En el anciano de edad avanzada (> 80 años) la función respiratoria puede verse afectada cuando a la presencia de comorbilidad y la pérdida de movilidad se suma el descenso de la fuerza de la musculatura respiratoria (MR). La literatura médica ha mostrado que el entrenamiento de la MR puede ser una intervención efectiva para mejorar la funcionalidad y prevenir el deterioro clínico, especialmente en la población con debilidad de la MR.
El objetivo del estudio fue evaluar la efectividad del entrenamiento de la MR en la fuerza y resistencia de esta musculatura, en ancianas institucionalizadas con limitación funcional.
MétodoSe asignaron aleatoriamente 54 residentes con limitación para deambular (media 85 años, DE 6,7) a un grupo control (n = 27) y entrenado (n = 27). Se desarrolló un programa de entrenamiento supervisado, mediante Threshold®IMT, 5 días por semana durante 6 semanas. Las variables principales fueron: la presión inspiratoria máxima (PImáx), la presión espiratoria máxima (PEmáx) y la ventilación voluntaria máxima (MVV), medidas en las semanas 0, 4, 7 y 10.
ResultadosLos análisis estadísticos no revelaron cambio en la PImáx (F3,114 = 1,04, p = 0,368, R2 = 0,027), PEmáx (F3,114 = 1,86, p = 0,14, R2 = 0,047) y MVV (F3,114 = 1,74, p = 0,162, R2 = 0,044) entre ambos grupos tras la intervención. No obstante, la carga de trabajo mejoró significativamente con el entrenamiento (F5,100 = 72,031, p < 0,001, R2 = 0,791).
ConclusiónEl dispositivo de entrenamiento umbral en un programa interválico de 6 semanas no produce una mejora significativa de los parámetros relacionados con la fuerza y la resistencia de la MR, en la población estudiada.
In elderly seniors (>80 years), respiratory function may be compromised when, in addition to the presence of comorbidity and loss of mobility, there is also reduced respiratory muscle (RM) strength. The literature has shown that RM training could be an effective method to improve RM function and prevent clinical deterioration, particularly in population with RM weakness.
The main purpose of this paper was to assess the effectiveness of RM training on the respiratory muscle strength and endurance of institutionalized elderly women with functional impairment.
MethodFifty-four residents (mean=85 years, SD=6.7) were randomly assigned to either a control (n=27) or training (n=27) group. A supervised training program was developed with Threshold®IMT, five times per week for 6-weeks. The main variables of the intervention were: maximum inspiratory pressure (PImax), maximum expiratory pressure (PEmax) and maximal voluntary ventilation (MVV), all of which were measured at weeks 0, 4, 7 and 10.
ResultsStatistical analysis revealed no significant differences in PImax (F3,114=1.04, p=0.368, R2=0.027), PEmax (F3,114=1.86, p=0.14, R2=0.047) and MVV (F3,114=1.74, p=0.162, R2=0.044) between the two groups after the intervention. However, the workload significantly improved with the training sessions (F5,100=72.031, p<0.001, R2=0.791).
ConclusionIn a 6-week interval-based training program, the threshold loading device does not significantly improve parameters related to RM strength and endurance of the study population.
Uno de los cambios fisiológicos más importantes en la función respiratoria que acompaña al envejecimiento es la disminución en la fuerza de la musculatura respiratoria (MR), asociada con la pérdida global de masa muscular o sarcopenia. En el anciano de edad avanzada (> 80 años), la sarcopenia, así como la presencia de otras enfermedades (comorbilidad) pueden causar discapacidad física y deterioro funcional1, así como afectar la función respiratoria haciéndolo más vulnerable frente a la enfermedad2. La fuerza y la resistencia de la MR están relacionadas con la capacidad para deambular y el desarrollo de las actividades de la vida diaria (AVD)3,4. Por tanto, la fuerza de la MR es una variable fisiológica importante que ayuda a prevenir el deterioro funcional del anciano5 y que puede reducir el riesgo de morbimortalidad2.
Estudios previos muestran que el ejercicio aeróbico general se acompaña de beneficios fisiológicos, incluyendo aumentos de la fuerza y resistencia de la MR3,6,7. Además, parece ser que estos beneficios son mayores cuando este se combina con el entrenamiento específico de la MR6,7. Algunos ancianos no son capaces de realizar ejercicio aeróbico general, y en ese caso, el entrenamiento específico de la MR puede considerarse como alternativa, evitando así el deterioro de la población anciana más vulnerable. Estudios recientes apuntan la necesidad del entrenamiento de la MR en la población anciana con dificultad para realizar ejercicio aérobico global (por ejemplo, la deambulación)5,8, y en general en la población con debilidad de la MR9, características que definen a la población objeto de este estudio.
