Los cimientos de la Asociación Latinoamericana del Tórax (ALAT) comenzaron a forjarse en Barcelona, ciudad donde, a principios de los años 80, se había desarrollado un programa científico de proyección internacional, marco en el que muchos investigadores latinoamericanos tenían una impronta científica destacada, pero con influencia limitada en la geografía iberoamericana. Es en este contexto que Manuel Cosío, neumólogo español de gran proyección internacional (McGill University), y Roberto Rodríguez Roisin (Hospital Clínic) organizaron en Barcelona, en octubre de 1990, el «I Curso Iberoamericano de Neumología», con 250 asistentes y 51 conferenciantes latinoamericanos y españoles que presentaron todos sus trabajos en castellano. A destacar la participación de Bartolomé Celli, E. Fernández, Manuel Giménez, Alejandro Grassino, Manel Jordana, Carmen Lisboa, Eulo Lupi-Herrera, Manuel Oyarzún, Daniel Rodenstein, Moisés Selman, Iasha Sznajder y Noe Zamel. El resultado fue muy exitoso y no solo se logró el objetivo («…reunir un grupo de expertos internacionales en el campo de la Neumología cuyo denominador es el dominio de una lengua común…»), sino que se selló el compromiso de proseguir con estas reuniones, ya en el escenario iberoamericano, y bajo el nombre ya no de Curso sino de «Congreso Iberoamericano de Neumología», dado el alcance obtenido. Los congresos se sucedieron en: II. Acapulco (1992); III. Viña del Mar (1994); y, IV. Caracas (1996), presididos por Moisés Selman, Rodrigo Moreno y Carlos Tálamo, respectivamente.
La ALAT se fundó en 1996, en el marco del IV Congreso Iberoamericano de Neumología desarrollado en Caracas, con la misión de promover la salud respiratoria y el desarrollo del conocimiento científico en la Región, mediante el fomento de altos estándares de calidad para la prevención y atención de las enfermedades respiratorias, así como en investigación y en educación1,2 y con la convicción de que el avance del conocimiento se fortalece cuando se trabaja en equipo, mediante redes comunes de información y con esfuerzo colaborativo. Iberoamérica incluye países y regiones con diferencias, pero con características comunes que les une fuertemente y les da la posibilidad de conformar grandes equipos, como ya se ha hecho en varias ocasiones, como por ejemplo en el Proyecto Platino3, con fortalezas y aportes complementarios. Las raíces lingüísticas española y portuguesa, y una forma particular de contemplar la vida, les aproxima esencialmente para crecer unidos (fig. 1).
Bajo el impulso de José Jardim, su primer presidente, en 1998 se desarrolló el I Congreso de la ALAT en Sao Paulo. Desde entonces, la madurez que ha alcanzado la ALAT le otorga el reconocimiento y la capacidad para seguir ampliando el cumplimiento de su misión.
Con enfoques complementarios, cada uno de los presidentes (en su orden, desde 1996: José Jardim, Carmen Lisboa, Carlos Torres-Duque, Carlos Luna, Rogelio Pérez-Padilla, Mauro Zamboni, María Victorina López, María Montes de Oca, Alejandro Casas, Andrés Palomar, Gustavo Zabert y Mark Cohen) y consejos directivos que se han sucedido, en casi 25 años, ha impulsado el desarrollo de nuestra asociación, con algunos hitos a destacar:
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La consolidación de la estructura definida estatutariamente y su funcionamiento, el desarrollo de sus comisiones y departamentos científicos y la definición de un plan estratégico2.
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La consolidación del Congreso ALAT como el encuentro científico periódico más importante en salud respiratoria en la Región Latinoamericana: 1.o: Sao Paulo (1998, José Jardim); 2.o: Cartagena de Indias (2000, Darío Maldonado); 3.o: Punta del Este (2002, Luis Piñeyro); 4.o: Buenos Aires (2004, Carlos Luna); 5.o: Cancún (2006, José Felipe Villegas); 6.o: Brasilia (2008, Rogelio Pérez-Padilla); 7.o: Lima (2010, Mauro Zamboni); 8.o: Montevideo (2012, María Victorina López); 9.o: Medellín (2014, Carlos Torres-Duque); 10.o: Santiago de Chile (2016, Francisco Arancibia); 11.o: Ciudad de México (2018, Andrés Palomar); 12.o: Ciudad de Panamá (2019, Lorena Noriega); 13.o: Buenos Aires (2020, Gustavo Zabert).
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La alianza con la Sociedad Española de Neumología (SEPAR), que posibilitó que Archivos de Bronconeumología fuese también la revista oficial de ALAT, lo cual ha sido benéfico para ALAT y para Archivos, que ha contado con documentos de trascendencia, así como la institución de las becas SEPAR-ALAT.
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El posicionamiento de ALAT como máximo representante de la neumología latinoamericana y su alianza con las principales sociedades científicas en salud respiratoria: European Respiratory Society (ERS), American Thoracic Society (ATS), American College of Chest Physicians (ACCP), Asian Pacific Society of Respirology (APSR), Pan African Thoracic Society (PATS), Organización Mundial de la Salud, Unión Internacional contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias, así como su participación activa en el Foro de Sociedades Respiratorias Internacionales (FIRS) y en las estrategias Global Initiative for Obstructive Lung Disease (GOLD) y Global Initiative for Asthma (GINA), de cuya colaboración han emergido importantes documentos (se citan solo algunos)4–11.
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El desarrollo científico de ALAT plasmado en la calidad creciente de las investigaciones y publicaciones de sus miembros, cuya expresión más destacada ha sido el Proyecto Latinoamericano de Investigación en Enfermedad Obstructiva (PLATINO)3, que ha producido cerca de 50 publicaciones, sus guías y posiciones12,13, muchas de ellas de manera colaborativa con ATS, ERS y otras asociaciones científicas transnacionales, sus cursos de formación, como el Methods in Epidemiologic, Clinical and Operations Research Course (MECOR) y los cursos de espirometría (ESPIROLAT), su revista educativa Respirar14, así como en el crecimiento de actividades desarrolladas por las comisiones y los departamentos científicos en respuesta a la situación de salud respiratoria regional15.
La mejor forma de construir el futuro es aprender de la historia. El sendero iniciado hace 30 años y el esfuerzo sostenido de aquellos que han creído en su desarrollo han hecho posible la ALAT actual. El reto reside en que con orgullo y voluntad aceptemos seguir construyendo el futuro. No hay duda de que, con la herencia científico-cultural de que disponemos, alcanzaremos el puesto que merecemos en la edificación de la salud respiratoria universal.