En la literatura médica existe muy poca bibliografía sobre infecciones sistémicas causadas por Trichosporon spp en pacientes inmunocompetentes, y menos en fibrosis quística (FQ). Suelen asociarse con procesos agudos de mal pronóstico1–4.
Presentamos el caso con revisión de la literatura de un paciente con FQ, con una infección bronquial crónica (IBC) por Trichosporon mycotoxinivorans (T. mycotoxinivorans) y Trichosporon mucoides, con buena evolución durante su seguimiento.
Varón de 37 años diagnosticado a los 4,5 meses de FQ, (F508del/G542X), que presentaba afectación pulmonar y digestiva leve, IBC por S. aureus meticilin sensible (SAMS) e intermitente por P. aeruginosa erradicada en 2005, manteniendo tratamiento con broncodilatadores de acción rápida, fisioterapia, enzimas pancreáticas y vitaminas liposolubles.
Hacía 5 años, en una revisión estable se descubrió en la microbiología de esputo, T. mucoides. En las pruebas complementarias, la espirometría se mantuvo sin cambios (FEV1: 2,71l/65%), con saturación de oxígeno (SO2) basal del 96%. Ante este hallazgo, se le puso tratamiento con itraconazol 200mg/24h. En los cultivos de esputo sucesivos se aisló T. mycotoxinivorans, que se ha mantenido hasta la última revisión. No hubo empeoramiento radiológico Bhalla: 16, ni funcional (FEV1: 3,25l/95% y SO2 basal: 97%). La media de exacerbaciones al año en los 5 años de seguimiento fue de 1,2 y todas leves, tratadas con antibioterapia oral según antibiograma, similar a los años anteriores.
El primer caso de infección humana en FQ por T. mycotoxinivorans fue una neumonía con desenlace fatal publicada en 2009. Los casos posteriores publicados, también tuvieron muy mal pronóstico1,2,4. En la serie de Shah et al.2, con un seguimiento hasta de 6 años, 4 pacientes presentaron IBC para T. mycotoxinivorans, y otro un aislamiento. No encontraron correlación entre esta infección y el número tan elevado de exacerbaciones posteriores, pero podría suponerse el papel que jugó T. mycotoxinivorans2, tanto en la clínica como en el pronóstico.
Aunque no está claro, la exposición profesional, el trasplante y su tratamiento, la diabetes, los corticoides inhalados y sistémicos, la malnutrición, una función pulmonar grave, una resistencia intrínseca medicamentosa a micóticos, o el uso de antibioterapia inhalada o sistémica crónica, podrían ser factores de riesgo para padecer una infección por T. mycotoxinivorans en FQ1–4. Nuestro paciente no padecía ninguno de estos factores de riesgo, ni se evidenció un empeoramiento clínico, radiológico o funcional en los 5 años desde la aparición de Trichosporon spp.
El cambio de especie en nuestro caso lo relacionamos con 2 acontecimientos. El primero fue que el género Trichosporon se reorganizó recientemente1. El segundo ha sido el método de identificación usado, métodos fenotípicos (API®, VITEK®) y espectrometría de masas (MALDI-TOF)5.
Tras la exposición de nuestro caso, una IBC sin repercusión clínica, y la revisión realizada en la literatura, concluimos que Trichosporon spp y, especialmente, T. mycotoxinivorans se asocia a manifestaciones clínicas muy variables en la FQ, aunque hasta ahora la mayoría de los casos presentaron una evolución rápida, grave y fatal. Con circunstancias apropiadas1,3, los pacientes podrían padecer infección crónica por este hongo.