En relación con las modalidades de entrenamiento de la MR, la ventilación con carga umbral (por ejemplo, Threshold® Inspiratory-Muscle Trainer) se ha revelado como un método simple y efectivo para incrementar la fuerza y la resistencia de la musculatura inspiratoria, con independencia del patrón ventilatorio10,11. Gosselink destaca (2004)12, como ventaja adicional, que la ventilación con carga umbral acorta el tiempo de inspiración y aumenta el de exhalación y relajación, lo que podría evitar la aparición de la fatiga de los músculos inspiratorios. Diversos estudios han demostrado la efectividad del Threshold® IMT tanto en la población sana como en la que presenta enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neuromusculares. Sin embargo, pocos estudios han evaluado este entrenamiento en la población anciana8,13–15, y ninguno en ancianos con limitación para la deambulación. Según señala Harms (2006)16 la mujer anciana presenta valores inferiores en la función pulmonar, y por lo tanto, mayor limitación para la actividad física que el hombre anciano. Además, la mujer presenta una mayor esperanza de vida, y consecuentemente, una mayor limitación funcional en la edad avanzada.
El objetivo de este estudio fue evaluar la efectividad de un programa específico de IMT sobre la fuerza y la resistencia de la MR en la mujer anciana institucionalizada con limitación funcional. La hipótesis general fue que el equipo Threshold® IMT mejora la fuerza y la resistencia de la MR en esta población.
Sujetos y métodosSe trata de un ensayo controlado y aleatorizado, aprobado por el Comité Ético de Investigación en Humanos de la Universidad de Valencia (n.° de registro del ensayo H1325072291220). Todos los procedimientos de medición y entrenamiento desarrollados han respetado los principios éticos que recoge la Declaración de Helsinki, entre ellos la obtención del consentimiento informado.
Se seleccionaron 54 mujeres institucionalizadas (media 85 años, DE 6,7) de residencias localizadas en la ciudad de Valencia (España). Los criterios de inclusión fueron: a) incapacidad para deambular más de 10 m o bien el uso de silla de ruedas; b) puntuación del Mini-Examen Cognoscitivo de Lobo ≥ 20 puntos (participantes sin deterioro cognoscitivo moderado o severo), y c) estabilidad médica, determinada por el personal sanitario de cada centro. Se completó un cuestionario sobre el historial médico de los residentes para identificar condiciones que pudieran excluirles, como: a) problemas cardiorrespiratorios crónicos; b) episodio cardiorrespiratorio agudo (2 meses previos); c) problemas neurológicos, musculares o neuromusculares que pudieran interferir en la realización de las pruebas de evaluación y/o entrenamiento; d) fumadores activos o ex fumadores (< 5 años), y e) enfermos terminales. A lo largo de los 3 meses de 2009 en que se llevó a cabo la intervención, se perdieron 14 residentes por diferentes motivos, resultando un total de 40 participantes (fig. 1).
MedicionesAmbos grupos, control (GC) y entrenado (GE), se midieron en 4 momentos: basal (tiempo cero); mitad del programa de entrenamiento (semana 4); final del entrenamiento (semana 7), y seguimiento (semana 10). Las variables principales fueron: la presión inspiratoria máxima (PImáx), la presión espiratoria máxima (PEmáx) y la ventilación voluntaria máxima (MVV).
EspirometríaLa función pulmonar se valoró mediante un espirómetro portátil Jaeger (VIASYS® Healthcare GmbBH, Hoechberg, Germany). Las pruebas fueron la espirometría simple (volumen-tiempo) y forzada (curva flujo-volumen), que ofrecían datos de las siguientes variables: capacidad vital (VC), capacidad vital forzada (FVC), volumen espirado forzado en el primer segundo (FEV1), flujo inspiratorio punta (PIF), y flujo espiratorio punta (PEF). Para ambas pruebas se siguieron los estándares requeridos por la American Thoracic Society y la European Respiratory Society (ATS/ERS)17. En el caso de la espirometría forzada, esta se repitió hasta obtener un mínimo de 3 maniobras técnicamente satisfactorias, con un minuto de descanso intercalado, y se registró el valor más alto y reproducible, siempre y cuando la diferencia de los 2 valores más altos, FEV1 y FVC no fuera de un > 0,150 l (ATS/ERS, 2005: p.325)17.
