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Vol. 9. Issue 4.
Pages 341-350 (July 1972)
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Bocios endotorácicos
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M.. Benzo González-Novellesa
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Bocios endotorácicos

Doctor M. Benzo González-Novelles

A finales del siglo pasado hizo Wurhmann

la primera descripción de estos procesos

señalando tres variedades:

a) Bocio cervicotorácico ("plongeant").

b) Bocios endotorácicos retrosternales.

c) Nódulos tiroideos de situación intratorácica

o bocios aberrantes.

Esta clasificación es, como vemos, imprecisa

por lo que se refiere a los dos primeros

apartados, que por lo demás son los

que abarcan prácticamente la totalidad de

los casos, ya que los bocios aberrantes son

tan excepcionales que, por ejemplo, Pemberton

no encuentra ninguno entre más de

500 bocios endotorácicos estudiados, y en

nuestra casuística, que abarca 991 bocios

operados, de los cuales 96 preseritao·an.

participación endotorácica, tampoco hemos

encontrado ninguno.

Lahey divide los bocios endotorácicos en

completos e incompletos según que su

diámetro mayor transversal esté situado

por debajo o por encima de la apertura

torácica superior.

Piulactis y Cañadell, siguiendo en esto a

la mayoría de los autores, comprenden

bajo la denominación de bocio endotorácico

aquellos que presentan total o parcialmente

una localización intratorácica, designando

con los nombres de retrosternal,

mediastínico y sun:iergido a sus diferentes

variedades.

Cada autor, al ocuparse del tema, se ha

visto obligado a precisar su punto de vista,

y mientras unos consideran como bocio

intratorácico a los bocios cervicales que

presentan una prolong ación retrosternal.

otros reservan este nombre para aquellos

casos en los que el estroma se desarrolla.

casi en su totalidad en el mediastino.

Esta 1variedad de criterios nace de la

vaguedad de los límites entre lo que debe

llamarse bocio cervical con prolongación

retrosternal y bocio endotoráci co. pues

depende de la apreciación que cada autor

hace de la porción de bocio que penetra en

el tórax. unidad de medida tan subjetiva

que hace forzosamente imprecisa toda clasificación.

Lo que acabamos de decir tiene más

trascendencia de lo que a primera vi sta

pudiera parecer. La variedad de la terminología

empleada hace muy difícil, por no

decir imposible. un estudio estadístico

comparativo de los resultados obtenidos

con las distintas técnicas quirúrgicas empleadas.

así como de las cifras porcentuales

de complicaciones, mortalidad. etcétera.

Con miras a nuestro simposio de hoy

presentamos la clasificación que utilizamos

en nuestra casuísti ca y a la cual consideramos

útil al menos el punto de vista quirúrgico:

a) Bocio cervical con prolongación intratorácica,

son aquellos en que dicha prolongación

se mantien_e permanentemente

dentro del tórax, cualquiera que sea el grado

de hiperexten sión del cuello y el momento

de la deglución.

b) Bocio endotorácÍco de origen cervical,

aquellos que presentan su diámetro

341

transversa l mayor siempre por debajo del

estrecho torácico superior.

e) Bocio endotoráci<;o verdadero, los

nacidos sobre tiroides aberrantes o accesorios

intratorácicos (extraordinari-amente

raros.

NUESTRA CASUISTICA GENERAL DE

BOCIOS

Casos

Hombres....................................... 92 9,3 %

Mujeres................................ ......... 899 90,7 %

Total ................. ...................... 991

(Muy aproximadamente, un hombre por

cada diez muj eres.) Bocios con participación

torácica 96 casos.

Estos bocios se clasifican en:

72 bocios cervicales con prolongación intrato'

rácica.

24 bocios endotorácicos de origen cervical.

En relación con nuestra casuística total de

bocios, arrojan las cifras porcentuales siguientes:

Bocios · cervica les con prolongación

ir.tratorácica .............................................. 7 ,3 %

Bocios endotorácicos de origen cervical 2.4 %

La patogenia de los bocios endotorácicos

es la misma que la de los bocios cervicales.

