Los resultados del estudio NEderlands Leuvens Longkanker Screenings Onderzoek (NELSON) presentados en el último congreso de la IASLC en Toronto, Canadá, confirman los hallazgos del National Lung Screening Trial (NLST)1. Se trata del segundo ensayo prospectivo aleatorizado que avala la eficacia de los programas de cribado de cáncer de pulmón mediante el uso de tomografía computarizada de baja dosis de radiación (TCBD). Tanto el estudio NELSON como el NLST han demostrado una reducción significativa y clínicamente relevante en la mortalidad por cáncer de pulmón atribuible a la TCBD anual2. Hay que tener en cuenta que estos resultados son fruto de un número reducido de rondas de cribado (4 en el estudio NELSON y 3 en el NLST). Por lo tanto, se espera que el beneficio real de un programa de cribado sea mayor, al prolongarse en el tiempo la realización de TCBD.
El cribado ya es una realidad en los EE. UU. donde las sociedades científicas, instituciones y aseguradoras recomiendan su implantación, adhiriéndose a los criterios de inclusión del NLST (edad>55 años y consumo tabáquico>30 paquetes-año)3. La evidencia acumulada en nuestro continente no gozaba hasta ahora del poder estadístico suficiente como para confirmar los hallazgos norteamericanos, motivo por el que se aguardaba con cierta expectación los resultados del estudio NELSON. El estudio europeo se consideraba necesario alegando que las idiosincrasias de los sistemas de salud y de la población europea no justificaban asumir como propias las recomendaciones de las sociedades científicas norteamericanas basadas en el diseño y los resultados del NLST. Además, el estudio NELSON se diseñó para explorar el uso de la volumetría, el tiempo de duplicación y la flexibilidad de los intervalos de cribado, en parte para reducir la tasa de falsos positivos y el gasto ocasionado por el cribado. Por último, los criterios de inclusión del estudio NELSON fueron menos restrictivos que los del NLST (edad>50 años, abstinencia<10 años, consumo de tabaco>15 paquetes-año). A pesar de disponer de un tamaño de muestra sensiblemente inferior al norteamericano (15.822 vs. 53.454 individuos), el estudio NELSON ha demostrado una mayor reducción de la mortalidad por cáncer de pulmón1. En el estudio europeo murieron 157 hombres por cáncer de pulmón en el grupo de cribado en comparación con 214 en el grupo control, lo que supone un odds ratio de 0,74 (IC95%: 0,60-0,91) a favor del cribado. Pero el beneficio fue mayor en las mujeres con un odds ratio de 0,61 (IC95%: 0,35-1,04), algo que ya se sospechaba en un análisis post-hoc de los resultados del NLST4. Como ejemplo de la eficacia del cribado cabe destacar que el 50% de los cánceres de pulmón detectados con TCBD en el estudio NELSON se encontraba en estadio ia en comparación con un 75% de estadios avanzados (iii o iv) en el grupo control.
Los resultados del estudio NELSON, ostensiblemente mejores que los del NLST, apuntalan los esfuerzos dedicados a la implantación del cribado de cáncer de pulmón en Europa, incluyendo el documento de consenso de la ERS y la ESR publicado en 2015 así como el auspiciado por la SEPAR y otras sociedades científicas de ámbito nacional como la SERAM, SEOM, y la SECT publicado en Archivos de Bronconeumología en 20175,6. Nuestra sociedad y sus miembros han sido pioneros en la implantación de programas de cribado. Tres centros españoles participan en la cohorte internacional ELCAP con más de 12.000 individuos incorporados a sus programas de detección precoz. Esta cifra casi duplica el número de pacientes cribados en el estudio NELSON con TCBD y los resultados obtenidos han sido excelentes7. De esta experiencia emana gran cantidad de evidencia no solo a favor del cribado sino de cómo hacerlo con éxito. Se suman a los hallazgos descritos, el refinamiento de aspectos fundamentales del cribado incluyendo la selección de pacientes, la adherencia al programa y las recomendaciones de seguimiento mediante el uso de modelos predictivos de regresión logística en diversas series de pacientes incluidos en programas de cribado8,9. La experiencia de nuestro país con el cribado ha demostrado la fortaleza del vínculo entre enfisema y cáncer de pulmón y mejorado nuestro conocimiento del riesgo compartido con la EPOC10. Se ha demostrado, además, que las apneas de sueño son frecuentes en pacientes con cáncer de pulmón, y que condicionan la aparición de nódulos sospechosos en la TCBD11,12. Lo mismo se podría decir de la enfermedad pulmonar intersticial incipiente, hallazgo infrecuente pero determinante en la TCBD13. Como consecuencia de todo ello, se han propuesto estrategias para optimizar los criterios de inclusión en programas de cribado, e incluso se han definido marcadores de valor pronóstico14,15. Cobra especial protagonismo en este sentido el enfisema, que añadido a los criterios convencionales de edad y tabaquismo incrementaría el valor predictivo positivo del programa de cribado, aunque se debería medir si dicho incremento está justificado por el posible aumento del coste y la complejidad del programa.
Queda mucho por hacer, pero sin programas de cribado seguiremos siendo testigos mudos de la elevada mortalidad causada por el cáncer de pulmón en nuestro país, no solo entre fumadores sino también entre aquellos que han conseguido dejar de fumar. Sigamos insistiendo en el abandono del hábito tabáquico sin dejar de poner en marcha las iniciativas plasmadas en el documento de consenso de 20176.
Conflicto de interesesEl Dr. Seijo ha recibido financiación de Menarini y Chiesi relacionada con proyectos de investigación sobre el cáncer de pulmón o el cribado y ha participado como ponente en foros o cursos organizados por Esteve, Roche, Medtronic, Astra Zeneca, y Suministros Hospitalarios, relacionados con el cáncer de pulmón. El Dr. Zulueta es empleado a tiempo parcial y accionista de VisionGate, Inc. El Dr. Trujillo no declara conflictos de interés relacionados con el cáncer de pulmón.