Fuerza de la musculatura respiratoriaLa PImáx y PEmáx se midieron a través de un manómetro aneroide (Series 2000 Magnehelic® Pressure Gauge, Dwyer Instruments, Michigan City, Indiana, Estados Unidos) con rango de sensibilidad de entre 0 y 300cm H2O de presión. Se repitieron las mediciones hasta conseguir 3 lecturas con una variación ≤ 10%18,19, y se empleó el valor más alto. Los valores de referencia utilizados para obtener los porcentajes fueron los recogidos por Enright et al.19, atendiendo a las siguientes circunstancias: a) los valores de normalidad recogen a la población ≥ 85 años, con tamaño muestral superior al de otros estudios (n = 193), y excluyen a la población institucionalizada y/o con imposibilidad para deambular, y b) el presente estudio reproduce la metodología desarrollada por estos autores, que sigue las indicaciones de Black y Hyatt (1969)20.
Resistencia de la musculatura respiratoriaLa MVV (volumen máximo de aire que una persona ventila voluntariamente durante un intervalo de 12 s) se midió un mínimo de dos veces con una variación ≤ 20%17,21. La MVV disminuye progresivamente ante la existencia de MR débil y fatigable. De acuerdo con la ATS/ERS, la MVV es un índice representativo de la resistencia global de la MR: «The most important advantage to measure MVV as an indicator of respiratory muscle endurance is its close resemblance to the task performed during exercise» (ATS/ERS, 2002, p. 563)18. Los valores de referencia empleados para obtener los porcentajes fueron los publicados por Neder et al. (1999)21. Todas las mediciones espirométricas, así como la PImáx, PEmáx y MVV, fueron realizadas por personal especializado, y con el participante en sedestación y portando pinzas nasales17,18.
Cuestionario ad hocEl equipo de investigación y varios expertos (médicos especializados en geriatría y neumología, fisioterapeutas y psicólogos) elaboró un cuestionario (anexo 1) que permitía conocer: a) la presencia de disnea y limitación funcional para las AVD; b) la experiencia durante las sesiones de entrenamiento, y c) observaciones acerca del protocolo de entrenamiento. Los miembros del equipo investigador que llevaron a cabo la encuesta no estuvieron implicados en el desarrollo del protocolo de entrenamiento. Durante la valoración inicial, ambos grupos respondieron a las cuestiones 1-4. Posteriormente, en la valoración postentrenamiento (semana 7), solo el GE contestó a las cuestiones 5-15. Es un cuestionario ad hoc elaborado a propósito de la investigación, con validez de contenido y con propósito descriptivo, únicamente, dado que las escalas validadas en versión española no se ajustaban a las características de la población estudiada.
Programa de entrenamiento de la musculatura inspiratoriaEl entrenamiento de la MR se llevó a cabo mediante el dispositivo Threshold® IMT (Respironics Health Scan Inc., Cedar Grove, NJ, Estados Unidos). Es un dispositivo que permite trabajar contra una carga umbral ajustable entre 7-41cm H2O de presión negativa. Fisioterapeutas no implicados en las mediciones supervisaron las 5 sesiones semanales, durante 6 semanas consecutivas. El programa de entrenamiento interválico consistió en 7 ciclos de 2 min de trabajo y 1 min de descanso intercalado22. Se procedió a la familiarización de los participantes, los primeros días de la primera semana de entrenamiento, mediante cargas de trabajo de 7-10cm H20. Con posterioridad, se incrementó la carga de trabajo considerando la tolerancia al esfuerzo de cada participante, inspirando contra una carga entre el 30-50% de los valores basales de la PImáx, las 3 primeras semanas de entrenamiento. Para asegurar que cada participante se sometiera a la carga de trabajo apropiada, la medición intermedia de la PImáx permitió calcular la carga a la que debería entrenar cada uno, las 3 semanas restantes. Así pues, la carga se reajustó entre el 30-50% de la PImáx intermedia, y fue incrementada adecuadamente entre las semanas 4 y 6. A lo largo de las 6 semanas de entrenamiento, a todos los participantes se les controló el porcentaje de saturación de oxígeno (SaO2) y la frecuencia cardíaca (lat./min), al menos una vez por semana durante el programa interválico. Se recogieron diariamente los datos relativos a la carga de trabajo inspiratorio (cm H2O), la percepción subjetiva de esfuerzo (Escala Borg CR10)23 y el cumplimiento de la sesión, indicando en el caso de ausencia el motivo. El GC no entrenó, tan solo fue medido en los mismos momentos temporales (semanas 0, 4, 7 y 10).