El mecanism9 por el cual alcanzan su

desarrollo hacia el mediastino obedece,

como es bien sabido, a factores anatómicos

como son la disposición de la musculatu

ra del cuello, esternocleidomastoideos y

pretiroidea, que dificulta el desarrollo en

sentido ascendente y favorece en cambio

su cre cimiento hacia abajo: la pesantez a

la acción repetida de los movimientos de

deglución y a la influencia de la respiración,

pues en cada movimiento inspiratorio

el bocio es aspirado apenas su polo inferior

se insinúa en el estrecho superior torácico.

Su crecimiento, casi siempre lento, da

lugar a desviacíones de- los órganos del

cuello, paquete visceral y vasos. así como

de las cúpulas pleurales y grandes vasos

de pedículo cardiaco. Pero sólo excepcionalmente

se manifiestan de forma aguda

342

en casos de estrumitis, hemorragias intraparenquimatosas.

degeneración maligna o

procesos respiratorios sobreañadidos.

La sintom atología ori ginada por estas

desviaciones y compresiones de los órganos

vecinos tarda a veces años en manifestarse,

y no guarda siempre rela ción con

el volumen de la porción intratorácica del

bocio, sino más bien con su situación, y así.

un bocio voluminoso puede producir signos

de compresión traqueal en tanto que otro

de menor volumen, pero situado precisamente

en el estrecho superior torácico,

puede originarla.

No es nuestro propósito entrar ahora en

el estudio de la sintomatología ni del diagnóstico,

casi siempre fá ci l, de los bocios

intratorácicos. pues nos restaría el tiempo

necesario para ocuparnos, siquiera sea brevemente,

del tratamiento quirúrgico y para

la pre sentación de algunos casos de nuestra

estadística que consideramos encierran

cierto interés.

Presentamos las siguientes observaciones:

1 .ª E. L. G .. enferma de sesenta y tres

años. La radiografía muestra una gran

tumoración de medi astino anterior con

desviación traqueal hacia la derecha. El f lebograma

resalta la enorme circu lación vicariante

y la desviación que la tumoración

imprime a la cava superior. El estudio con

isótopos radiactivos pone bien en claro el

origen tiroideo de la masa mediastínica.

Se trata de una enferma cuyos rasgos

clínicos fundamentales se remontan a veinte

años antes, con progresiva aparición de

disnea de esfuerzo, palpitaciones y final mente

disfo nia. Dado el volumen de la

masa mediastínica fue operada por cervicomediastinotomía.

2.ª M. H .. e nf~rmo de sesenta y cinco

años de edad que presenta desde hace dos

años un síndrome típico de mediastino

superior con sfntomatología muy florida y

grave. La radiografía muestra gran d esvia~

i ón _de la tráquea a la izqu ierda, con las

características de " traquea en sable".

Operado este enfermo por cervicotomía

simple el año 1940, utilizando la antigua

técnica de la fragmenta ción y extra cción

por el polo superior de g ran parte del contenido

del estrum a. hásta reducirlo a un

diámetro que pe.rmitió su extracción.

1 .ª

Observación

Figura 3 .

Figura 1.

Figura 4 .

3.ª R. H. G .. enfe.rma de cincuenta y

tres años. La radiografía presenta macro:: ·

calcificaciones muy características de algunos

bocios intratorácicos. Existe una discreta

desviación de la tráquea y más acentuada

del bronquio del lóbulo superior derecho

en sentido caudal.

Los datos clínicos se remontan a diez

años antes, con palpitaciones, sofocos,

sudoración profusa, fuertes dolores de cabeza

y hombro, pérdida de peso y tos irritativa.

Se trata de un caso poco frecuente

de bocio hipertiroideo intratorácico. La fotografía

de la enferma muestra con claridad

el signo de Marañón. Operada por cervicomediastinotomía

media.

Figura 2 .

Figura 6.

4.ª M. A. M .. enferma de cincuenta y

cuatro años que padece un gran bocio ·iritratorácico

que desplaza la tráquea hacia la

derecha y el bronquio izquierdo hacia abajo.

M etabolismo normal. Síndrome clínico

de mediastino superior. Operada por cervicomediastinotomía.

