente. Del resto de las heridas penetrantes, en 6 casos se colocó de entrada un drenaje torácico y 11 fueron intervenidos. La morbilidad ha sido de 9 casos. Un paciente falleció a consecuencia de las lesiones abdominales de una herida por arma blanca cuya puerta de entrada estaba situada en el abdomen.
Somos partidarios de mantener una actitud conservadora, indicando la intervencion cuando nos encontremos ante signos que indiquen la presencia de shock hipovolémico o taponamiento cardiaco, y en aquellos casos en los que se produzcan perdidas importantes a traves del drenaje torácico.
Stab wounds are the most common cause of open ehest wounds in our setting, with an incidence far higher than either wounds caused by firearms or bull horns.
We describe a series of 49 patients, 44 (89.8%) men and 5 (10.2%) women. Mean age was 31 years. The 49 patients had suffered 72 stab wounds to the ehest, of which 30 (41.6%) were penetrating and 42 (58.3%) were non penetrating. The lesions observed were 11 (22.4%) cases of Pneumothorax, 10 (20.4%) of hemopneumothorax, 6 pulmonary lesions, 2 heart wounds and 1 extensively damaged diaphragm.
Twenty-four patients with non penetrating wounds and 8 with penetrating wounds were treated conservatively. It was subsequently necessary to drain the ehest of only one. Of the remaining penetrating wounds, drains were inserted in six immediately and 11 underwent surgery. Complications developed in only 9 cases. One patient died as a result of abdominal lesions resulting from stab wounds directly to the abdomen.
We are in favor of conservative management. Indications for more agressive intervention are hypovolemic shock, cardiac tamponade or significant loss of fluid through the thoracic drain.