Análisis estadísticoEl análisis estadístico de datos se realizó mediante el programa informático SPSS versión 20. Se calcularon los estadísticos descriptivos de todas las variables, medias y desviaciones estándar y porcentajes. Se emplearon las técnicas estadísticas y gráficas recomendadas en la literatura especializada para evaluar supuestos (normalidad, homocedasticidad, etc.), así como valores atípicos. Para el cálculo del tamaño muestral a priori desde el punto de vista estadístico resulta necesario tener un valor de tamaño del efecto estimado razonable. En este caso no existían estudios de condiciones siquiera similares a la población bajo estudio en este ensayo clínico aleatorizado. Por tanto, no puede hacerse una estimación estadística fiable. Se acudió, entonces, a la literatura médica para valorar el tamaño muestral típico en que empiezan a mostrarse efectos significativos de la técnica. A partir de estos estudios6,7,10,11,14, se optó por un tamaño de muestra superior, que tuviera, por tanto, mayor potencia estadística que la de estos estudios para el mismo tamaño del efecto. Adicionalmente se emplearon técnicas inferenciales (pruebas t y chi-cuadrado) para comparar ambos grupos en la línea base, así como ANOVA mixtos 2 (grupo) × 4 (tiempo) para analizar los efectos de la intervención con Threshold frente a control. El ANOVA mixto es el método estadístico recomendado para valorar la evolución de grupos (entrenado y control) en diversos momentos temporales. Se calcularon pruebas post-hoc ante diferencias estadísticamente significativas con corrección de Bonferroni, así como estimaciones del tamaño del efecto mediante el coeficiente de determinación.
ResultadosDescriptivosCaracterísticas en la línea baseLa tabla 1 muestra las características basales y las pruebas de homogeneidad entre grupos. En cuanto a los datos antropométricos, los resultados solamente muestran que los grupos difieren en la altura.
Características basales de los participantes de ambos grupos estudiados: porcentajes o medias ± 1 desviación estándar
Variable | Grupo control (n = 21) | Grupo entrenado (n = 19) | p |
Antropométricos | |||
Edad (años) | 86,2 ± 5,0 | 84,6±7,7 | 0,421 |
Altura (cm) | 147,3 ± 5,3 | 153,6 ± 6,4 | 0,002 |
Peso (kg) | 63,5 ± 11,6 | 66,6 ± 15,3 | 0,478 |
IMC (kg/m2) | 29,3 ± 5,1 | 28,2 ± 5,8 | 0,507 |
Enfermedades diagnosticadas | |||
Respiratorias (% sí) | 28,6 | 36,8 | 0,577 |
Cardiovasculares (% sí) | 76,2 | 57,9 | 0,217 |
Endocrinas (% sí) | 39,0 | 42,1 | 0,796 |
Neurológicas (% sí) | 28,6 | 36,8 | 0,577 |
Musculoesqueléticas (% sí) | 76,2 | 63,2 | 0,369 |
Otras (% sí) | 76,2 | 84,2 | 0,527 |
Comorbilidad (n.°) | 3,24 ± 1,0 | 3,21 ± 1,1 | 0,935a |
Función pulmonar | |||
VC (l) | 1,50 ± 0,33 | 1,67 ± 0,46 | 0,075 |
VC (% pred) | 77,7 ± 18,5 | 83,0 ± 21,3 | 0,450 |
FVC (l) | 1,36 ± 0,34 | 1,54 ± 0,42 | 0,138 |
FVC (% pred) | 72,9 ± 20,6 | 76,1 ± 20,0 | 0,656 |
FEV1 (l) | 1,11 ± 0,33 | 1,19 ± 0,38 | 0,456 |
FEV1 (% pred) | 81,8 ± 26,6 | 80,0 ± 25,7 | 0,848 |
FEV1 / FVC (%) | 80,6 ± 10,8 | 77,1 ± 12,2 | 0,347 |
PEF (l/s) | 2,58 ± 1,0 | 2,75 ± 1,12 | 0,618 |
PIF (l/s) | 1,78 ± 0,54 | 1,64 ± 0,48 | 0,404 |
Función de la musculatura respiratoria | |||
PEmáx (cm H2O) | 48,6 ± 18,2 | 54,5 ± 23,0 | 0,372 |
PEmáx (% pred)b | 53,7 ± 21,1 | 58,3 ± 26,8 | 0,549 |
PImáx (cm H2O) | –28,1 ± 13,8 | –29,5 ± 11,4 | 0,734 |
PImáx (% pred)b | 66,4 ± 30,4 | 67,9 ± 26,2 | 0,873 |
MVV (l/min) | 28,9 ± 13,2 | 31,1 ± 10,7 | 0,574 |
MVV (% pred)c | 33,5 ± 9,9 | 40,1 ± 14,5 | 0,604 |
FEV1: volumen espirado forzado en el primer segundo; FVC: capacidad vital forzada; IMC: índice de masa corporal; MVV: ventilación máxima voluntaria; PEF: flujo espiratorio punta; PEmáx: presión espiratoria máxima; PIF: flujo inspiratorio punta; PImáx: presión inspiratoria máxima; % pred: porcentajes con respecto a los valores de referencia. VC: capacidad vital.