5.ª· V. P. M .. enferma de cincuenta y

ocho años de edad. Las radiografías muestran

una tumoración de mediastino con

crecimiento principalmente hacia el hemitórax

derecho, llegando a alcanzar el media~tino

posterior. Su cuadro clíni co se 1mc1a

hace ocho años con tos seca y quintosa

que se acentúa al echarse, dolor subescaoular,

astenia, disnea, ligera disfagia, espe-

343

2.ª Observación

Figura 1.

cialmente para los líquidos. Desde el punto

de vista metabólico no aparece desviación

en sentido hiper o hipotiroideo, pues como

habitualmente la masa intratorácica está

en reposo funcional. La gammagrafía Confirma

el diagnóstico y la topografía de la

situación endotorácica.

Operada por simple cerv1cotomfa.

6.ª T. V. G .. enfermo de sesenta años.

La radiografía muestra un voluminoso bo·

cio intratorácico con múltiples calcificaciones,

con nódu los aberrantes cervicales

también ca lcificados. La compresión que

realiza sobre la tráquea hace adoptar a

ésta el aspecto en sable característico.

Cuadro muy grave de compresión mediastínica.

Operado por c'ervicomediastinotomfa

media.

7.ª F M. B., enfermo de cuarenta y un

años. La tomografía muestra el signo . de

M cCort, car acterístico de los bocios intratorácicos,

que consiste en que la desviación

traqueal se i nicia ya desde muy alto

en la región cervical, hecho que no se ve

en otros tipos de tumoraciones mediastínicas.

Ope.rado por cervicoto_!!!!.a:

Nuestra manera de proceder es la siguiente:

La preparación preoperatoria no difiere

en nada de la habitual en toda tiroidecto-

344

3 .ª

Observación

4.ª

Observación

Figura l.

Figure 4.

Figure 1.

\

\

Figura 2 . Figura 3 .

Figura 5 . Figure 6 .

Figure 2. Figura 3. Fo gura 4.

345

A. de Bronconeumología núm. 4 - 3

5 .. ª Observación

Figura 3. Figura 4.

mía y en toda intervención i ntratorácica

importante. El t ipo de técnica anestésica

empleada podemos dividirla en dos épocas

separadas por la aparición de la baronarcosis.

En la primera anestesia local con novocaína

fue preferida por la mayoría de los

cirujanos, y ha sido empleada por nosotros

de forma casi exclusiva en centenares de

tiroidectomías de todo tipo con resultados

tan excelente s q ue aún la consideramos

útil e indicada en determinados casos.

Desde la aparición, sin embargo, de las

modernas técnicas anestésicas, son estas

las empleadas corrie ntement e. Esp ecialmente

en los bocios intratoráci cos, la intubación

endotraqueal ofrece un máximo de

346

Figura 5.

seguridad, ya que mantiene la permeabilidad

de la vía aérea durante las maniobras

de extracción de la porción intratorácica

del bocio.

Respecto a la posición que el enfermo

debe adoptar en la mesa de operaciones,

en nada se diferencia de la habitual. Decúbito

supino, mesa en V, extensión de la

cabeza mediante colocación de una cuña

bajo los hombres y cuello, teniendo presente

que la extensión no debe ser forzada,

procurando el apoyo de la región occipital

para evitar la hiperexten sión exagerada de

los esternoc leidomastoideos, que dificulta

las maniobras de liberación del bocio y es

origen de algias posoperatorias.

La vía de abordaje empleada por nosotros

es la clásica cervicotomía de Kocher,

con sección baja de la musculatura pretiroidea.

La liberación de la porción cervical del

bocio con ligadura de los pedículos vasculares

ofrece a veces alguna d ificultad por la

_gran congestión vascular existente.

Siempre que se pueda se procederá a

continuación a la sección del istmo del tiroides,

para realizar Ja extirpación, total o

parcial según el caso. del lóbulo que pre-

6 .ª Observac1on

Figura 1.

7 .ª Observación

Figura 1.

sente la menor prolongación i ntratorácica

(o ninguna). maniobra que facilitará grandemente

la extirpación del lóbulo ·restante

y su prolongación intratorácica al permitir

el desplazamiento lateral del paquete visceral

(tráquea, faringe, esófaqo) hacia el lado

del lóbulo extirpado.