El apartado «Enfermedades diagnosticadas (ED)» muestra los porcentajes de presencia de ED y la media del número de ED (comorbilidad).
Adicionalmente, se empleó una prueba no paramétrica de Mann-Whitney para comparar la comorbilidad entre los grupos.
Porcentaje según los valores de referencia de Neder et al., 199921; respecto a estos valores de referencia para la MVV, debe considerarse que solamente se analizó un 15% de la muestra (< 80 años; para los que se da valor de referencia). Se emplearon la prueba t y la prueba de ji al cuadrado para obtener las diferencias entre ambos grupos.
Tampoco se observaron diferencias estadísticamente significativas en las variables relativas a los criterios de inclusión: Mini-Examen Cognoscitivo de Lobo (23,0 ± 3,5) e índice de Barthel (68,1 ± 22,7). En promedio, las participantes permanecieron institucionalizadas 4,1 ± 5,2 años y tan solo un 12,5% fueron ex fumadoras (GC, n = 1; GE, n = 4; p = 0,120).
Con respecto a las cuestiones 1-4 (anexo 1, bloque A) del cuestionario ad hoc, no hubo diferencias significativas entre los 2 grupos (p > 0,05). En un 37,5% de los casos la respiración afectaba de alguna manera («un poco» o «mucho») al desarrollo normal de las actividades de la vida diaria (AVD). Entre estas, la deambulación y/o la transferencia fueron las que más se asociaban a la presencia de disnea (47,5%), seguidas de las actividades de autocuidado (27,5%). Las causas principales que imposibilitaban la deambulación fueron: la amputación de miembro/s inferior/es, las secuelas de un accidente vascular cerebral, la artrosis y los antecedentes de fractura por caída.
Valoración del protocolo de entrenamientoEl análisis descriptivo correspondiente a las cuestiones 5-9 (anexo 1, bloque B) del cuestionario ad hoc para el GE muestra que cerca del 42,7% de las participantes refirieron dificultad para respirar durante la sesión, especialmente los primeros días (47,4%), y al incrementar la carga de trabajo (15,8%), y consideraban necesarios los descansos intercalados de 1 min (84,2%). Concluido el protocolo de entrenamiento (cuestiones 10-15, anexo 1, bloque C), el 63% de las participantes percibió mejoría respecto a su estado previo, y el 57,9% consideró necesario algún cambio en el protocolo desarrollado (por ejemplo, 47,4%, período del año; 21,1%, sesiones semanales; 22%, total de semanas). En relación con el número de resfriados no hubo diferencias significativas (GC 33,3% y GE 52,6%; p = 0,218). El 84,2% de las personas entrenadas contestaron que volvería a participar, mientras que un 5,3% no supieron qué contestar. Además, apuntaron una media de satisfacción percibida del 8,4 ± 2,1 en una escala del 1, «nada satisfecho», al 10, «muy satisfecho». Finalmente, la percepción subjetiva de esfuerzo (Escala Borg CR10)23 para el GE no mostró diferencias significativas entre las medias semanales (tabla 2), siendo la puntuación de 3, un esfuerzo «moderado».
Percepción subjetiva de esfuerzo para los participantes del grupo entrenado: media ± 1 desviación estándar
Escala Borg CR10 | Grupo entrenado (n = 19) |
Semana 1 (máx. 10) | 3,45 ± 1,18 |
Semana 2 (máx. 10) | 3,32 ± 0,79 |
Semana 3 (máx. 10) | 3,18 ± 1,06 |
Semana 4 (máx. 10) | 3,57 ± 3,14 |
Semana 5 (máx. 10) | 3,10 ± 0,98 |
Semana 6 (máx. 10) | 3,00 ± 0,86 |
Semanas 1-6 (máx. 10) | 3,17 ± 0,86 |
El ANOVA estimado para evaluar el efecto de la intervención sobre los valores absolutos de PImáx no encontró diferencias estadísticamente significativas entre los grupos (F1,38 = 0,22, p = 0,637; R2 = 0,006). El tiempo sí mostró diferencias, en ambos grupos hubo un aumento a lo largo del tiempo (F3,114 = 12,51, p < 0,001, R2 = 0,248). Sin embargo, el efecto de interacción, el que muestra si el tratamiento resulta efectivo, no resultó estadísticamente significativo (F3,114 = 1,04, p = 0,368; R2 = 0,027) (fig. 2). Aunque la interacción no resultó estadísticamente significativa, se realizaron, no obstante, efectos simples de la interacción para entender mejor dentro de cada grupo qué momentos temporales diferían. El GC mostró diferencias entre la línea base y la medida final (tiempo 3 o postentrenamiento, p < 0,05). Por el contrario, el GE presentaba diferencias entre todos los momentos temporales con la línea base (p < 0,05). No hubo diferencias entre el tiempo 3 y el tiempo 4 (seguimiento) (p > 0,05). Este resultado indica que el cambio a través del tiempo en el GE es más estable, puesto que el GC vuelve a bajar en el seguimiento, lo que no ocurre con el GE.
Fuerza de la musculatura espiratoriaEl ANOVA estimado para evaluar el efecto de la intervención sobre los valores absolutos de PEmáx tampoco encontró diferencias significativas entre los grupos (F1,38 = 2,57, p = 0,117; R2 = 0,063). El tiempo sí mostró diferencias significativas, en ambos grupos hubo un aumento a lo largo del tiempo (F3,114 = 15,55, p < 0,001, R2 = 0,29). Sin embargo, el efecto de interacción no resultó estadísticamente significativo tampoco en el caso de la PEmáx (F3,114 = 1,86, p = 0,14; R2 = 0,047) (fig. 3). Aunque la interacción no resultó estadísticamente significativa, se realizaron efectos simples al igual que en la variable anterior. En el caso del GC solamente hubo ganancia entre la línea base y el postentrenamiento y, sin embargo, el seguimiento no difiere significativamente de la línea base (p > 0,05). En el caso del GE la línea base difiere de todos los demás momentos temporales (p > 0,05), lo que indica estabilidad en el cambio, incluso en el seguimiento.
Resistencia de la musculatura respiratoriaUn tercer ANOVA evaluó el efecto de la intervención sobre los valores absolutos de la MVV y, de nuevo, no mostró diferencias significativas entre los grupos (F1,38 = 0,47, p = 0,49; R2 = 0,012). Sí hubo un incremento significativo de la MVV a lo largo del tiempo (F3,114 = 3,39, p = 0,02; R2 = 0,082), a pesar de que la interacción no fue significativa (F3,114 = 1,74, p = 0,162; R2 = 0,044) (fig. 4). Nuevamente, y aunque la interacción no resultó estadísticamente significativa, se realizaron efectos simples. En el caso del GC no hay diferencias entre ninguno de los momentos temporales (p > 0,05), lo que indica estabilidad en la resistencia de la MR. En el caso del GE la línea base difiere solamente del seguimiento (p < 0,05), lo que indica que, de existir potenciales efectos del entrenamiento con el Threshold® IMT sobre la resistencia de la musculatura, estos tienden a aparecer tarde en el tiempo.
Threshold® IMT: carga de trabajo y percepción subjetiva de esfuerzoLa carga de trabajo a la que fue sometido el GE mejoró de forma significativa, tanto en lo que respecta a los valores absolutos (F5,100 = 72,031, p < 0,001; R2 = 0,791) como al porcentaje de la PImáx basal (F5,100 = 67,225, p < 0,001; R2 = 0,810). En valores absolutos la carga aumentó de -9,7 a -20,7cm H2O a lo largo de las 6 semanas de entrenamiento. Este incremento fue considerablemente menor durante la primera mitad del entrenamiento (diferencia de medias entre la primera y la tercera semanas, 3,39cm H2O) que durante la segunda mitad (diferencia de medias entre la cuarta y la sexta semanas, 5,84cm H2O), resultado que se puede deber al período de familiarización de la primera semana. De igual forma, la carga de trabajo relativa fue aumentando desde el 36 al 78% de la PImáx medida en la línea base. La diferencia de porcentajes para la primera mitad del entrenamiento fue del 11%, mientras que para la segunda mitad fue del 23,3%, aspecto posiblemente relacionado con la familiarización, como anteriormente se ha comentado. Por último, la percepción subjetiva al esfuerzo (Escala Borg) no cambió (p > 0,05) a lo largo del entrenamiento (tabla 2).