La maniobra de extracción de la porción

endotorácica se realiza de forma habitual

(previa separación del componente cervical

de la pared lateral de la tráquea) sometiendo

a suave tracción a la porción cervical al

Figura 2.

Figura 2.

347

tiempo que con el índice se enuclea dicha

prolongación, maniobra que naturalmente

deberá realizarse con el cuidado a que

obliga la proximidad de los grandes vasos y

del vértice pleural, de los cua les, por lo

demás, el despegamiento suele ser fácil.

Mediante ·esta técnica pueden extirparse

bocios endotorácicos de un volúmen que el

estudio radiográfico podría hacer pensar al

poco experto en esta cirugía, como imposibles

de extraer íntegros a través del estrecho

superior torácico, y, sin embargo la

consistencia habitual de estos bocios hace

la maniobra posible. La facilidad que, repetimos,

ofrecen la mayoría de los bocios

para su extracción hace que algunos cirujanos

defiendan el criterio de que la simple

cervicotomía es suficiente para todos los

casos; pero esto no es así, y ·1a experiencia

demuestra que existen casos en los cuales,

por su extraordinario volumen o por otras

ci rcunstancias (periestrumitis, calcificaciones),

hacen imperativo el P,mpleo de la

mediastinotomía. Son generalmente los

cirujanos de casuísticas más amplia s, es

decir, aquellos que lógicamente han tenido

ocasión de operar casos excepcionales, los

que abogan por el empleo de dicha técnica,

que, por lo demás, en el momento actual

.no ofrece ninguna dificultad ni aumenta

el riesgo operatorio.

Refiriéndonos a nuestra propia experiencia,

podemos decir que durante muchos

años practicamos nuestras intervenciones

de bocios endotorácicos sin esternotomía.

1 ncluso en un caso de extraordinario volumen

(Obs. 2.ª), logramos su extirpación utilizando

la antigua técnica de la fragmentación

intracapsular del tejido bocioso y de

su extracción en porciones con ayuda digital

y de cucharilla, hasta reducir su diámetro

al punto de permitir su extracción total.

El grado de perfección que han alcanzado

las técnicas quirúrgicas actuales acon-

348

sejan en los casos de bocios intratorácicos

gigantes recurrir a la mediastinotomía. Con

ello no hacemos . más que aplicar a esta

cirugía el criterio general de no realiza r

operaciones sin una amplia vía de abordaje

que permita un campo suficiente para resolver

todas las incidencias que puedan

producirse. Practicamos siempre esternotomía

longitudinal.

""La mortalidad posoperatoria en las mediastinotomías

que hemos practicado hasta

ahora es nula en nuestra experiencia, te- .

niendo en cambio que lamentar en nuestra

escasa mortalidad (0,8 por 1 oo" en toda

clase de bocios) la pérdida por hemorragia

en el posoperatorio de una enferma de un

voluminoso bocio intratorácico, extraído

por simple cervicotomía, en tiempos anteriores

a la baronarcosis.

Tanto si la extirpación se lleva a cabo

por simple cervicotomía o por la técnica

combinada de la cervicomediastinotomía,

es necesario prestar atención al tratamiento

del espacio muerto que la extirpación

del bocio origina. Este espacio, al final de

la intervención, queda generalmente muy

reducido por la reexpansión de los vértices

pulmonares· y el cambio de posición hacia

la normalidad del paquete visceral de cuello

y de los demás órganos desviados.

Para lograr en eJ menor tiempo posible

su desaparición procedemos al re lleno de

dicho espacio· con una tira de gasa, cuyo

extremo hacemos salir entre dos puntos de

la cervicotomía, colocand< entre esta gasa,

que no debe quedar apretada, un fino tubo

fenestrado de drenaje, hasta el fondo de la

cavidad. Una discreta aspiración a través

de este tubo favorece el cierre de dicho

espacio, al tiempo que permite mantener

seco el apósito y la instil ación de antibióticos.

La retirada de estos drenajes, gasa y

tubo se realizará lo más precozmente

posible.

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