DiscusiónEn el presente estudio, el entrenamiento mediante el dispositivo Threshold® IMT no reveló una mejora significativa en la fuerza ni en la resistencia de la MR entre ambos grupos. Estos resultados fueron inesperados, dado que la mayoría de estudios previos en otras poblaciones demuestran el efecto experimental positivo de la utilización del dispositivo IMT10, especialmente en los pacientes con debilidad de la MR9. En la población anciana, los ensayos clínicos controlados previos muestran que la fuerza y la resistencia de la MR8,13, así como la autonomía funcional15, mejoran con el entrenamiento específico de la MR. No obstante, nuestro estudio difiere de los anteriormente mencionados en varios aspectos que hacen difícil una comparación estricta: a) la media de edad de las muestras era inferior (67-70 años frente a 85 años)8,13,15; b) la modalidad de entrenamiento específico de la MR no consistió en el Threshold® IMT (hiperventilación isocápnica13, dispositivo de carga umbral inspiratorio y espiratorio Powerlung®8), a excepción del estudio de Fonseca et al.15, y c) la capacidad de ejercicio era normal y/o el estilo de vida en comunidad8,14, a excepción de la población institucionalizada del estudio de Fonseca et al.15. En nuestro estudio las ancianas presentaban incapacidad para deambular y acentuada debilidad de la MR (intervalo de edad 80-97 años; PImáx basal –28,8cm H2O y PEmáx basal 51,4cm H2O), particularidades que podrían explicar la diferencia en nuestros resultados respecto a los de Watsford y Murphy8 (intervalo de edad 60-69 años; PImáx basal entre -70-80cm H2O y PEmáx entre 80-90cm H2O).
Si bien no hubo significación estadística entre los grupos para las principales variables, sí se observó un aumento del 30% de la PImáx para el GE, entre el comienzo y el final de la intervención. Aunque también se observó una ganancia de la PImáx (18%) en el GC, esta fue sustancialmente menor cuando miramos la progresión de los valores de la PImáx entre el comienzo y la finalización de la intervención, lo que apunta a que la mejora observada en el GC no se debió a factores fisiológicos, ya que este grupo no fue entrenado. En línea con estos resultados, O’Kroy y Coast24 encontraron un incremento significativo en la PImáx en el GC. Hill et al.22 también encontraron un incremento del 8% de la PImáx en el GC, aunque este incremento fue menor al hallado en el GE (29%), a pesar de lo cual la diferencia fue estadísticamente significativa. Analizando estos estudios con más detalle observamos que la intervención desarrollada por O’Kroy y Coast24 consistió en un protocolo de entrenamiento continuo en personas sanas, y en el caso de Hill et al.22 el protocolo de entrenamiento fue interválico, pero en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. De nuevo, las características antropométricas y de salud de nuestra muestra pueden ofrecer una explicación plausible a la falta de efectividad del dispositivo IMT: la institucionalización, la presencia de comorbilidad, la incapacidad para deambular y la debilidad de la MR (según Simões et al.25 los valores de las presiones respiratorias máximas son considerablemente bajos en el anciano institucionalizado, PImáx entre -44,5-33,06cm H2O y PEmáx entre 41,94-34,78cm H2O). Otra explicación posible para el incremento de la PImáx y la PEmáx en el GC podría ser el efecto de aprendizaje en la realización de las maniobras para las presiones respiratorias máximas que describieron Larson et al.11.
Con respecto a la mejora no significativa observada en la PEmáx, podemos apuntar que si bien el dispositivo umbral (Threshold® IMT) se diseñó para entrenar la musculatura inspiratoria, es posible que los músculos espiratorios también se vean envueltos, tal y como apuntó Breslin26. En el estudio reciente de Barbalho-Moulim et al.27 también se observó un incremento no significativo de la PEmáx (26%) tras un protocolo de entrenamiento mediante el Threshold® IMT (15 min por sesión, 6 sesiones semanales, durante 2-4 semanas). En este estudio la población estudiada era diferente a la del presente, especialmente en lo que concierne a la debilidad de la MR y la edad media de la población. Por lo tanto, no contamos con estudios similares con los que contrastar nuestros resultados.
Por otra parte, la carga de trabajo a la que se sometió el GE aumentó a lo largo del tiempo y puede explicar en parte los valores y la mejora observada para la PImáx, PEmáx y la MVV entre las mediciones del postentrenamiento y el seguimiento (figs. 2–4). El incremento en la carga de trabajo visto para el GE desde el postentrenamiento hasta el seguimiento puede explicarse como mantenimiento del efecto de entrenamiento, un efecto que no apareció en el GC. Además, la percepción del esfuerzo realizado no cambió durante las 6 semanas. A este respecto, es interesante señalar que, si bien no hubo un aumento significativo de la PImáx respecto al GC, el efecto de la intervención fue percibido por los participantes entrenados, ya que fueron capaces de entrenar a cargas significativamente mayores con un nivel de esfuerzo similar.
Limitaciones y fortalezas del estudioPartiendo de los bajos valores de las presiones respiratorias máximas, puede que 6 semanas de entrenamiento sea poca duración para observar un efecto sustancial del entrenamiento en la anciana con importante limitación funcional. La Guía de Rehabilitación Respiratoria28 recomienda períodos de entrenamiento más prolongados (entre 6 y 12 semanas) y señala que 12 o más semanas de intervención tienden a producir un mayor beneficio y mantenimiento de este. Aunque el protocolo de entrenamiento que se ha utilizado en este estudio es similar al propuesto por Hill et al.9, diversas circunstancias motivaron el cambio en la duración y frecuencia de sesiones del protocolo desarrollado en el mismo: a) la presencia de comorbilidad y elevada tasa de mortalidad, y b) la pasividad del anciano institucionalizado.
Las limitaciones comentadas apuntan la necesidad de futuras investigaciones que demuestren la efectividad del Threshold® IMT en la población anciana más debilitada. Estudios futuros deberían incluir entrenamientos de mayor duración, otras posibles modalidades de entrenamiento específico de la MR, así como el grupo placebo, a fin de poder medir los efectos del entrenamiento y evitar la posible influencia del aprendizaje. Por otra parte, creemos conveniente incluir otras medidas de potencial relevancia como el efecto en la capacidad de esfuerzo y la mejora en la disnea y la calidad de vida, a través de cuestionarios validados para esta población.
En nuestro conocimiento, este es el primer estudio en la población anciana institucionalizada, con deterioro funcional y debilidad muscular, que ha aplicado un protocolo de entrenamiento específico de la MR. La novedad e importancia de este ensayo clínico reside en aspectos como: a) la media de edad (85 ± 6 años), entre 10-15 años superior a la media de edad de estudios previos; b) la utilización del Threshold® IMT; c) la medición de la PImáx, PEmáx y MVV en 4 momentos temporales, a diferencia de investigaciones previas en las que solamente se realizaron pruebas pre y postintervención11,13, y d) el tamaño muestral mayor al empleado en estudios previos (n = 5-17), tanto en adultos como ancianos, y en personas sanas y enfermas. Por último, este estudio señala la importancia de la intervención respiratoria y apunta sus dificultades en la población estudiada.
Relevancia clínicaEste estudio puede dar a los profesionales de la salud la oportunidad de ampliar su información e intervención en un colectivo cada vez mayor y hasta la fecha poco estudiado, el anciano de edad avanzada. Además, los resultados hallados en este colectivo en particular bien podrían generalizarse a otros colectivos de diferentes edades pero con condiciones de salud similares. Por lo tanto, estamos promoviendo un mejor conocimiento de los tratamientos no invasivos que pueden aplicarse en la población con comorbilidad y con importante grado de dependencia.
Como conclusión, podemos decir que la utilización del Threshold® IMT en un programa interválico de 6 semanas no produce una mejora significativa de los parámetros relacionados con la fuerza y la resistencia de la MR en la mujer anciana con debilidad muscular e importante limitación funcional.
FinanciaciónEste estudio ha sido parcialmente financiado por el proyecto PSI2010-21334.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Los autores queremos agradecer su colaboración a todas las ancianas participantes. También queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento a todos los fisioterapeutas que han supervisado el protocolo de entrenamiento, especialmente a José Moret Vilar. Por último, agradecemos su disponibilidad y asesoramiento al personal sociosanitario de las residencias de ancianos que han participado: residencias de la tercera edad Ballesol-Valencia y residencia El Amparo de Quart de Poblet (Valencia).